La presidencia de Boca cotiza como el manejo de un ministerio público o acaso más. Mauricio Macri es el mejor ejemplo de esa constatación. Se lanzó a la política desde el club. Utilizó al fútbol como plataforma electoral. Christian Alejandro Gribaudo avanza en la dirección opuesta, pero también ratifica para qué sirve controlar a una institución deportiva de semejante tamaño. De funcionario de María Eugenia Vidal pasó a ser "nuestro elegido", como lo llamó Daniel Angelici. El candidato a dedo del oficialismo para los comicios de diciembre. Que deberá ganarlos, aunque no se sabe cómo. Porque es poco conocido, tiene contras en su propio espacio boquense y como administra el Instituto de Previsión Social bonaerense (IPS) se expone a críticas adicionales por las medidas contra los jubilados desde el gobierno nacional y provincial. 

"Si ganás con este candidato pierde Boca" escuchó Angelici que le decían sobre su sucesor en una reunión. "Christian es la persona en que confiamos tanto el presidente de la Nación, Mauricio Macri, como yo, y creemos que encarna la visión y la manera de administrar el club que hemos tenido desde hace ya más de treinta años" lo posicionó el operador de bingos. Contó mal. Han pasado 23 años y dos meses desde que el oficialismo llegó a Boca en diciembre de 1995. Gribaudo sería la continuidad de ese poder, aunque por su formación se diferencia de sus mentores. Es licenciado en Ciencia Política por la UBA, militó en esa casa de estudios y ya era un cuadro de la derecha desde la gestión universitaria en 1998, cuando Macri iba por su primer período en la Bombonera.

Las elecciones en el club son en diciembre, pero Angelici abrió formalmente la campaña el miércoles pasado. Lo hizo en el programa Animales Sueltos. Una semana antes, durante el partido que Boca perdió 2-1 ante Atlético Tucumán, se habían colgado pasacalles con el slogan Gribaudo 2019. Al delfín del presidente se le abrió el camino cuando quedó desplazado de un cargo clave el actual vice Rodolfo Royco Ferrari. Lo corrieron del estratégico Departamento de Interior y Exterior que maneja las peñas boquenses. En ese ámbito habría hablado mal de otros dirigentes. Tiene aspiraciones presidenciables como el secretario general Gribaudo. Igual que otros candidatos: Jorge Ameal por la oposición, José Beraldi no se sabe y los oficialistas César Martucci y Juan Carlos Crespi. 

Que Ferrari haya sido apartado de las peñas, confirma el aserto de que aportan miles de votos en una elección. Cualquiera lo sabe en el mundo Boca. Ameal y Angelici ganaron las presidenciales así. Pero Gribaudo necesitará mucho más que eso. Para lograrlo se muestra activo en la muestra itinerante Boca en tu municipio o ciertas veladas culturales. Visitó el partido de San Martín con Mauricio "Chicho" Serna y Roberto "Tito" Pompei. Es una forma de hacer proselitismo, de usar al club --una construcción asociativa transversal-- con fines políticos. El flamante candidato oficialista a presidente lo sabe muy bien. Viene de la política y tiene un extenso currículum. 

Empezó en la dirección de Cultura de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde llegó a subsecretario de Gestión Institucional. Fue asesor en el gobierno porteño. Cumplió varias funciones en el Consejo de la Magistratura. Coordinó el área de publicaciones de la Fundación Creer y Crecer. Llegó a la Cámara de Diputados por el PRO. Ocupó una banca durante dos períodos: 2007-2011 y 2013-2017, aunque en este último lo hizo en una misma lista aliado con Sergio Massa. Cuando lo nombró Vidal al frente del IPS tuvo que renunciar porque ocupaba dos cargos.

Ahí empezaron sus problemas que ahora lo dejan expuesto y lo muestran cómo es en perspectiva electoral. En octubre de 2017 autorizó por contratación directa --bajo el número de expediente 21557-377737/2016-0-1--, un gasto de 2.100.000 pesos para controlar a los empleados. Mandó comprar 38 cámaras, sistemas de monitoreo de accesos mediante tarjetas y molinetes, grabadoras de video, dos domos Pan Tilt Zoom (PTZ) y además colocó varios puestos de vigilancia. Todo ocurrió después de que se denunciaran casos de estafas con las jubilaciones provinciales.

Pero lo más conflictivo de su gestión --en un contexto de pauperización de los ingresos jubilatorios-- sucedió un año antes. En 2016, el IPS aplicó por primera vez en poco más de 35 años de democracia ininterrumpida, un decreto-ley de la última dictadura. Es el 9650 de 1980 y regula el sistema previsional en la provincia de Buenos Aires. Por medio de esa norma, el organismo que preside Gribaudo intimó a un grupo de jubilados y pensionados que trabajaban en blanco por incompatibilidad con el cobro de sus haberes en el IPS. Varios de los afectados se enteraron de la resolución 865633 por correo y muchos ni quisiera pudieron acceder a ella. Liliana Varoni, una locutora que percibía haberes previsionales como profesora de Educación física contó: "El 20 de junio me llegó la intimación y el 30 me sacaron la jubilación". 

El mal momento que vivieron los alcanzados por la resolución no terminó ahí. El IPS les reclamó amparándose en el artículo 61 del decreto 9650 la devolución de los montos percibidos. La Secretaría de Jubilaciones del SUTEBA definió que los docentes afectados deberían pagar "una tasa de interés confiscatoria y abusiva imputable a las deudas generadas por haberes mal percibidos, por lo que la aplicación de dicha resolución resulta completamente antijurídica". En la carta que le envió el sindicato a Gribaudo le decía: "El IPS no puede aplicar una tasa de interés superior a la que aplica para responder a sus propias deudas".

Es curioso, pero mientras Vidal, Gribaudo y el IPS llevan adelante su cruzada contra las jubilaciones truchas, los abogados que las propician y los beneficiarios que trabajan en blanco porque sus haberes previsionales no les alcanzan, una denuncia reciente por nepotismo golpeó a las puertas del organismo. Salpicó a Pablo Carrera, su jefe de Gabinete. Con Gribaudo se conocieron en la Bombonera hace un tiempo. Aquel hizo entrar al IPS a su pareja María Soledad Etchesuri, militante del PRO en Tres Arroyos. Varios medios replicaron la noticia y añadieron que la designación se había hecho "a pesar del decreto que firmó la gobernadora Vidal para prohibir la designación de familiares en el Estado". 

El jubilado Marcelo Kinsfater fue lapidario en un mensaje de Facebook: "Cobramos menos que el mes pasado. Usted piensa mucho en ser presidente de Boca y nada en los jubilados, tanto en nuestras miserables jubilaciones como en los expedientes eternos". Los socios vitalicios de Boca deberían preocuparse a partir de ahora. Por antigüedad en el club, son los que están más cerca de una jubilación. Gribaudo necesita sus votos. Igual que aquellos de las peñas arrebatadas a su adversario interno en el oficialismo, Royco Ferrari. Su futuro está atado al presente y pasado de Angelici y del jefe de ambos, el presidente Macri. 

[email protected]