Con un desplome del 8,7 por ciento en diciembre, las cantidades vendidas por los supermercados cerraron 2018 con una contracción del 3 por ciento. La caída del consumo interno se explica por la caída en el poder adquisitivo de los salarios, la precarización laboral, la destrucción de puestos de trabajo, el desmantelamiento de Precios Cuidados, las altas tasas de interés y la pérdida en la capacidad de compra de los jubilados. Los elementos forman parte de la escenografía económica instalada a lo largo de los últimos tres años pero sus dosis se incrementaron al ritmo de la corrida cambiaria y el programa de austeridad. El costo de la aparente estabilización financiera alcanzada a través del plan de ajuste fiscal, contracción monetaria y libre flotación del dólar supervisado por el FMI fue la profundización del escenario recesivo. La crisis se extendió sobre alguna de las grandes cadenas como Carrefour, Walmart y Día que en ese contexto comenzaron a cerrar locales y despedir trabajadores. Aunque incrementaron su participación en las ventas totales, los autoservicios mayoristas marcaron una merma de 12,4 por ciento en diciembre y una contracción de 3,2 por ciento en el año. Los informes difundidos por el Indec muestran además que las cantidades vendidas por los shoppings cedieron un 13,3 por ciento al finalizar el año pasado. Con ese desempeño, la facturación acumuló una merma de 2,4 por ciento en doce meses.
Uno de los factores fundamentales para explicar la caída en las ventas de los supermercados y mayoristas es la pérdida en la capacidad de compra de los salarios que el año pasado experimentó su mayor caída desde 2002. Estimaciones elaboradas por el programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (Cetyd) de la Universidad de San Martín indican que el poder adquisitivo se contrajo en promedio un 13 por ciento a lo largo de 2018. Los trabajadores estatales, los gastronómicos, los empleados de la industria del calzado anotaron las caídas más relevantes. Los trabajadores del sector no fueron ajenos a la contracción de los ingresos. Como evidencia el reporte del Indec, el salario promedio de los cajeros, administrativos y repositores de los supermercados marcó en diciembre un aumento de 24,7 por ciento frente al mismo mes del año anterior. La cifra está más de 23 puntos porcentuales por debajo de la inflación que escaló hasta 47,6 por ciento en diciembre pasado.
La destrucción de empleo constituye otro elemento relevante para evaluar la contracción del consumo interno. Las últimas cifras oficiales publicadas muestran que en noviembre se contabilizaban 172.200 puestos de trabajo registrados menos que el mismo mes del año anterior. Entre los sectores más afectados sobresalen la industria y el comercio. Las cifras publicadas ayer por el Indec corroboran el impacto sobre las grandes cadenas de supermercados como Carrefour, Walmart y Día. La caída de 3,3 por ciento interanual en la cantidad de cajeros, administrativos y repositores del sector representa la destrucción de 3074 empleos en diciembre pasado frente al mismo mes del año anterior.
Entre los centros de compras relevados se destacó la contracción de 23,4 por ciento en las ventas de electrodomésticos. La caída registrada entre los shoppings ubicados en el conurbano bonaerense está expresada en términos nominales. O sea, las ventas de los electrodomésticos se desplomaron incluso si no se contempla el impacto de la inflación. El segmento se vio afectado por los aumentos en los productos importados tras la devaluación y el deterioro en las condiciones de financiamiento por el aumento en las tasas.
Con menos rezago que las cifras oficiales, el indicador de consumo elaborado por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) que depende de la Fundación Germán Abdala se contrajo en enero un 9,3 por ciento frente al mismo mes del año pasado. La octava contracción consecutiva estuvo explicada por la caída interanual en las ventas de autos del 54 por ciento mientras que el IVA marcó una baja de 8,1 por ciento. Entre los elementos que componen el indicador figura el elaborado por la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) donde las ventas minoristas se desplomaron un 10 por ciento en enero.