Remar en la penumbra

La idea de ayudar a las personas que han caído en la dependencia a drogas está instalada cada vez más en los medios políticos, plataformas profesionales y centros asistenciales entre otras alternativas con mucha información, escasa formación y mediocre trabajo de campo.

O sea que el verdadero desafío es lograr un servicio equilibrado, entre la información precisa, la formación adecuada y poner el cuerpo con amor responsable. De esa trilogía de estrategias saldrá una posibilidad cierta, coherente y con alguna posibilidad de logros a largo plazo. 

Para pensar esta problemática se tiene que tener el conocimiento profundo de esas almas sombrías, su desencanto existencial y su entorno complotado en sus tóxicas cotidianeidades.

Descifrar cada historia clínica del sujeto, para ayudarlo a que pueda individualizarse, elegirse, que pueda proyectar su intimidad conquistada hacia un proyecto autentico y sostenido en el tiempo.

Para ello habrá que identificar y resolver esos vínculos que atrapan y producen relaciones dependientes, tomar decisiones, poner límites.  

El trabajo es éste, las otras invocaciones públicas son solo para la turba humana, para establecer entre los supuestos expertos clínicos, políticos, religiosos, terapeutas ocasionales una idea que solo estigmatiza al adicto y sus penurias miserables.

Osvaldo Marrochi

Presidente Fundación Esperanza de Vida