El docente se planta, escruta e interpela con gesto adusto a sus alumnos. Son todos adolescentes que susurran entre ellos, mascan chicles globo o se recuestan en sus pupitres: en la lección de hoy van a aprender a asesinar. La chocante idea de una escuela secundaria para asesinos es el –extremo– disparador de Deadly Class, la flamante serie estadounidense que puede verse por Fox Premium y FX (jueves a las 22) y que trae un gran aval de la industria: sus responsables, los hermanos Anthony y Joseph Russo, vienen de dirigir tanques cinematográficos del universo Marvel como Avengers: Infinity War o Capitán América: Soldado del Invierno.
También Deadly Class tiene origen en el mundo del comic, ya que está basada en la novela gráfica creada por el californiano Rick Remender. Con una estética filosa, que cruza el comic con el video clip, esta serie propone un alumnado multiétnico, sensual y –evidentemente, dadas las temáticas del contenido curricular homicida– conformado por estudiantes desafiantes, violentos y ásperos. Ellos giran en torno a un docente sabio, oriental y paternal, el gran Maestro Lin (protagonizado por Benedict Wong, el robusto actor británico de origen hongkonés, ya conocido en el universo seriéfilo por su gran versión del rey mongol Kublai Khan en Marco Polo). Deadly Class propone una versión maldita, border y acaso satírica del subgénero de las ficciones sobre educación, al tiempo que explota la atracción narrativa característica del mundo criminal. PáginaI12 entrevistó al actor mexicano Michel Duval, quien ya había tenido una experiencia en las series estadounidenses en Queen of the South (adaptación de La Reina del Sur) y que en Deadly Class interpreta a Chico, uno de los violentos estudiantes de la clase.
–¿Cómo hace Deadly Class para convertir una escuela –un espacio de aprendizaje para chicos, con tanta connotación positiva– en una academia para asesinos?
–Es una mezcla muy interesante, la verdad. Creo que no es solamente una escuela para asesinos, ni algo que incite a generar violencia. Es una historia más extraña que eso, es una escuela que te prepara. De hecho, el director de la escuela, el Maestro Lin, aclara desde el principio que esta escuela está hecha para destronar a los poderosos, para darles una oportunidad a los perdedores, a gente que no vale la pena, a personas que no creen. Es un ambiente en el que la gente que no cree en sí misma puede aprender a hacerlo, y en especial, puede aprender a creer en un equipo. Es una escuela que enseña a matar sólo a aquella gente que, dentro de la lógica del comic original, merece morir. Por eso prepara a los estudiantes para asesinar a figuras públicas, para asustar a la gente del poder. No es ‘les enseñamos a matar, hagan lo que quieran’: si matás a alguien que no merecía morir, a vos te irá mal en esta escuela. De todos modos, en este contexto, está claro que no hay buenos aquí: todos somos villanos, aunque algunos resulten más malvados que otros.
–¿Cómo se lleva con que su primer rol en el mercado angloparlante sea el de un villano?
–Llegar desde México a un proyecto de Hollywood, y como el villano principal de una serie tan espectacular como Deadly Class, es, sin duda, un gran logro para mi carrera. Chico es un personaje impredecible. Es el novio perfecto y de repente, en tres segundos, está matando gente. Tiene una manipulación de su entorno increíble. Todos los personajes de la serie son villanos de distintas dimensiones; son muy humanos, tienen pasados, razones que los llevan a hacer lo que hacen. Hay momentos de esperanza, hay momentos amigables, pero lo que da miedo es que nunca sabés en qué momento va a salir el asesino que cada uno lleva dentro.
–¿Por qué cree que genera tanta fascinación el mundo criminal?
–Lo que Deadly Class pretende es un mundo de ficción. Estamos dándole vida a una historia que no sucede en la vida real. Estamos ofreciendo algo diferente, no es violencia por llamar la atención: el comic es increíble, tiene una visión muy exacta de la cuestión de la violencia. Creo que esta forma de violencia con el clima de los ‘80 tiene mucho para ofrecer. Desde ya, no es bueno lo que hacen todos en este show, todos estos villanos juntos, vemos algo que no está bien. Pero también, en todo eso, hay momentos de humanidad. A los seres humanos nos gusta lo prohibido, nos gusta el porno, nos gusta todo eso que no podemos decir abiertamente en la vida real. La violencia la tenemos todos dentro, sólo que hay gente que no la puede controlar.