“La obscenidad está en la mirada”, dice a PáginaI12 Marina. Es médica y fue una de las protagonistas del topless más famoso de los últimos tiempos en el país, luego de que la policía bonaerense montara un inédito procedimiento para obligarla a ella y a las otras tres mujeres que la acompañaban, a cubrirse los pechos en una playa de Necochea. Incluso, llegaron a amenazarlas con llevarlas presas si se resistían a ponerse corpiño. Todo quedó registrado en videos que se viralizaron. Para Marina, el episodio se enmarca “en un recrudecimiento de la violencia policial”. “Lamento que sea noticia el cuerpo desde esta óptica y no se discuta la cultura machista y patriarcal que busca disciplinar los cuerpos de las personas leídas como mujeres”, agregó en diálogo con este diario, contenta por el fallo que archivó la causa abierta en su contra y que se difundió ayer.
Marina nació en Necochea pero vive en la ciudad de Buenos Aires. Prefiere resguardar su apellido para evitar que la hostiguen en Facebook, donde ya empezó a recibir mensajes agresivos de mentes pacatas. Trabaja en un centro de salud porteño, en la zona del Bajo Flores, donde asiste a la población de la Villa 1.11.14. Es además, activista lesbiana. Había viajado el fin de semana a Necochea con su novia, Fer, y junto a ella estaba tomando sol sin corpiño en la tarde del sábado, mateando, charlando,con otras amigas, también militantes lesbianas feministas, “dos maricas”. Y su mamá, que vive en Necochea, y que frente al hostigamiento policial, se quitó el corpiño igual que una de sus amigas.
La queja de un veraneante generó el mega operativo Sol. Pero no es la primera vez que la exposición de pechos femeninos en un espacio público provoca persecución de agentes de seguridad: en julio dos uniformadas impidieron que una joven de 22 años pudiera amamantar a su beba en una plaza de San Isidro, en el norte del conurbano bonaerense.
“No uso corpiño. Ni en invierno cuando estoy en mi casa, ni en verano en la playa, excepto para hacer deporte”, contó Marina a PáginaI12. Otras veces, dijo, tomó sol “en tetas” en Necochea y en otras playas. Estuvo hace poco un mes en Colombia, y en ese país, también lo hizo y no tuvo ningún problema. “Mis tetas parece que fueron más ofensivas que las de mi compañera porque las mías son más grandes, y las de ella, no parecen tan femeninas desde el imaginario social de lo que es femenino”, comentó a este diario, todavía sorprendida por la reacción policial y los comentarios violentos que circularon en los últimos días en redes sociales, particularmente en Youtube, debajo de los videos que registraron la escena. “La policía es el brazo armado que ejecuta los deseos fascistas de la sociedad”, opinó Marina. “En las publicidades se exhiben cuerpos femeninos descubiertos para el goce masculino. En los hospitales es habitual que las mujeres que van a parir estén con sus conchas abiertas, sin privacidad, pero nadie puede quejarse. La obscenidad pasa por la mirada. Parece que si una elige estar en tetas, no puede exponerse”, concluyó. Y celebró la decisión judicial de archivar la denuncia, al no encontrar la comisión de ninguna contravención.