Ovación para Leo Ponzio cuando antes del partido le entregaron un cuadro con una camiseta por los 300 partidos con el club.
Aplausos y cantito para Milton Casco cuando se retiró lesionado antes del primer minuto de juego por un golpe muy fuerte en un mala caída. Después se confirmó que había sido fractura de la clavícula, lo que lo mantendrá alejado entre dos y tres meses de las canchas.
Tibios aplausos para De la Cruz, que entró en lugar del lateral y obligó a cambios posicionales: Mayada de 4, Pinola de 3, Rojas de marcador central, De la Cruz al medio
Aplausos para Ignacio Fernández cuando se retiró por una lesión en el isquiotibial izquierdo (hay un par de antecedentes en esa zona), que podría tratarse de un desgarro.
Aplausos para el pibe Cristian Ferreira cuando lo sustituyó. A veces se apura un poco para buscar el arco, pero gambetea bien, es veloz y tiene buena madera.
Ovación para Juanfer Quintero cuando hizo el primer gol y cuando salió con algunas molestias sobre la mitad del segundo tiempo. El tipo parece que sólo hace golazos. A los 31 minutos del primer tiempo inició la jugada con un toque pinchado a Prato, fue a buscar la devolución (un sutil toque con el revés del botín izquierdo del 9) y cuando le llegó la pelota levantó la cabeza, abrió bien el pie izquierdo y la clavó con comba lejos de Carranza. Fue el mejor de su equipo con su toque distinguido, su pegada y su habilidad para encontrar siempre espacios libres. Da gusto verlo, cuado engancha o cuando mete estiletazos con una zurdita vistosa. Lo reemplazó Matías Suárez, que también se ganó aplausos cuando en una jugada de flipper, después de varios rebotes, metió el segundo gol.
Aplausos en general para el equipo en el final con un poco de susto por una victoria que debió ser más holgada, más tranquila. River manejó siempre los tiempos del partido. Fue más criterioso en el manejo de la pelota y solo le faltó un poco más de justeza en la última puntada de las múltiples situaciones de gol que generó por diferentes vías. Creó mucho y además recibió notables ventajas defensivas de su rival, pero chocó contra las manos del arquero Carranza, el mejor de los suyos. Lo llamativo es que River, que debió ganar por varios goles, terminó apretado por el rival que descontó cuando se acababa el tiempo reglamentario en una buena corrida de Ramiro Costa, que superó en velocidad a Martínez Quarta y remató con fuerza sobre la salida de Armani, que no pudo oponer resistencia.
No hubo aplausos para Delfino, pero sí un silencioso agradecimiento por no haber cobrado el penal que le pudo dar el empate a San Martín. En una de las ultimas jugadas del partido, Benítez remató al arco, Rojas se interpuso en el camino de la pelota, extendió su brazo derecho ampliando el volumen de su cuerpo y ahí dio la pelota. Era penal. Delfino no lo vio.
Final con una renovada ovación para el Muñeco Gallardo, que sigue llevando de la mano a su equipo para lograr la clasificación a la Copa Libertadores de América del año próximo. A River le falta jugar con Newell’s, Independiente y Tigre de local y con Atlético Tucumán y Talleres de visitante. Lo único que le preocupa al entrenador es que con un plantel y la obligación de jugar la Copa de este año, tiene lesionados a Palacios, Montiel, Casco y Fernández. Pero le sobra paño igual.