El presidente Lenín Moreno corrió de apuro al Fondo Monetario Internacional, con el que cerró un acuerdo por 4200 millones de dólares. Ecuador recibirá además 6.000 millones de dólares del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de Desarrollo de América Latina, el Banco Europeo de Inversiones, el Fondo Latinoamericano de Reservas y la Agencia Francesa de Desarrollo.
Moreno, quien asumió por el partido Alianza País del expresidente Rafael Correa y luego cambió su rumbo de gobierno hacia políticas de austeridad y reformas alineadas a las recetas del FMI, aseguró que los más de 10.000 millones que recibirán será con “tasas que en promedio no superan el 5 por ciento y con plazos de hasta 30 años”.
De acuerdo al Fondo, el objetivo del préstamo es impulsar "una economía más dinámica, sostenible e inclusiva". "Me complace anunciar que el personal técnico del FMI y las autoridades ecuatorianas han llegado a un acuerdo en apoyo del plan de política económica", indicó anoche Anna Ivanova, jefa de la misión del FMI para Ecuador.
Con un discurso conocido para los argentinos, Moreno prometió recuperar la confianza de los países extranjeros. "Hemos vivido tiempos difíciles, pero el hecho de que el mundo confíe y crea en nosotros demuestra que estamos en el camino correcto", apuntó el gobernante, al asegurar que con las medidas tomadas está salvando la dolarización implementada desde el 2000 en Ecuador.
A finales de enero, el ministro de Economía y Finanzas ecuatoriano, Richard Martínez, destacó que el país había "reconstruido" su relación con el organismo financiero internacional tras la llegada al poder del presidente Lenin Moreno en 2017 y estaba ya en conversaciones para encontrar una "solución sólida" sobre sus necesidades de financiación.
En la antesala de la llegada del Fondo, el gobierno redujo la semana pasada el número de instituciones públicas y eliminó subsidios a los combustibles, lo que desembocó en más de una semana de protestas continuas para pedir la renuncia de Moreno.