“Redoblamos la apuesta”, sentencia Verónica Parodi. El día es gris y no solamente por el clima. Gómez Centurión dijo hace poco que no hubo plan sistemático en la dictadura; antes, el Gobierno se atrevió a meterse con el feriado del 24 de marzo. Por supuesto que el avance sobre las políticas de derechos humanos no excluye a sus pilares culturales. “Es muy terrible todo lo que se está escuchando. El 2017 será un año difícil. Pero estamos convencidos de que el ECuNHi no para”, asegura la directora de la casa de las Madres de Plaza de Mayo. Al igual que el Centro Cultural Haroldo Conti, también ubicado en la ex ESMA, el Espacio Cultural Nuestros Hijos está desfinanciado. Sin embargo, en esta etapa de “resistencia”, mantiene y suma propuestas, con la intención de que la sociedad ponga “el cuerpo y el alma” para defenderlo, lo que equivale a “defender la memoria”.
Sin convenios con el Estado y con “la marcha sin cesar de las Madres” como faro, el ECuNHi continuó activo. A mediados de marzo, en el hall, Hebe de Bonafini instó a defenderlo “a capa y espada”. Durante los meses que siguieron de 2016, el respaldo del público fue impactante: alrededor de 40 mil personas se sumaron a las actividades pedagógicas y artísticas. De estas últimas, sobresalen tres festivales para toda la familia: el Hugo Midón, de teatro; el María Elena Walsh, de música; y el Gustavo Roldán, de Literatura. En medio de este verano gris –con talleres y una colonia de arte en funcionamiento–, la nueva apuesta del ECuNHi es un festival de circo que homenajea a los hermanos Podestá. O que, mejor dicho, da vida a su legado, con espectáculos y talleres.
En cada uno de los festivales de las distintas disciplinas, las grandes figuras recordadas aportan un indicio del eje conceptual que traza los encuentros. Hay líneas comunes: la calidad artística y una mirada que desconfía de un arte puramente infantil. Que borra fronteras entre ese arte y el que se presume para adultos. En otras palabras: una dirección contraria a la hegemónica, a la de aquellos productos que tratan a los chicos despectivamente, a veces como si fueran bobos. “Los hermanos Podestá pensaron desde el arte una forma inclusiva. Recorrían pueblo por pueblo para que la gente se acercara al arte. Es lo que hacemos acá”, compara Parodi. Además, los actores uruguayos, se sabe, impulsaron una revolución al correr al circo del canon europeo y aportarle una impronta rioplatense, inaugurando el circo criollo. Por eso también son los elegidos, porque son exponentes de la “identidad sudamericana”. “La Patria es América. De esa manera pensamos en el ECuNHi”, explica Parodi.
Fernando Rosen es el coordinador del área de Teatro y de Carpa Abierta, programa de inclusión social “que utiliza al circo como medio” y que funciona en el ECuNHi hace dos años. “Los Podestá fueron los primeros que mezclaron teatro y circo; mixtura que para nosotros es interesante. Invitamos a compañías que tienen que ver con eso”, aporta el artista, quien desembarcó en la casa de las Madres hace unos años con el elogiado espectáculo Falsa escuadra, de la compañía Movimiento Armario, y no se fue más.
Su compañero Iván Larroque, presentará, en el marco de este festival, una obra llamada Sintaxis, pensada para las aulas. Un espectáculo educativo particular, que no enseña nada, sino que ofrece un espacio para exponer las posibilidades y características del lenguaje escrito. Acrobacias y actuación se combinan en H2Olga, de la compañía Amontonados por Azar, integrada por Mariano Pujal, Paula Lares y Lucas Gallardou. El cronograma incluye también la participación de un artista callejero experto en diábolo, Brunitus, con su unipersonal Había una vez, en el que destreza y emociones viajan por la misma senda. El sábado, el encuentro en Avenida del Libertador 8151 arranca a las 17 con un espacio de entrenamiento e intercambio para acróbatas a dúo, con la coordinación de Rosen y Martín Carella.
“La destreza permite tener atrapado al espectador para contarle lo que le querés contar”, dice Rosen, al referirse a las bondades de la fusión. Ese es, entonces, otro de los ejes de la primera edición del Festival de Circo Hermanos Podestá: ninguna de las obras deja de comunicar algo. “Es la magia que tiene el circo. Genera cosas realmente imposibles. Cuando ves a un equilibrista que camina a 8 metros sobre una cuerda, decís: ‘¡guau! Si es posible hacer eso, es posible hacer muchas otras cosas’. Es transformador de realidades”, concluye el cirquero.
Transformadora es, también, la experiencia de Carpa Abierta, que dependía de convenios con los ministerios de Cultura y Educación y que pudo sostenerse gracias al aporte de una fundación italiana. Unos cuarenta chicos de 6 a 12 años de los barrios Mitre (Saavedra) e Independencia (José León Suárez) llegan en micros al ECuNHi para aprender circo y con el objetivo de crear espectáculos en equipo. “Este arte genera mucha confianza y disciplina. El hecho de pasar por un proceso de aprendizaje y cerrar con un logro, ya sea aprender una escena, un texto o una acrobacia, es un aprendizaje en sí mismo”, sostiene Rosen. La mixtura de lenguajes que propone la oferta del festival se replica en esta actividad, ya que la encaran tres profesores de circo y uno de teatro.
Un canal de comunicación
“Hace unos años tuve la suerte de ser contratado por el ECuNHi, con Falsa escuadra, y también como profesor”, recuerda el acróbata Iván Larroque. Las circunstancias ahora son otras. Actuará sin cobrar honorarios. Aunque Parodi agradece este apoyo suyo y de tantos artistas que, así, abrazan el lugar, Larroque lo ve como un abrazo mutuo. “A nosotros también nos sirve. No es que estamos ayudando al ECuNHi. Nos ayuda mucho el ECuNHi a nosotros”, aclara, vestido ya de civil, después de la producción fotográfica.
