El economista polaco Michal Kalecki fue un importante pensador en el estudio de la economía política. Su obra está invisibilizada tanto como la de Marx o la de Keynes; incluso en el ámbito universitario. Se lo etiqueta como marxista. Sin embargo, existen posicionamientos suyos que lo diferencian del marxismo escolástico, posicionándose en una línea crítica al estilo de A. Gramsci y L. Althuser, posibilitando así un puente necesario entre Marx y Keynes. Publicó desarrollos en 1933 sobre la teoría de la demanda efectiva con anterioridad a Keynes que, presentó su obra máxima La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero, en 1936.
Demanda efectiva
Más allá de la consideración tecnicista que la demanda efectiva es el punto de equilibrio entre oferta y demanda global, significa sumar al deseo y necesidad de la población de comprar bienes y servicios, la certeza de que la misma disponga del suficiente poder adquisitivo, para conseguirlos. Por ende, permite evaluar la variable Consumo que resulta fundamental para la potenciación del mercado interno, ya que en Argentina representa de manera ponderada más del 70 por ciento de la demanda global. Sin consumo no hay inversión ni producción, y sin producción no hay crecimiento de exportaciones y, por lo tanto, tampoco crecimiento económico. Mucho menos liberando importaciones
Si el consumo cae implica que no se satisfacen las necesidades de la población, lo que significa pobreza e indigencia. Para que el consumo caiga hay que deteriorar los salarios reales sistemáticamente y así se logra destruir el mercado interno y, en consecuencia, provocar la quiebra de PyMEs. Esta es la tarea que cumple el gobierno de Mauricio Macri, sin escrúpulo social y subordinado al FMI.
Plusvalía
En rigor, el concepto demanda efectiva encuentra su génesis en Marx, que diferencia la producción de la realización. Esto último significa la posibilidad de vender el bien o servicio que permite concretar la plusvalía obtenida en el proceso productivo. Según Marx, en la producción se extrae la ganancia empresarial (plusvalía), pero se concreta sólo por el intercambio; es decir, en el ámbito del mercado.
En otros términos, si el empresario no vende, no materializa la ganancia y no podrá compensar sus costos y, en definitiva, su empresa quebrará por más plusvalía que haya obtenido en el proceso productivo. Entre el acto de producir y de vender existirá siempre un tiempo que dependerá de la demanda efectiva, negándose así toda posibilidad de que la oferta determine la demanda, como lo asevera el dogma de la economía ortodoxa (neoliberal), denominado “ley de Say”. Es ingenuo o mal intencionado esperar “lluvia de inversiones” porque lo real es que la demanda crea la oferta y no como alega la supuesta “ley Say”, al que Marx caracterizaba como “cómico de las ciencias”.
Kalecki parte de Marx incorporando al marco teórico de la demanda efectiva el concepto de la lucha de clase, permitiendo así que de la misma se desprenda la importancia de un concepto esencial como es la distribución del ingreso nacional. En el análisis de Keynes, éste último concepto no diferencia categorías (capital y trabajo), abriendo así un bache teórico, dado que el crecimiento económico pierde relevancia sino se da en el marco de máxima equidad en la distribución sectorial de los ingresos que dicho crecimiento genera.
En otras palabras, la lucha de clase encuentra su equiparación en la “puja distributiva” permanente entre los sectores sociales básicos del capital y el trabajo, lo que implica que cuanto mayor sea la equidad distributiva entre dichos sectores, mayor será la potencialidad del mercado interno y mayor será el empleo y, en definitiva, el crecimiento económico, en un marco de espiral virtuosa.
Por último, Kalecki incorpora el concepto de “grado de monopolio” que permite discernir un aspecto básico y no único del flagelo de la inflación. Parte del pensamiento de Marx en cuanto al proceso irreversible del capitalismo de la concentración y centralización del capital.
La creciente concentración y centralización genera el proceso de oligopolización de la oferta como una fuente adicional de ganancia empresarial no analizada por Marx, que circunscribía que la misma se originaba exclusivamente en la fase de la producción.
La oligopolización implica la presencia de grandes conglomerados empresariales (poder económico concentrado) generados de manera creciente a costa de la quiebra de pequeños y medianos empresarios (centralización del capital). Los precios oligopolizados no tienen ninguna relación con los costos de producción y tienen como único objetivo “maximizar beneficios”.
Ciclos
Lo que si analiza Keynes en el marco de la teoría de la demanda efectiva son las variables consumo e inversión, tanto a nivel privado como público, sosteniendo la necesaria intervención del Estado a través de estímulos al consumo y a la inversión (políticas anti cíclicas), sobre todo cuando el ciclo económico se orienta hacia a la fase recesiva, producto de resoluciones intencionalmente restrictivas, como es el accionar sistemático del neoliberalismo.
Las coincidencias entre Keynes y Kalecki fueron que los componentes esenciales de la demanda efectiva son la demanda de bienes de consumo y la demanda de bienes de inversión en el marco de la intervención del Estado, que conforman los motores del crecimiento de la producción y del empleo. Lo anterior, derivado de las posibilidades empresariales de un mayor nivel de ventas que dependerá de la demanda efectiva determinada en definitiva por salarios e ingresos fijos crecientes. Esto último incidirá significativamente en la eficacia marginal del capital (ganancia empresarial) que, como rentabilidad futura, posibilitará mayores inversiones, traccionando crecimiento de los salarios reales, crecimiento del empleo y de la actividad económica.
Bienestar
No se debe perder las esperanzas que los sectores empresariales y la denominada clase media lleguen a comprender que su bienestar económico depende de la potencialidad del mercado interno. Y que éste depende de que los salarios, jubilaciones, asignaciones crezcan por encima de la inflación. Si se comprende lo anterior, tal vez en el futuro no voten gobiernos que basan su política en destruir el salario, abrir importaciones con el objetivo de destruir el mercado interno y, por esa vía, deteriorar su propio bienestar
La situación que se vive hoy en Argentina, de profunda recesión, alta inflación y colosal endeudamiento, se puede comprender a la perfección en la simbiosis de estos tres grandes pensadores: Marx, Keynes y Kalecki.
* Docente, economista y contador público. Integrante del Club Argentino Arturo Jauretche.