El papa Francisco decidió despojar del estado clerical, la máxima sanción canónica dentro de la Iglesia, al ex arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, que en julio pasado había renunciado a su título de cardenal rodeado por las denuncias por abuso sexual en su contra. La sanción contra McCarrick, de 88 años, fue comunicada ayer por el Vaticano luego de que el Tribunal eclesiástico para casos de pederastia sacerdotal, la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo encontrara culpable de violaciones al Décalogo de Comportamiento con adultos y menores, con el agravante de abuso de poder. La sanción es “definitiva” por decisión del papa Francisco y no podrá ser recusada, informó ayer una nota del Tribunal vaticano distribuida a medios acreditados.
Recluido en una celda hace más de seis meses, cumpliendo con la oración y penitencia impuesta por el papa Francisco al aceptarle su renuncia como purpurado, McCarrick fue informado de la decisión este viernes 15 de febrero, informó el Vaticano. Con el despojamiento del estado clerical, y la reducción consiguiente al estado laical, McCarrick no podrá administrar los sacramentos, presentarse o vestir como un sacerdote ni recibir asignación económica alguna por parte de instituciones eclesiales.
La condena canónica a McCarrick es así el resultado de un proceso por el abuso sexual de un niño de 16 años cometido hace más de 50 años, considerado uno de los “delicta graviora” que tiene la Congregación bajo su órbita. McCarrick, ex arzobispo de Washington entre 2000 y 2006, está acusado de abusar sexualmente de tres menores y de varios seminaristas y jóvenes sacerdotes. El pasado 20 de julio un hombre rompió su silencio después de cuatro décadas y contó a The New York Times que el ex cardenal había abusado de él cuando era menor de edad y abrió el camino a otras denuncias. La sentencia llega además antes del inicio de la cumbre antipedofilia convocada por el pontífice del 21 al 24 de febrero.
En julio de 2018, McCarrick, de 88 años, se convirtió en el primer prelado católico en casi cien años en perder el título de cardenal, y ser obligado a abstenerse del ministerio público y a vivir en un convento de Kansas, Estados Unidos.
El Papa, con esta decisión estratégicamente anunciada, convirtió la cabeza de McCarrick en un llamado de atención de cara a la reunión que empieza el jueves y en la que participan unos 170 líderes religiosos. La reducción al estado laico es la pena más dura que contempla la ley canónica y el ex cardenal es el religioso de mayor rango en la historia reciente de la Iglesia católica sobre el que se impuso este castigo. El mensaje que busca Francisco está claro: ya nadie es intocable.