54 escuelas prometidas en la Ciudad de Buenos Aires. Ese fue el compromiso que tomó durante su campaña Horacio Rodríguez Larreta y que “revisará”, anuncia ahora, al concluir su mandato. “Legisladores de Unidad Ciudadana le adelantamos el trabajo recorriendo cuatro escuelas que figuran en la web del Gobierno y en realidad son escuelas fantasma”, tuiteó en su cuenta la legisladora porteña de ese espacio y vicepresidenta del PJ de la Ciudad, Lorena Pokoik. La educación no para de sufrir números a la baja: “¿A quién se le puede ocurrir que es necesaria una UniCaba mientras hay 23.000 pibas y pibes sin poder ingresar a la escuela pública?”, advirtió Pokoik. “Ajustan a lxs más vulnerables.” El mapa de las arbitrariedades es una mancha voraz. La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, sigue sin garantizar el transporte escolar gratuito para niñxs de las villas 31 y 31 Bis, como había ordenado la Justicia. Porfiada, también insiste en sostener el cierre de la Escuela Infantil N° 6 que funciona hace treinta años en el Hospital Ramos Mejía. De un plumazo, su cartera clausuró el derecho de vacante para la sala maternal a bebés de 45 días a 1 año y medio, y en forma progresiva planea hacer lo mismo con la sala de deambuladorxs y de 2 años.
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