El dólar trepó 70 centavos y cerró en 40,84 pesos. La divisa empezó marzo con una fuerte volatilidad que no sólo impactó en el mercado minorista. El tipo de cambio mayorista se ubicó en 39,81 pesos y marcó un incremento de 66 centavos. Las presiones cambiarias volvieron a la city mientras hablaba el presidente Macri en la apertura del año legislativo. El discurso no terminó de convencer al mercado. En algunas mesas de dinero aseguraron que “hubo sabor a populismo por el anuncio de aumento de la Asignación Universal por Hijo de 46 por ciento”. El año pasado, que no hubo elecciones y la inflación arañó el 50 por ciento, el Ejecutivo les había ofrecido solo un bono para fin de año. Las reservas se ubicaron en 68.344 millones de dólares, con una baja de 96 millones.
En la Argentina el tipo de cambio es una de las variables económicas más sensibles. Puede aumentar por una cantidad de factores impensados en otros países. La costumbre de los inversores es dolarizarse cada vez que sienten incertidumbre. Prefieren resguardarse para esperar cómo evolucionan los acontecimientos económicos. Entre los operadores existe un dicho que no falla: el que aguanta con dólares antes o después termina ganando. Este año se juegan muchas cosas en las presidenciales. Entre ellas el programa económico de los próximos 4 años y son cada vez menos los que quieren especular con un rebote de acciones, bonos y con activos en pesos (sin importar que las tasas sean tentadoras).
El mercado registró ayer una caída de precios como no se veía desde finales del año pasado. Hubo un banco que en las primeras semanas de este año había rebotado fuerte y ayer anotó un desplome notable. Se trata del Supervielle. Las acciones de esta entidad financiera marcaron una baja de 7,4 por ciento en la bolsa de Nueva York. No fue el único banco con mal desempeño. El Macro cayó 7,5 por ciento, el Grupo Financiero Galicia 4,9 por ciento y el Banco Francés 3,7 por ciento. Otras empresas con caídas fuertes fueron las energéticas. Pampa Energía bajó 4,3 por ciento, en tanto que Central Puerto lo hizo en 3,6 y Transportadora Gas del Sur 2,6. La acción que suele ser refugio es Tenaris. Subió 0,5 por ciento.
Los bonos en moneda extranjera acompañaron la tendencia de los inversores de desprenderse de activos argentinos. Empieza a pasar lo mismo que a finales del año pasado. Nadie quiere el riesgo local. Los títulos de corto plazo como el Bonar 2020 perdieron un 0,7 por ciento. Los de mediano plazo como el Bonar 2024 bajaron 0,9 por ciento. Y los de largo plazo como Discount 2033 y el Argentina 2037 cayeron 1,7. Este retroceso de los bonos impactó en el indicador de riesgo país que elabora JP Morgan. El índice cerró en 719 unidades y marcó un aumento de 20 puntos. La tendencia del mercado argentino cambio a pasos acelerados. No hace ni tres semanas que las agencias de bolsa publicaban en sus informes de research que los problemas financieros estaban controlados y que el riesgo país iba camino a perforar las 600 unidades (con posibilidades de llegar a 400 puntos).
El Banco Central se muestra algo desconcertado sobre el regreso de la inestabilidad financiera. La autoridad monetaria en enero vivió una tranquilidad inesperada y se confió con la idea que el programa de emisión cero con bandas cambiarias era infranqueable. En la jornada de ayer la autoridad a cargo de Sandleris no mostró nuevas cartas sobre la mesa y lanzó un informe al mercado para reforzar lo que ya viene haciendo. Publicó un documento en el que analiza el cierre monetario de febrero y explica que sobre cumplió la meta de base con el objetivo de transmitir tranquilidad al mercado.
Los inversores no confían. Las tasas de interés están por encima del 50 por ciento hace casi medio año. La inflación se ubica por encima de 49 por ciento interanual (y se acercará al 55 por ciento al final de este trimestre). El rojo de las cuentas externas bajó pero la cuenta corriente sigue siendo deficitaria. Y hay cada vez más dudas acerca de que el Gobierno pueda cumplir con el déficit fiscal cero presupuestado en 2019. La continuidad de este esquema macro tampoco es segura. No hay elementos que despierten incentivos a los inversores para apostar por la Argentina (salvo la especulación de alto riesgo). La respuesta de la city está siendo de manual: desprenderse de las acciones, vender bonos y compra dólares.