Por decimosexto fin de semana, el movimiento de los chalecos amarillos volvió a marchar Francia en protesta contra las políticas económicas del presidente Emmanuel Macron. París ha sido el epicentro de la movilización, que tuvo réplicas en otras ciudades, como Lyon, Burdeos, Lille y Toulouse.
En la capital francesa, los manifestantes se concentraron en puntos emblemáticos, como la Torre Eiffel y el Arco de Triunfo. Un fuerte cordón policial custodió la marcha, que se extendió por más de diez kilómetros, luego de los incidentes registrados en movilizaciones anteriores. Apenas hubo algunos roces con la Policía, durante la marcha en la que se reclamó la renuncia del presidente.
A diferencia de otras marchas anteriores, la de hoy no fue particularmente numerosa. Se estima que hubo unas 40 mil personas, lejos de las casi 300 mil que llegaron a marchar al comienzo de la protesta, en noviembre, cuando el gobierno de Macron implementó un fuerte aumento en los combustibles, que luego retrotrajo.
“Seguimos protestando todos los sábados porque Macron no responde en absoluto a las demandas de los chalecos amarillos. Queremos reconstruir nuestra democracia y cambiar el sistema político", dijo Sophie Tissier, coordinadora de la protesta en la capital francesa. "Macron es despectivo y ni siquiera trata de entender que hay personas que viven en total pobreza y que hay tantas desigualdades ", agregó sobre la lucha del movimiento.
Dentro de dos semanas culminará lo que Macron definió como “gran debate nacional”. Se trata de una iniciativa que el presidente lanzó el 15 de enero para acercar posiciones durante dos meses con el fin de “transformar la ira en soluciones”. Macron dio el puntapié con una reunión masiva con 600 alcaldes que le llevaron las quejas y las inquietudes de los ciudadanos. Así ha querido canalizar la crisis desatada hace cuatro meses.
Para los observadores, la marcha de hoy bien pudo haber servido de prólogo a una gran convocatoria dentro de dos semanas, cuando termine el debate propuesto por Macron. Ese día podría volver a verse una marea humana en las calles como al comienzo de las protestas.