La crisis económica que esquilmó el poder adquisitivo de la clase trabajadora golpea a los supermercados, cuyo negocio es el consumo popular. El titular de la cadena Toledo, que opera mayormente en Mar del Plata, dijo que no sabe si aguanta hasta mitad de año y desde la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) advirtieron que la situación es generalizada entre las empresas del sector. En el último año, las grandes firmas redujeron su plantilla de personal en 6 mil puestos formales.
“Esto no da para mas, no sé si llegaremos a mayo o junio”, advirtió ayer el empresario Antonio Toledo, dueño de la cadena de supermercados homónima. “Llevamos 54 años como supermercadistas y llega el momento de tirar la llave por la ventana y que siga otro. No podemos aguantar la presión tributaria, la de los impuestos”, dijo Toledo. El ahogo tributario se maximiza por el derrumbe de las ventas ante la caída del poder adquisitivo y aumento del desempleo y por la suba de costos tarifarios. “Lo que manifiesta Toledo es bastante representativo del sector”, señaló a PáginaI12 Juan Vasco Martínez, vocero de la ASU, entidad que reúne a las grandes empresas nacionales y multinacionales del sector. Estas manifestaciones dan cuenta del malestar en el sector supermercadista, cuyo negocio depende en primer lugar del poder adquisitivo de la clase trabajadora. Las multinacionales del sector anotaron caída de la rentabilidad medida en moneda extranjera y etiquetaron a la Argentina como “economía hiperinflacionaria”. Al mismo tiempo, entidades de consumidores advierten sobre prácticas desleales de supermercados como falta de exposición de productos de Precios Cuidados y exagerada remarcación.
En el período enero-noviembre del año pasado, las ventas del sector supermercadista registraron un aumento de 27,1 por ciento en términos nominales, lo cual implica para el Indec una caída del 2,3 por ciento si se descuenta el efecto inflacionario. El último semestre fue particularmente negativo para el sector, con caídas interanuales del 2,8 por ciento en julio; 4,1 en agosto; 7,9 en septiembre; 9,9 en octubre y del 12,5 por ciento en noviembre. La caída de ventas el año pasado se monta sobre años de flojo desempeño para el supermercadismo. En 2016, las ventas subieron en términos nominales un 26,2 por ciento frente a una inflación minorista del 40 por ciento, lo que implica caída real del consumo en grandes superficies. Al año siguiente, en 2017, la facturación avanzó un 20,5 por ciento, también por debajo de la inflación del 24 por ciento del período.
“Toledo es una empresa muy sólida, tiene más de 50 propiedades en Mar del Plata y además somos productores avícolas. Pero todos los meses venimos perdiendo plata. Había una gran ilusión con esta temporada veraniega, porque con la devaluación se esperaba mayor turismo interno. Pero ha sido un fiasco tremendo”, se quejó Toledo.
En el caso de Carrefour, el balance contable a nivel global del cuarto trimestre, que cierra el período 2018, tiene un apartado dedicado a la Argentina en donde detalla que “el resultado operativo –de la filial– fue de -30 millones de euros”. Esa pérdida está influenciada por la devaluación del peso y la consiguiente inflación minorista, que fue tan fuerte en los últimos tres años que la firma aplicó para la Argentina la categoría de “economía hiperinflacionaria”, lo cual tiene un impacto favorable en el balance porque mitiga el efecto cambiario y de precios. Las ventas de la empresa cayeron medidas en euros un 25 por ciento el año pasado.
Para el grupo chileno Cencosud, el resultado operativo del tercer trimestre de 2018 tuvo una caída de 36,7 por ciento “principalmente por el ajuste contable de hiperinflación en Argentina”. Las ventas de Cencosud en Argentina a través de las cadenas Jumbo, Easy, Disco y Vea tuvieron una baja interanual del 27 por ciento medidas en pesos chilenos. Juan Vasco Martínez, vocero de la ASU, indicó a este diario que “hay una sostenida caída del consumo con incremento de costos, como es el caso de los costos logísticos y laborales. Por otro lado, no ha habido grandes resultados en el combate contra la competencia informal”. “En el último año se perdieron 6 mil puestos de trabajo en las empresas del sector a partir de un goteo de empleo, sobre un total de unos 96 mil empleados. En este momento las empresas no se dirigen cómo no ceder rentabilidad sino cómo tratar de paliar las pérdidas de dinero”, agregó Vasco Martínez.
Según la consultora especializada Scentia, el comienzo del año no cambió la tendencia para los supermercados. La caída interanual del consumo medida en cantidades en enero fue del 2,8 por ciento. Teniendo en cuenta los autoservicios, la caída fue de 7,3 por ciento (ver aparte).