El intendente radical de Córdoba, Ramón Mestre, decidió declararse en rebeldía y lanzó su precandidatura a gobernador pese a las presiones de la Casa Rosada para que acepte el dedazo que ungió a su correligionario Mario Negri en compañía del ex árbitro Héctor Baldassi, una supuesta fórmula de unidad de la que, al parecer, varios se sentían excluidos. Ya en campaña, Mestre prefiere dejar aquellos llamados con malos modos en el terreno de la anécdota y destacar la promesa que recibió de parte del Ejecutivo Nacional de mantenerse prescindentes en las internas abiertas el 17 de marzo quién será el postulante que deba enfrentar al gobernador Juan Schiaretti. Eso sí, deja en claro que de ahora en más el radicalismo deberá tener un rol más importante dentro de Cambiemos.
–Seguramente hubiera preferido lanzar su candidatura en un contexto diferente...
–No me preocupa ni me molesta tener que competir. Lo veo sumamente sano, votar es una actividad de la democracia. Ahora algunos encontraron que votar es un problema. Es la forma más legítima de elegir los candidatos. Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta fueron electos en internas. Incluso yo fui electo en una interna, es lo más natural. Sin arrogancia, pensé que era el candidatura natural para la provincia porque hoy gobierno la ciudad más grande del país, lo hago en nombre de Cambiemos, tengo equipos y con 46 años puedo expresar la renovación dirigencial con experiencia de gestión. Además soy presidente de la UCR de Córdoba, la expectabilidad indicaba eso. Pero también puede aparecer cualquier persona y decir que quiere ser candidato. Cuando dos anhelos y no logramos consensuar, es lógico que resolvamos la cuestión en una interna.
–¿Por qué la Casa Rosada se inclinó por Negri?
–Me dijeron que había una mínima luz en las encuestas. También que Negri reunía apoyos de algunos referentes de la mesa nacional y que eso ya eran pergaminos suficientes para que yo me bajara. Y nosotros los cordobeses queremos elegir un candidato propio y que no nos impongan el dedo.
–¿Le dijo esto a Marcos Peña?
–Sí, le hice una serie de planteos que tienen que ver con que no hay que elegir los candidatos sólo por una encuesta cuantitativa, por lo menos uno tiene que tener una encuesta cualitativa. Las encuestas son sólo un insumo. Nosotros somos de Córdoba, queremos elegir los candidatos con nuestra propia idiosincracia y al no tener posibilidad de consensuar con otro sector con los candidatos elegidos en Balcarce 50, nos presentamos con nuestra lista y que sean los cordobeses los que decidan. Y si nos toca perder, vamos a acompañar.
–El radicalismo gobernó varios años Córdoba, pero una vez que perdió no recuperó nunca más la gobernación. ¿Cómo hará para ganar si llega a ser el candidato de Cambiemos?
–El peronismo ya lleva gobernando cuatro años más que el radicalismo en Córdoba y si ganan este año van para las bodas de plata. Nosotros gobernamos 16 años y es lógico que se de la alternancia, no es bueno que alguien se perpetúe en el poder porque el paso del tiempo genera dominación y cuando hay dominación la corrupción está muy cerca. Vemos sano el proceso de finalización de un ciclo y la alternancia. El radicalismo hasta ahora no pudo construir una alternativa y no le echo la culpa sólo a quienes fueron candidatos.
–¿Qué opina de la gestión de Schiaretti?
–Está en un fin de ciclo. Si bien le puedo reconocer cosas buenas, hoy tenemos la provincia más cara de la Argentina en materia de impuestos. Cuando José Manuel de la Sota ganó la gobernación en 1999 prometía bajar los impuestos un 30 por ciento, ahora se van a ir con la provincia récord de presión impositiva. A eso se le agrega el pésimo y deficitario servicio de energía eléctrica que presta una empresa provincial que quisieron privatizar en varias oportunidades y nosotros nos opusimos. Hoy presta un servicio pésimo y caro. Hay también una injerencia fuerte del narcotráfico y hemos tenido episodios muy graves de inseguridad, en algunos casos con vinculación al poder político. También hay graves problemas en los servicios de salud y de educación.
