El desembarco de la aerolínea “ultra low cost” chilena Jetsmart dio el puntapié inicial a una guerra comercial con la “primera low cost argentina”, Flybondi, ofreciendo ambas pasajes a un peso por tramo. Las dos compañías, además del cruce de slogans de bajo costo, comparten las instalaciones de la terminal aeroportuaria de El Palomar y también la estrategia comercial de regalar ticket para crecer en participación en el mercado de cabotaje, emulando campañas que realizan este tipo de empresas en mercados más maduros, como el europeo. Especialistas del sector y representantes de los trabajadores alertan sobre el riesgo de que el transporte aéreo se transforme en otro vehículo de especulación de grandes grupos financieros que a la larga termine afectando la conectividad del país. “Esta es una pelea de espaldas financieras –los fondos detrás de las aerolíneas– y de prestamistas para pasar a la etapa de recuperación de la renta, la cual sucede cuando logran desplazar a las empresas tradicionales”, explicó a PáginaI12 Gustavo Lipovich, investigador y docente en materia de aviación y ex titular del Orsna.
Dentro de un mercado que comienza a mostrar signos de estancamiento y retracción como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, las low cost comenzaron una “guerra comercial” que se inició por las redes y ahora se trasladó a promoción de precios. El esquema de negocios es el mismo siempre. Un caso que suele citarse es el de la aerolínea irlandesa Ryanair, cuando inició una campaña de regalar vuelos a quienes se presentaran con pancartas en contra de Iberia, la tradicional firma de origen español a la que buscaba quitarle mercado. Las promociones llegaron a ser tan absurdas como pasajes a “-10 euros”. “Te pagaban 10 euros por volar con ellos”, recuerda Lipovich. “El tema es que cuando desplazan la competencia y dominan un mercado, lo que hacen es pedir subsidios extorsionando con dejar el lugar sin conectividad y subiendo precios por encima de lo que estaban antes de su llegada”, explicó un dirigente del gremio de pilotos.
La agresividad marketinera se desató con una cruzada mediática entre dos de las tres low cost que operan actualmente en el país. La tercera es Norwegian. Tras conocerse el desembarco de Jetsmart en El Palomar, la cuenta de Twitter de Flybondi publicó: “Bienvenidos a nuestra casa, cachái?”. Así comenzaron las chicanas. El sábado de la semana pasada Flybondi lanzó un paquete de pasajes a un peso por tramo más tasas, lo que en la práctica eran 211 pesos. Según comentaron a este diario desde la low cost, sólo ese sábado se “vendieron” 5000 pasajes y la promoción se extendió hasta mediados de la semana pasada. La promoción abarcó vuelos a destinos domésticos en junio, agosto y septiembre, luego de lo cual se mantendrá en 399 a 899 pesos por tramo. Los destinos más elegidos fueron Bariloche, Mendoza, Salta, Puerto Iguazú y Jujuy.
Jetsmart calentó luego la pelea y lanzó un stock de 5000 pasajes a un peso final por tramo. “Las tasas las pagamos nosotros”, es el slogan de la campaña de la marca chilena que detrás tiene el respaldo de Indigo Partners LLC, un fondo de inversión privado enfocado en transporte aéreo radicado en Phoenix, Arizona. “La demanda de pasajes de precios ultra bajos logró un nuevo récord el miércoles pasado, cuando concretó en 24 horas la venta de 54.734 pasajes para viajes entre los distintos puntos del país, que comenzarán a volar a partir de abril, Aún quedan cerca de 3000 pasajes de un peso disponibles en distintas fechas”, informaron desde la low cost. Luego de que se agoten los pasajes a un peso se mantendrá la promoción de vuelos desde 299 pesos (tasas incluidas).
“Lo que ofrecemos es lo que está permitido por ley y lo que no nos genera pérdida”, contestaron a este diario desde Flybondi, en referencia a cobrar las tasas. Sin embargo, con o sin tasa de impuestos incluida en el precio, se trata de un paquete promocional que no cubre los costos operativos. “En el avión hay un mix de pasajes, desde los que pagaron un peso hasta lo que lo compraron el día anterior y abonaron tarifa plena”, señalan desde Flybondi, aunque no detallaron cuántos pasajes a un peso se venden por avión. “Es la pérdida por un tiempo para instalarse en el mercado”, contestó Lipovich.
Aerolíneas Argentinas desde principios de mes comenzó a vender pasajes excluyendo servicios tradicionales para suavizar la erosión que le provoca la competencia de las low cost. El cuadro tarifario de Aerolíneas y Austral deja al margen servicios esenciales, tales como despacho de equipaje, cambio de fecha del pasaje o elección del asiento, por los cuales el usuario deberá pagar un extra. “Las aerolíneas tradicionales y las low cost están teniendo estrategias parecidas en la forma de fijar las tarifas. Esto apunta, obviamente, a recaudar más. No es en beneficio del pasajero sino para cobrarle más con esa diferenciación”, dijo a PáginaI12 el ex presidente de la línea de bandera Mariano Recalde. Cuando se inicia este tipo de guerra de precios, las que sobreviven son las que tienen espalda financiera para hacerlo. “Esta situación ya la vivimos con LAPA, que derivó en la quiebra generalizada de todas las empresas del sector. La única que sobrevivió en 2001 fue Aerolíneas que luego se vendió a Marsans”, concluyó Lipovich.