El arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, grabó un mensaje de voz que rápidamente se viralizó en redes sociales y grupos de Whats- App. En el audio, el cura llamó a los fieles a “custodiar” la vida del feto que llevaba en su vientre la niña de 11 años de Tucumán que había sido violada por la pareja de su abuela. El arzobispo usó para ello el verdadero nombre de la nena, lo que vulneró aún más su intimidad solo horas después de que grupos antiderechos se reunieran para rezar y cantar en contra de la ILE en la puerta de Hospital Eva Perón mientras se preparaba la intervención médica.
No es la primera vez que Sánchez interviene más allá de lo estrictamente religioso en la provincia: el año pasado, durante el Te Deum del 25 de mayo, Sánchez aprovechó su estelaridad en el púlpito para presionar a las y los diputados provinciales que, semanas después, debían votar en la sesión por la legalización del aborto. El jerarca tucumano es, además, a quien recientemente el papa Francisco confió la investigación eclesiástica de las denuncias contra el ex obispo de Orán –y actual funcionario en el Vaticano–, Gustavo Zanchetta, acusado de “abusos sexuales y de poder”.
“Sabemos que vale toda vida y por eso los invito a que podamos cada uno de nosotros comprometernos cotidianamente a custodiar, a cuidar, a servir toda vida humana, porque toda vida vale”, dice el cura en un primer momento. Poco después, hizo el pedido concreto: “Lo importante es que cada uno de nosotros tome conciencia de esto sabiendo que tenemos que custodiar, cuidar y servir la vida de (…), de su bebé”. Sánchez dio el verdadero nombre de la niña, el mismo que sus abogados y familiares estaban evitando que se hiciera público para no vulnerar sus derechos de intimidad y privacidad.
El arzobispo pidió a los católicos unirse “en oración” y ejercer “un compromiso real de custodiar toda vida humana y de defender toda vida humana con pasión, con valentía y mucha generosidad y entrega”.
El 25 de mayo del año pasado, Sánchez aprovechó la atención política concentrada en la catedral provincial para presionar pública y explícitamente a las y los legisladores nacionales tucumanos, en las semanas previas a la sesión que trataría el proyecto de aborto. “Yo Carlos Alberto quiero llamarlos por su nombre a ustedes Beatriz, Teresita, Gladys, Alicia, José Fernando, Facundo, Pablo, Marcelo y José, diputados tucumanos, para decirles que tienen un nombre porque tienen vida y tienen la responsabilidad que les ha confiado el pueblo tucumano: voten por la vida, por el cuidado y defensa de la vida de todo argentino porque vale toda vida”, dijo durante el sermón, al referirse a las diputadas Beatriz Avila, Teresita Villavicencio, Gladys Medina, Alicia Soraire y sus pares José Orellana, Facundo Garretón, Pablo Yedlin, Marcelo Santillán y José Cano.
Sánchez los increpó para que votaran en contra del proyecto acerca del cual, por entonces, cientos de expositores llegados de todo el país se explayaban ante diputadas y diputados en el Anexo del Congreso.
El “apriete” de estos nueve legisladores fue presenciado por el gobernador tucumano Juan Manzur y el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro. A la salida de la Catedral, Manzur y Alfaro dijeron que el mensaje de Sánchez había sido “brillante”.
Para sintonizar con el clima deportivo de entonces, Sánchez había añadido: “Porque somos hogar, familia y hermanos, nacidos en esta bendita tierra, anhelamos ser una nación que escuchemos los gritos de los hermanos que sufren, los ignorados, marginados, excluidos, despreciados y no apaguemos, con la muerte, la voz de los que no tienen voz, pero que late su corazón en el seno materno; luchemos por vivir en libertad sin que los goles del mundial hagan callar esas voces”.