Esta tarde, en Tucumán, se realizará la segunda audiencia del juicio oral y público a Rubén “La Chancha” Ale, su hermano Adolfo Angel “el Mono” y 14 integrantes de su clan, todos ellos investigados por asociación ilícita y lavado de activos. El debate oral había comenzado a mediados de diciembre del año pasado, en una jornada que se dedicó a la lectura de las acusaciones; la de hoy, adelantaron fuentes judiciales, se dedicará a presentaciones de las defensas. El juicio, según anunció el Tribunal Oral Federal tucumano, tendrá audiencias solamente un día a la semana, porque los jueces que lo  integran deben atender las subrogancias de juzgados en otras provincias. En diálogo con este diario, el fiscal Pablo Camuña señaló que, más allá de los pedidos de nulidad e impedimentos que puedan presentar las defensas, “el caso es fuerte y la acusación es sólida, sino no hubiera llegado hasta acá”. El proceso judicial contra los Ale, evaluó Camuña, “es un leading case”, cuya condena podría tener impacto a mediano y largo plazo en otras investigaciones.

El juicio es histórico por distintas razones. Por una parte, por el peso (no sólo simbólico) del clan comandado por los hermanos Ale, fuertemente sospechados –y en ocasiones investigados, pero nunca hasta el final– desde hace cuatro décadas en un amplio espectro de casos: homicidios, usurpaciones de terrenos, robos de cosechas, juego clandestino, trata de personas, explotación sexual. Los Ale fueron un secreto a voces en Tucumán, pero recién cobraron notoriedad a nivel nacional cuando Susana Trimarco comenzó a acusar públicamente a “la mafia de los Ale” como responsables de la red que secuestró a su hija. Si bien ni la Chancha ni el Mono fueron formalmente acusados en el juicio por Marita Verón, sí lo hicieron otras personas allegadas a ellos –como la ex mujer de Rubén, María Jesús Rivero, absuelta por el caso Verón pero imputada en esta causa– y de todos modos sus nombres sobrevolaron permanentemente la investigación, que hizo de la Remisería 5 Estrellas –propiedad de la Chancha– y sus autos un punto de fuertes debates.

Por otra parte, el del clan es el juicio por lavado de activos con más acusados en lo que va desde la vigencia de la ley. De hecho, la imputación de ese delito recae sobre 14 de los 16 involucrados.

El fiscal Camuña dijo a PáginaI12, además,  que “es la primera vez que este tribunal tomará formas de prueba particulares. Hay informes periciales, económicos, de por medio, y pruebas sobre hechos delictivos precedentes. Parte del debate se centrará en hasta dónde se admite prueba”. Tal como es rutina en los juicios por trata y explotación sexual, o en los juicios por delitos de lesa humanidad, el Ministerio Público Fiscal convocará a expertos para que den cuenta de las particularidades del delito juzgado, en este caso, el lavado de activos y las particularidades de esa operatoria con dinero proveniente de otros ilícitos. “Se trata de que haya un aporte técnico para que el tribunal pueda considerar las pruebas, y para que podamos hacer preguntas relevantes durante el debate”, detalló Camuña.

Dos de los testigos tienen identidad reservada y cuentan con protección policial, y también hay otros testigos que han sido víctimas de delitos a partir de los cuales se generaron activos a lavar. “Muchos de los testigos denunciaron a los imputados por amenazas, los amenazaron para cobrar deudas”, informó Camuña.

El fiscal estimó que el juicio a los Ale “va  subir la vara de las investigaciones por lavado” en el país, en particular por causas que están en proceso de instrucción, “de tres o cuatro bandas ligadas a narcotráfico”. El juicio contra los Ale es “histórico”, dijo Camuña, quien advirtió que “juzgarlos como asociación ilícita no es algo neutro para Tucumán”.