Luego de tres meses de calma, la fuga de divisas retomó en enero el sendero ascendente. En el primer mes del año, la salida bruta de divisas para formación de activos externos alcanzó los 5748 millones de dólares, una cifra que no se alcanzaba desde mayo de 2018, en plena corrida cambiaria. Los ingresos de activos externos, en tanto, sumaron 4027 millones de dólares, siempre de acuerdo a las cifras del Banco Central, con lo cual el balance de formación de activos externos arrojó un saldo neto de fuga o de salida de 1721 millones de dólares. Esta cifra duplicó la salida neta registrada en diciembre (862 millones) y más que cuadruplicó la correspondiente a noviembre (408 millones). También superó ampliamente, casi en un 50 por ciento, a la fuga del mes de octubre de 2018 (1163 millones de dólares).
El año 2018 fue el de mayor fuga de capitales desde la crisis institucional de 2002. En los doce meses del año pasado, la formación neta de activos externos alcanzó los 27.230 millones de dólares. Esta cifra representa el principal problema para el sector externo de la economía argentina, puesto que es el mayor flujo de salida de divisas en el balance cambiario. Al no ser compensado por inversiones externas ni por saldos favorables en la cuenta corriente de la balanza de pagos (por comercio exterior o pago de servicios), dicho desequilibrio es el que impone la necesidad de endeudarse.
Después del terremoto cambiario de 2018, que entre los meses de mayo y septiembre (incluidos ambos) representó una fuga de capitales de 15.810 millones de dólares, tanto el mercado cambiario como el movimiento de activos externos entró en una relativa calma. A partir de octubre, y en la sumatoria de todo el cuarto trimestre del año, el ritmo de fuga descendió (aunque sin dejar de tener un resultado negativo mes tras mes) totalizando 2433 millones de dólares. De una media de 3162 millones de salida mensual en los cinco meses previos, en los últimos tres meses del año la fuga promedió 811 millones de dólares. El comportamiento de los capitales en enero marca una peligrosa reversión de la curva, ya que en el primer mes del año más que se duplicó el promedio de fuga del último trimestre de 2018.