La de la cantante trans Jackie Shane es una de esas vidas que, vuelta viral por sus entreveros múltiples, bien podría ser hecha miniserie en manos de Hollywood, es decir, reviralizada. Nació en 1940 en Nashville, EE.UU. y fue talento precoz en la congregación religiosa a la que asistía con su familia y cuyo coro integraba. Adquirió práctica tocando la batería y formó parte de agrupaciones efímeras e itinerantes hasta que a los veinte, y radicada en Montreal, se convirtió en vocalista principal de la orquesta de jazz Motley Crew. Fue con esta formación que Shane conoció el que sería su único gran éxito, un cover del tema “Any other way”.
Durante años conservó un estilo que se acercaba al masculino de la época, es decir, de traje o smoking para sus presentaciones, aunque con detalles propios del guardarropa femenil, como broches o telas delicadas en sus camisas. Para muchxs era un hombre gay, y para otrxs, una mujer lesbiana, tales eran su androginia y amaneramiento. Su nombre escénico, coincidente con el de su identificación, funcionaba para alimentar una ambigüedad que ella, en rigor, no perseguía. Sobre fines de la década del ‘60 comenzó a presentarse como mujer, ataviada en vestidos, pelucas y tacos, con el riesgo que ello implicaba en años en que la homosexualidad aún estaba penada tanto en los Estados Unidos como en Canadá –ni qué hablar del crossdressing–. A pesar de haber recibido múltiples ofertas para aparecer en shows televisivos, prefirió siempre el contacto directo con el público. En 1971, cansada de la vida pública, decidió retirarse casi sin haber dejado rastros y se instaló nuevamente en su ciudad natal para cuidar de su madre enferma.
Convertida en figura de culto por su personal talento escénico y musical, sumado a su escasa pero estupenda obra registrada y su desaparición repentina, Shane fue objeto de rumores durante décadas. En 2010 se intentó ubicarla para un documental radial, sin resultados, hasta que siete años más tarde se supo que seguía en Nashville. Fue entonces que accedió a que sus grabaciones de estudio y en vivo pudiesen ser compiladas en un álbum remasterizado, que casualmente ganó como Grabación Histórica en la última entrega de los premios Grammy. Llegó a disfrutar este triunfo tardío y hasta comenzó a contemplar la posibilidad de volver a la escena. No fue hasta una de las escasas entrevistas concedidas en esta última porción de su vida pública que se refirió a sí misma como una mujer trans, algo que siempre tuvo claro pero que durante su carrera debió reservar para el entorno privado por precaución. Falleció en su ciudad natal el 21 de febrero último, quizás a punto de reencontrarse con su público.