Septiembre de 2018. Estadio Aldo Cantoni de San Juan. Última serie de Copa Davis con el formato tradicional. Todas las luces se posaron, durante una semana, sobre tres personas. Con el resultado puesto entre Argentina y Colombia, ya clasificados en la previa para el Grupo Mundial debido a la reestructuración, los capitanes Gastón Gaudio, Guillermo Coria y Guillermo Cañas se llevaron los flashes y fueron el foco de los medios. Los dos primeros, sobre todo, por aquella rivalidad que encarnaron en sus años de jugadores.
El triunvirato de conductores, sin embargo, contó con el aporte fundamental de un colaborador que trabajó a destajo entre las sombras. El cerebro del equipo. El que armó el esquema de entrenamientos, el que no dejó concepto sin anotar en sus famosos cuadernos, el que se desempeñó a los ex integrantes de La Legión y resultó un hombre clave en el armado con vistas a 2019.
Gustavo Marcaccio lleva diez años de carrera como entrenador y la Asociación Argentina de Tenis lo designó como subcapitán del equipo de Copa Davis, que ahora tendrá a Gaudio como única cabeza en las finales de Madrid –del 18 al 24 de noviembre; Argentina recibió una invitación y compartirá el grupo “C” con Alemania y Chile–.
Cachito le concedió una entrevista a Líbero en pleno sorteo de las zonas y conoció a los rivales del seleccionado nacional durante la nota. “Si es que Alex Zverev no juega, tendremos que pensar en Kohlschreiber, Struff, Gojowczyk, Marterer. Pero juegue quien juegue, más allá de los hermanos Zverev, que de cualquier manera no sabemos si van a estar, va a ser duro. También pueden armar un buen doble, con Krawietz y Mies, aunque hay que ver qué rodaje tienen sus jugadores en Copa Davis. Y Chile viene con toda la oleada nueva, con Jarry, con Garin. Complicado por una cuestión de juventud y también de rivalidad. Habrá presión para ambos, pero sobre todo para nosotros”, analizó en caliente apenas conocidos los cruces.
El hombre que está en todos los detalles y que ahora entrena al japonés Taro Daniel –73° del mundo– vivirá su máxima experiencia en España una década después de haber finalizado su carrera como tenista. En diálogo con este medio, se muestra confiado: “Tenemos jugadores que rindieron parejo a lo largo de los años, tanto en canchas rápidas como en condiciones rápidas, porque a veces la cancha rápida puede llegar a ser más lenta. En este caso se supone que será similar a la del Masters y creo que tenemos jugadores con condiciones para rendir”.
–Hace diez años que te retiraste, ¿cómo fue el camino desde tus inicios como coach hasta llegar a ser subcapitán de Copa Davis?
–A veces me pongo a hacer un poco de introspección y me pregunto desde cuándo uno empieza a aprender, a nutrirse de conocimiento para después transmitirlo. Lo que viví como jugador no fue una experiencia de elite, transité en un segundo pelotón, pero siempre estuve atento a las cosas que podía absorber y me mantuve cerca de gente que podía darme herramientas. Siempre pensé en la excelencia, aunque quedé un poco lejos de eso. Esa postura que tuve en mis años de jugador después me sirvió en mi etapa de entrenador. Todo eso sin saberlo, claro, porque uno no lo lleva en la cabeza; quizá los futbolistas ya empiezan a hacer el curso de técnico mientras juegan. Yo no lo tenía en el horizonte y es algo que hoy me apasiona.
–¿Cómo fue tu experiencia en San Juan, con el formato ya modificado y con ambos equipos clasificados? ¿Qué te pareció el trío de capitanes?
