Paz Ochoteco es directora ejecutiva de la Fundación Temas y especialista en temas ambientales. Analizó el impacto de la falta de agua potable en el barrio y denunció la ausencia de una política integral para resolver la emergencia sanitaria en la Villa 21-24.
–¿Cómo impacta la falta de agua potable en la vida cotidiana de los vecinos del barrio?
–En el barrio viven hoy, aproximadamente, 70 mil personas. Según nuestros relevamientos, casi el 60 por ciento de las familias no cuenta con el agua necesaria para cubrir las necesidades domésticas básicas y un enorme porcentaje no recibe agua con las características que debería tener –es decir, sin olor, sin sabor y sin color–. Y ahora confirmamos una contaminación bacteriológica en el agua. Eso afecta a la salud de los vecinos, especialmente a los niños, niñas y ancianos. Tenemos registrados muchos episodios de diarrea y afecciones respiratorias, que a su vez se agravan por las condiciones de las viviendas. Tenemos un montón de pibes y pibas con plomo en sangre y enfermedades ligadas a la falta de acceso al agua potable y la falta de saneamiento básico del barrio. Otra de las consecuencias tiene que ver con las parasitosis en niños y niñas: tenemos niños que cursan hasta cinco parasitosis en simultáneo.
–¿Qué obras se están llevando adelante y en qué estado están?
–En este momento en el barrio están en ejecución dos obras. La primera está en el marco de la “Causa Mendoza”, a través de la implementación del PISA (Plan Integral de Saneamiento Ambiental) y es una obra que está coordinada por la UPE Cumar con intervención del Ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad y con Acumar como autoridad de la Cuenca auditando todo ese proceso. Esta obra tiene un financiamiento del Banco Mundial de 291 millones de pesos y abastecería del servicio de agua, cloaca y pluvial a 28.000 personas que viven en el área comprendida entre las calles Luna, Osvaldo Cruz, Iguazú y el Riachuelo. Debería haber estado terminada para marzo de 2018, pero hoy recién está en un 34 por ciento de avance. La segunda obra es un anillado que solo se hace en la periferia del barrio y que lo que haría es solamente levantar la presión del agua del tendido preexistente e informal.
–¿Tuvieron alguna respuesta oficial sobre estas demoras?
–Lo que sucede en una de las zonas del barrio está enmarcado dentro de la causa judicial por el saneamiento del Riachuelo. A partir de ahí, hubo una resolución judicial del juzgado federal de Morón, que hoy está incumplida por el gobierno. En esa resolución, se ordenaba a poner canillas comunitarias y definir un protocolo de emergencia y un plan de contingencia. Pero hoy ese plan es insuficiente y está incumplido en sus acuerdos más básicos. Algo que hemos denunciado varias veces pero no tuvimos respuestas. La falta de respuesta y la situación de emergencia sanitaria que vive la villa 21 responde a que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sigue sin asignar presupuesto al mejoramiento y al saneamiento de la Villa 21-24 y solamente utiliza los recursos de una causa judicial histórica e incumplida para hacer algunas intervenciones. Es decir, no es una política del gobierno porteño.