A 25 años de la llamada “Masacre de Flores”, donde mataron a los padres, los hermanos y un amigo de Matías Bagnato, en 1994, el único condenado solicitó a la Justicia que le otorguen la libertad condicional y por primera vez la familia será homenajeada en una plaza del barrio porteño donde fue asesinada.
La solicitud del ex comerciante español Fructuoso Alvárez González (58) para salir de prisión fue presentada por su defensa al juez de Ejecución Penal 1, José Pérez Arias, quien antes de resolver debe analizar los informes del Servicio Penitenciario.
“En este aniversario, me encuentro en la misma situación de todos los años porque me llamaron de la fiscalía para notificarme de que el abogado había iniciado el trámite para pedir la libertad condicional. No lo podía creer porque en mayo había sido el último pedido y me pregunto, ¿cada cuánto puede pedir este tipo un beneficio, cuántos les quedan?”, dijo Bagnato.
Según el joven, fue entonces que empezó a averiguar y se enteró de que cumplido cierto plazo de encierro, cada seis meses se puede pedir libertad condicional, y en este caso al condenado le quedan alrededor de cuatro años de cumplimiento de la pena. “De todas formas, depende de cómo lo ve cada juzgado. Algunos te dicen que la perpetua no existe, que después de tantos años tiene que salir sí o sí y en otros casos como el de (el múltiple asesino) Robledo Puch, no lo dejan salir porque los estudios no le dan”, sostuvo.
De acuerdo con los estudios que constan en la causa, realizados por la junta disciplinaria del penal de Ezeiza, Alvarez González “no tiene arrepentimiento sobre el hecho, es un psicópata” y, según Bagnato, mantiene “odio” hacia su figura y por eso lo amenazó de muerte cuando fue expulsado del país, pero luego regresó aunque lo tenía prohibido. Además, el condenado no tiene ningún vínculo que lo contenga en caso de salir de la cárcel, ya que no se habla con su familia.
En 1995, el comerciante fue condenado a prisión perpetua pero cuando llevaba cumplida casi la mitad de la pena, en 2004, fue enviado a España, liberado y regresó al país, hasta que lo volvieron a apresar en 2011 por las amenazas.
En ese momento, solicitó un nuevo cómputo de la pena y desde entonces presentó numerosos pedidos, entre ellos salidas transitorias y luego el extrañamiento, que fue rechazado en mayo pasado por la Cámara de Casación Penal y ya está firme. El extrañamiento es una figura penal que puede imponerse a un extranjero que haya cometido un delito, y consiste en expulsarlo del país y prohibirle que vuelva, por un período determinado o indefinidamente. Ahora, como ya lleva más de 20 años en prisión, pidió la libertad condicional.
“Cuando hablamos de seis meses entre un pedido y otro es no poder poner fin a esto. Es indescriptible lo que me pasa, son 25 años viviendo de esta forma. No sé qué más hay que evaluar”, opinó el joven, uno de los impulsores de la Ley de Víctimas que rige desde 2017. En esa línea, hace pocos días se reunió con la diputada Gabriela Burgos, presidenta de la Comisión Penal de la Cámara Baja, con la intención de elaborar un proyecto de ley que permita reducir los plazos para realizar este tipo de solicitudes en los casos de delitos graves.
También busca que se avance en la figura de “prisión permanente revisable”, aplicada en España para delitos gravísimos, que permite que una vez cumplida gran parte de la condena, se pueda obtener la libertad sólo en base a ciertas exigencias.
Por primera vez, para recordar a la familia Bagnato, mañana a las 18.30 se realizará un acto y se colocará una placa en la plaza Simón Bolívar, ubicada en Baldomero Fernández Moreno y Dávila de Flores, donde Matías iba a jugar con sus padres y sus hermanos.
La “Masacre de Flores” fue cometida el 17 de febrero de 1994 en la casa de Fernández Moreno 1906, donde Álvarez González roció la propiedad con combustible y generó un incendio. Por el fuego, murieron José Bagnato (42); su esposa Alicia Plaza (40); sus hijos Fernando (14) y Alejandro (9) y Nicolás Borda (11), un amigo del menor de los chicos que esa noche se había quedado a dormir, mientras que el único que se salvó fue Matías, quien por entonces tenía 17 años y saltó por una ventana. Los investigadores determinaron en pocas horas que el autor era Álvarez González, un ex socio de Bagnato que le reclamaba una deuda y amenazaba a toda la familia.