El sospechoso prófugo por el crimen del empresario Roberto Fernández Montes, asesinado en el barrio porteño de Caballito, que figura como una de las personas más buscadas por Interpol, se comunicó con una de sus hijas para pedirle que cuide a la familia.

Pedro Ramón Fernández Torres, de 50 años y nacionalidad paraguaya, aparece con red note (alerta roja) en la sección wanted persons (personas buscadas) del sitio www.interpol.int, lo que lo convierte en uno de los fugitivos más buscados del mundo. En la web aparece también una fotografía del sospechoso y entre sus datos filiatorios figuran su identidad completa, la fecha y lugar de nacimiento –30 de septiembre de 1966, en la ciudad de Asunción del Paraguay– y se indica que es buscado por “homicidio”.

Fuentes de la investigación revelaron que, el día que escapó, Fernández Torres se comunicó al teléfono celular de una de sus hijas desde un número privado y le dijo: “Cuidá a la familia”. El dato fue incorporado a la causa, a cargo del juez de instrucción Hernán Martín López, por los detectives de la División Homicidios de la Policía Federal (PFA) que hicieron tareas de inteligencia en los domicilios que frecuentaba el prófugo, en el barrio 9 de Abril del partido bonaerense de Esteban Echeverría. En el expediente consta que otros allegados y parientes de Fernández Torres dijeron haberlo reconocido como uno de los dos hombres registrados en video, primero al ingresar al edificio de la víctima y, luego, al manipular el cadáver, que bajaron envuelto en sábanas, desde el ascensor hasta el garaje.

“Estamos buscándolo. Hay algunas pistas. Estamos tratando de determinar si sigue en Argentina o si logró cruzar la frontera por un paso clandestino o con algún documento falso”, dijo uno de los investigadores del caso.

Ayer, el único detenido en la causa, Santiago Corona, de 34 años, yerno de la víctima, volvió a negarse a declarar al ser indagado por el juez López, quien reformuló la imputación y lo acusó de haber cometido el crimen junto al carnicero prófugo.

La principal hipótesis de los investigadores es que Corona perpetró el crimen para evitar que la víctima lo denunciara, porque había descubierto que lo había estafado en más de un millón de pesos.