El Banco Central sigue sin darle respiro al tipo de cambio. Subió de nuevo la tasa de interés de las Leliq y la ubicó por encima de 50 por ciento. La intención del organismo de hacer bajar los rendimientos de la economía por abajo del 40 por ciento a finales de febrero quedó en el olvido. La prioridad del organismo ahora es evitar cualquier incertidumbre en materia cambiaria e intentar frenar la expectativa de devaluación e inflación del mercado. Economistas consultados por este diario aseguraron que la economía se mueve en un sendero que no asegura la estabilidad y plantearon que en el Central siguen sin entender que el principal problema es la fuga de capitales.
El organismo a cargo de Sandleris fijó la tasa de interés en 50,06 por ciento, contra el 49,82 por ciento de la jornada anterior. La entidad volvió a subir el rendimiento de las letras de corto plazo, a pesar que la divisa había frenado su volatilidad en los últimos días, bajando hasta los 40 pesos, misma cotización en la que cerró ayer la jornada. El organismo no quiere especular con la posibilidad de un nuevo rebote de la divisa, que puede volver incontrolable los problemas de precios del mercado interno. El tipo de cambio mayorista finalizó en 38,87 pesos, con un retroceso de 18 centavos.
El retroceso de 60 a 43 por ciento de los rendimientos de las Leliq en las primeras seis semanas del año empezó a evaporarse. “La baja de la tasa de interés fue ingenua”, dijo a este diario Mercedes Marcó del Pont, ex presidenta del Central. Planteó que “el intento de domesticar el tipo de cambio les va a resultar complicada porque siguen sin entender cuál es el problema de base: la fuga de capitales”. Dijo que en la zona de no intervención, por pedido del FMI, la idea es dejar flotar el dólar pero se juega con fuego.
La economista, titular de la Fundación FIDE, aseguró que la dolarización bruta de enero fue la más alta de toda la serie de balance cambiario. “La dolarización de carteras no aflojó. El tema es que hubo algunos que desdolarizaron para apostar a la tasa de interés pero antes o después estos pesos vuelven al dólar. Sin controles, los plazos fijos van a terminar pasando a moneda dura. La fuga sin regulaciones termina en corridas cambiarias”, aseguró.
La economista de EcoGo Marina Dal Poggetto compartió la idea que el Central no necesariamente busca un tipo de cambio pegado al piso de la banda cambiaria. “La intención del programa es que el dólar flote entre las bandas. Pero en la autoridad monetaria saben que deben frenar a tiempo situaciones que puedan generar pánico cambiario. La suba de tasas de estos días no fue para tener el dólar de nuevo tocando el piso de la zona de no intervención sino para tener un botón antipánico contra saltos pronunciados de la divisa”, mencionó. La consultora planteó que la tarea no es sencilla porque con libre movilidad de capitales es casi imposible mantener el dólar quieto.
“Estamos en un momento en donde el equilibrio no necesariamente es estable. La tasa puede seguir en alza para frenar los sobresaltos pero el margen para evitar nueva inestabilidad es muy fino”, indicó. Aseguró que en 2019 el nivel de las tensiones lo va a terminar definiendo la política. “El resultado de las elecciones es binario y esto hace que las expectativas sean las que definan gran parte de la suerte económica”. Subir la tasa de interés no es expansivo. Pero en un país con altas expectativas de devaluación e inflación la baja de las tasas tampoco permite impulsar el mercado interno.