A los 88 murió Basilio Lami Dozo, jefe de la Fuerza Aérea entre 1981 y 1982, y como tal, miembro de la Junta Militar junto al general Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Anaya. Los tres fueron los responsables de embarcar a la Argentina en la incursión del 2 de abril de 1982, que derivó en la guerra de Malvinas.
Al término del conflicto, Lami Dozo se sentó en el banquillo de los acusados en el Juicio a las Juntas de 1985, por los crímenes de la dictadura, pero resultó absuelto junto a sus compañeros de junta y el brigadier Omar Graffigna. El fiscal Strassera lo había acusado de 239 secuestros.
Sin embargo, fue a la cárcel condenado por los propios militares. El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas lo juzgó, junto a Galtieri y Anaya, por su actuación en la conducción de la guerra con Gran Bretaña. El Informe Rattenbach, publicado en 1983, y que analizaba la campaña de Malvinas, fue lapidario con los jefes militares. Lami Dozo fue condenado a ocho años de prisión en 1986.
Su cautiverio terminó en octubre de 1989, cuando el presidente Carlos Menem lo incluyó en su primera tanda de indultos. La creación de un Consejo de Brigadieres, por iniciativa de Antonio Erman González cuando era ministro de Defensa, llevó en 1991 a que formara parte del grupo de asesores, con lo cual volvió a cobrar sueldo como militar activo.
En 2003, su nombre integró la nómina de 40 militares cuya extradición pidió el juez español Baltasar Garzón, lo cual lo llevó a cumplir prisión domiciliaria durante un tiempo.