–Fue muy enriquecedor. Yo insistí con el mensaje para los chicos y de alguna manera instamos a los capitanes a que nos contaran todo lo que vivieron, porque fueron tres tipos que jugaron a un nivel altísimo, que vivieron cosas fuertes y situaciones que les dejaron un aprendizaje. No hay nada mejor que convivir con ese tipo de personas en tu equipo. La diversidad que tienen sus personalidades generó que fuera enriquecedor para todos. Dentro de lo que te permite una serie de Copa Davis, que no son más de siete noches, intentamos sacarles el jugo; ahí estaba un poco mi función, ordenar esas cuestiones y administrar los tiempos para que todos pudiéramos aprovecharlo, más allá de un resultado que no era determinante. Transitamos esa semana con el objetivo de nutrirnos.
–En la burbuja de la serie se habló de tus cuadernos y de lo meticuloso que sos como entrenador…
–En realidad empecé a anotar porque no tengo buena memoria. De chiquito escribía lo que me pasaba en los partidos; después empecé a notar que escribir me incorporaba mejor un montón de conceptos. Y al no tener buena memoria muchas veces tengo que recurrir a esas páginas para saber qué fue lo que pasó esos días. Después no hay que darle más trascendencia de la que tiene. No por tener un cuaderno y escribir soy mejor entrenador que otro que no escribe. Es parte de la metodología o, simplemente, algo que a mí me ayuda y me hace sentir que hago bien mi tarea.
–¿Esta etapa con Gaudio será nueva?
–Esto recién se empieza a gestar. Se gestó con aquel equipo de transición y ahora nosotros tenemos que empezar a armar lo nuestro. Queda muy lejos el 18 de noviembre, hay cosas que podemos hacer pero al mismo tiempo la carrera del tenista es un límite. Al competir semana a semana el capitán no puede interferir continuamente. Quizá el formato anterior generaba que uno tuviera tres o cuatro compromisos en el año que ordenaban el calendario. Ahora tenemos que crear un plan sin demasiadas acciones, primero por la carrera del jugador y segundo porque todo esto requiere de presupuesto, y sabemos que la Asociación no está bien en ese aspecto. El último semestre va a ser clave en el armado del equipo, sobre todo para ver quiénes son los que llegan mejor. En ese momento nuestro rol, más que nada el de Gastón, va a ser muy importante. Mientras tanto haremos un seguimiento básico y estaremos cerca de los chicos. Tampoco podemos estar muy encima porque es un peso más que acarrea el jugador. El tenista todas las semanas rinde examen, no queremos que ellos rindan uno más. Hay que encontrar un equilibrio hasta el US Open, después será una tarea más intensiva.
–Más allá de la situación financiera de la AAT imagino que harán viajes.
–Yo con Taro voy a viajar quince semanas y en muchas voy a coincidir con jugadores argentinos. Ahí va a haber un seguimiento de mi parte. Gastón va a viajar a otros torneos además de esas quince semanas para poder hacer su propio scouting. Después de Roland Garros evaluaremos con qué presupuesto contamos para ver qué otros viajes podemos hacer.
–¿Cómo es la relación con Gastón? ¿De qué forma se van a complementar?
–Gastón es una mente brillante. Para algunos incomprendida; otros pueden sacarle provecho. Más allá de la amistad y de la buena relación de años, yo siempre busqué entender sus mensajes encriptados, esa personalidad tan particular que tiene. Es un tipo que te deja muchas enseñanzas, tiene una historia de vida con el tenis muy especial. Tiene mucho para enseñar. Y más allá de no haber sido entrenador, sabe ver muy bien el tenis, lo aprendió con grandes formadores. Eso le permitió entender muy bien el juego; y, por sobre todas las cosas, dentro de la cancha tiene mucho sentido común. ¿Cómo nos vamos a complementar? Honestamente no lo sé porque no llevamos tanto tiempo de trabajo. Pero lo imagino de esa manera. Hay que aprovechar todo su conocimiento, esa perspectiva diferente que tiene del tenis por haber sido tan bueno, y yo estaré detrás para ordenar un poco todas esas ideas y aportar también lo mío.