Al inaugurar ayer en Roma la reunión de los obispos presidentes de la conferencias episcopales de todo el mundo sobre “La protección de los menores en la Iglesia” el papa Francisco se refirió sin eufemismos al “flagelo del abuso sexual perpetrado por hombres de Iglesia contra menores de edad” y afirmó de manera por demás categórica que “el Pueblo santo de Dios nos mira y espera de nosotros, no solo simples y obvias condenas, sino disponer medidas concretas y efectivas”.
Con el aula sinodal colmada por los aproximadamente 190 participantes entre los cuales se cuentan cardenales, arzobispos y obispos, Jorge Bergoglio pidió “discutir juntos, de manera sinodal, sincera y profunda, sobre cómo enfrentar este mal que aflige a la Iglesia y la humanidad” porque es necesario escuchar “el grito de los pequeños que piden justicia” y porque “sentimos el peso de la responsabilidad pastoral y eclesial”.
El día anterior, el arzobispo maltés Charles Scicluna, uno de los obispos a quien el Papa confió la organización del encuentro episcopal se había reunido durante dos horas con una docena de representantes de víctimas de abusos sexuales en la Iglesia. En esa ocasión los participantes volvieron a reclamar “transparencia” y decisiones “concretas”.
Ayer el Papa hizo distribuir entre los participantes un documento con “líneas-guía” para ayudar a la reflexión que recogen esta misma mirada, sintetizan propuestas llegadas desde la conferencias episcopales y también de quienes han sido víctimas de abusos. “Viene de ustedes y vuelve a ustedes, y no quita la creatividad que pueda surgir”, le dijo Francisco a los obispos reunidos.
En su oración final el Papa pidió a Dios “que nos sostenga en estos días y nos ayude a transformar este mal en una oportunidad de conciencia y de purificación” y la Virgen María que “nos ilumine en el intento de curar las graves heridas que el escándalo de la pedofilia ha causado, tanto en los pequeños como en los creyentes”.
Tras la alocución inicial del Papa intervino el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, con una ponencia titulada “El olor de las ovejas. Sentir las dificultades y curar las heridas, centro de la tarea del pastor”. Más tarde el arzobispo Charles Scicluna, se refirió a “la Iglesia como hospital de campo” y pidió “asumir la propia responsabilidad”.
El encuentro permitirá el trabajo en comisiones por grupos lingüísticos y se extenderá hasta el próximo domingo.