Larroque estrenó Sintaxis el año pasado en aulas de escuelas privadas y públicas. “Es la primera vez que haré una función para público general. Y no sé si no va a ser la única, porque la obra tiene un contenido muy particular, preciso, sobre lectoescritura. Está pensada para llevarla al aula. Es un espacio para poner en juego lo que los chicos aprenden, las hipótesis que hacen al conocer las letras, al aprender a leer y escribir”, resume el artista. La técnica que emplea en este caso es el malabarismo.
Brunitus, el experto en diábolo, que en la temporada estival se encierra cinco horas diarias a practicar con el juguete chino, es artista callejero por elección. Como para él la calle es un espacio de resistencia per se, siente que su debut en un ECuNHi que resiste “no es un evento aislado”. De todos modos, agrega que mostrar Había una vez en la ex ESMA “tiene un plus”. “Apenas creé este espectáculo le escribí a Fer, porque cuenta las historias del público y del lugar en que se presenta. Trata de la memoria y demás, entonces tenía muchas ganas de hacerlo acá”, dice.
“Juego diábolo hace muchos años. Es un elemento que elegí como puente, como comunicador. Trato de generar emociones con él. A lo largo de los años fui trabajando mucho en eso, hasta poder salir de la emoción principal del circo, que es la alegría, y generar un viaje por distintas emociones”, cuenta Brunitus, creador de un proyecto llamado Poesía cirquera, en el que combina textos de autores conocidos que hablaron del circo con reflexiones y anécdotas suyas, experiencias en las calles del mundo. Editó un libro con esos textos y también publica en Internet. Mitad del año pasado la pasó recorriendo Latinoamérica y Europa, participando de festivales. “Este espectáculo lo hice en Puerto Rico, España, Alemania, Croacia, Eslovenia... Hablo distintos idiomas pero, también, creció con la limitación. En la medida en que pude comunicar sin agarrarme de la palabra, se terminó de redondear”, explica.
“El circo es muy visceral y verdadero. Uno tiene miedo de hacer el salto mortal. O sea: vivís las emociones. Te frustrás porque se te caen las pelotitas... uno no está actuando. Y puede jugar con las emociones porque el circo hace que las vivas constantemente. Es un canal de comunicación”, profundiza Brunitus.
–Al recordar a los hermanos Podestá, uno de los ejes del festival es la fusión de lenguajes. ¿Cómo trabaja cada uno de ustedes la mixtura?
Iván Larroque: –En mi espectáculo está el acento mucho más puesto en el contenido. Los malabares aparecen transformados en función de las hipótesis que quería trabajar con los chicos. La técnica sostiene un poco, pero nadie se va a ir diciendo “guau, qué sofisticada”. En mis espectáculos anteriores era muy importante.
Brunitus: –Yo uso una única técnica, una que muy poca gente hace. Le dediqué mucho tiempo y quedé como referente de ese elemento. Entonces, mi espectáculo tiene mucha técnica, porque es algo poco visto. La mayoría de las cosas que propongo es posible que el público no las haya visto nunca. En el circo, muchas veces, trucos sencillos generan más emoción que los difíciles. Decidí que tenía que aprender a comunicarme con el público, para que entendiera lo que a mí me costó hacer ciertos trucos. Se genera una empatía. Trato de transmitir desde ese lugar. Es un acto de generosidad. Me esforcé un montón para compartirlo, no es algo onanista. Es desde el compartir, no desde el lucirse. La técnica se puede poner en escena desde distintos lugares, pero es fundamental que sea siempre desde la generosidad, no desde el ego.
Defender la memoria
“La prioridad es poder seguir haciendo las actividades. Todo el mundo hace un gran esfuerzo. Los 30 trabajadores, los profesores, la gente que viene, los artistas que donan su trabajo. Es una rueda, un círculo, una cadena: estamos todos abrazados en esta decisión. El año pasado fue muy movilizante. Nos conmovió inmensamente el apoyo de toda la sociedad”, destaca Verónica Parodi. “Las Madres quisieron construir en este lugar una escuela de arte que sea para todos. Quisieron que la cultura sea para todos. Eso es lo que soñaron. Nuestra obligación y nuestro compromiso es seguir sosteniéndolo en estas épocas complejas. Este espacio no tiene apoyo del Estado, pero sí el de mucha otra gente, para poder seguir de pie, trabajando en una pedagogía de la memoria”, agrega la pedagoga. Después de tocar muchas puertas para conseguir financiamiento, el equipo del espacio consiguió aportes de municipios del Conurbano (La Matanza, Berazategui, Escobar y Almirante Brown). Asimismo, artistas de renombre, como León Gieco, han hecho donaciones. Alta Mane es la fundación italiana que permitió que siguiera existiendo Carpa Abierta. Las entradas para los espectáculos dejaron de ser gratuitas: actualmente se pide un bono contribución.
Este primer festival de circo surgió con el fin de “sumar públicos nuevos”. “A nuestras peñas, por ejemplo, que se hacen una vez por mes, viene gente que ya conoce el ECuNHi y que comparte nuestra visión política. Pero eventos como éste abren más la apuesta. Está bueno reforzar nuestro mensaje”, manifiesta Fernando Rosen. Parodi expresa: “Defender la memoria es defender este espacio, poniendo el cuerpo y el alma, viniendo. Eso es lo más importante. Que la gente se apropie de este lugar. Es la única manera de transformar el horror y el dolor en arte y en vida, como quieren las Madres. Participando, trayendo a las familias. Metiendo el cuerpo acá”.