Había nacido, según escribió, en un pueblo alucinante, “rodeado por un cataclismo de cumbres nevadas, con súbitas irrupciones de torrentes y de bosques fugitivos”. Cuando sus padres emigraron de Pieve di Cadore, situado al noreste de Italia, Syria Poletti quedó al cuidado de su abuela materna. Mientras sus padres trabajaban en la Argentina, ella pasó su adolescencia en un orfanato y, después de recibirse de maestra y sortear unos obstáculos burocráticos, viajó a Buenos Aires. Hasta 1944, trabajó en una escuela de Cañada de Gómez y luego continuó sus estudios en la ciudad de Córdoba, donde se graduó de profesora y traductora. En la década de 1950 comenzó a colaborar en diarios y revistas.

Gente conmigo, la primera novela de Poletti, fue un éxito de ventas y de crítica cuando se publicó, en 1961. La historia de la joven italiana que llega a Buenos Aires y padece una serie de episodios desafortunados obtuvo el Premio Internacional Losada y el Premio Municipal de la ciudad de Buenos Aires. Años después, Jorge Masciangoli adaptó la novela y Jorge Dammel la llevó al cine. Violeta Antier encarnaba a la protagonista, cuya historia tenía tanto en común con la de la escritora: también era hija de inmigrantes pobres y sufría discriminación por ser mujer y por sus condiciones físicas.

En 2017, la colección Narradoras Argentinas, del sello cordobés Eduvim, puso de nuevo en circulación esa novela de Poletti. “En los años 60 y 70 del siglo XX fue popular, muy leída y querida, aunque encasillada bajo el rótulo de ‘escritora para mujeres’. Atraviesan su obra el dolor de migrar, el abandono, la sexualidad, los embarazos no deseados, el aborto, la pobreza, el maltrato y abuso a las mujeres. En un tiempo en que no se hablaba de autoficción, ella supo aprovechar esas vivencias para la construcción de una obra en la que el cuerpo, la infancia, las pasiones y las traiciones ocupan un lugar preponderante”, dice María Teresa Andruetto, directora de la colección junto con Juana Luján y Carolina Rossi. 

“Yo no me hice escritora. Creo que nací. Después, la vida y el afán de destrucción que nos acecha acabaron por arruinarme. O por conformarme, que es casi lo mismo”, cuenta la narradora de Extraño oficio (Crónicas de una obsesión), curioso artefacto literario publicado por Poletti en 1971, donde se combinan monólogos de viejas y jóvenes, versiones inconclusas de capítulos y anécdotas signadas por el dolor, el humor y la desobediencia. “Un libro que se escribe desde adentro nace porque debe nacer. Hay fuerzas oscuras que impulsan toda creación auténtica. Pienso que toda mi vida no fue más que una larga gestación de Gente conmigo y de Extraño oficio. Esa gestación entrañable, misteriosa, debía plasmarse y salir a luz. Pero creo que nació y maduró en la fragua candente de un sentimiento de asombro y rebeldía frente al absurdo de ciertas situaciones humanas: el desconcierto de la mujer inteligente ante la mediocridad del hombre de nuestro tiempo”, testimonió Poletti en Taller de imaginería, libro que agrupa entrevistas y textos dispersos. Uno de esos convenios vetaba el ingreso al país de personas con discapacidades físicas.

Luego de su muerte, en abril de 1991, su obra entró en una zona de sombras. “Traducida y premiada, la escritura de Poletti, sutil y conmovedora, trabaja con lo que pasa por el cuerpo, en un conocimiento excepcional de la complejidad humana, donde lo único inaguantable es la sospecha de no ser amado”, agrega Andruetto. Escenas de la educación sentimental de mujeres, a cargo de otras mujeres, aparecen pintadas con crueldad en sus dos grandes novelas: Ya que quieres ser heroína, hazte santa. Reza para todos y también para el país. ¿Acaso la virtud no es el mejor heroísmo?. Poletti también publicó libros para niños y ayudó a construir el campo de la literatura infantil. En medio de un llamativo silencio en un país como el nuestro, tan afecto a festejar aniversarios, el pasado domingo 10 se cumplieron cien años de su nacimiento.