–Schiaretti fue empleado del Grupo Socma y mantiene una excelente relación personal con Macri. ¿Cómo va a jugar el Presidente en la elección?
–En la última reunión que tuvimos, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se comprometieron a trabajar públicamente para que el cambio llegue a Córdoba. Tengo que creer en la palabra de ellos. También me dijeron que ahora no iban a participar de la campaña para la interna ni iban a jugar para alguna de las dos listas. Después de aquella conversación que yo hice pública (se refiere a los tres llamados que dijo haber recibido para que bajara su candidatura) que ahora es parte de la anécdota, nosotros buscamos desdramatizar la interna y estemos después del 17 de marzo trabajando todos juntos para que gane el cambio.
–¿Cómo evalúa la gestión de Macri?
–Al Presidente le tocó asumir una situación bastante compleja, creo que demoró muchas cosas. Eso hubiera ayudado mucho para que la ciudadanía entendiera las condiciones en las que estaba la Argentina. Le reconozco la lucha contras las mafias y el narcotráfico. También hay una tarea fuerte en tratar de bajar costos, que tiene que darse dentro del Estado. Hoy la presión fiscal está concentrada principalmente en el gobierno nacional y en el provincial, no es sólo pedirle a los municipios que lo hagan. En eso tiene que jugar un papel el radicalismo, que tiene que jugar más fuerte y tener más presencia. Cuando constituimos la coalición lo hicimos sobre la base de una propuesta republicana y la verdad es que lo logramos. Hicimos una primaria abierta, ganó el que tenía más votos y nosotros acompañamos. Pero después de ahí se transformó en una coalición legislativa, no hemos tomado prácticamente decisiones salvo cuando fue el tema de las tarifas el año pasado y el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, pidió que se readecuara la implementación. Si yo gobierno la ciudad más grande del país en superficie, ¿cómo no me llaman para preguntarme qué opino, por ejemplo, sobre el consenso fiscal como hicieron? Me enteré por los diarios.
–Frigerio salió a poner un freno al reclamo radical para definir la candidatura presidencial de Cambiemos en las PASO. ¿Cuál es su posición?
–Falta tiempo, el radicalismo tiene que convocar a una convención nacional. Ahí tenemos que discutir nuestra estrategia. Cambiemos necesita un service, tiene que readecuar la relación que existe entre los distintos partidos y en eso el radicalismo tiene que jugar un rol preponderante.
–En la Casa Rosada algunos quedaron sorprendidos por la amplitud de la derrota del macrista Mac Allister en la interna de Cambiemos en La Pampa. ¿A usted lo sorprendió?
–Para nada, el radicalismo tiene un poder territorial que le permitió al Presidente conseguir su triunfo. En mi provincia pusimos 21.823 fiscales para las elecciones. No es una factura, cada uno hace lo que tiene que hacer. Pues bien, llegamos al gobierno, nosotros también queremos que nos inviten a compartir, a discutir y a disentir.
–¿Martín Lousteau puede ser el candidato del radicalismo?
–Por supuesto, Martín es un excelente dirigente, muy bien formado. Me siento de la misma generación. Tiene que haber una discusión que supere las antinomias, no podemos permitir que Argentina siga estando en esta discusión de la grieta.
–¿Entonces le gustaría una primaria Macri-Lousteau?
–Ni siquiera es momento de hablar de nombres. El radicalismo tiene que discutir una estrategia y la estrategia es que no hay que ser furgón de cola. Yo no quiero ser furgón de cola de nadie, quiero liderar, tomar decisiones. Estoy convencido de que Cambiemos es la herramienta, pero quiero un rol más preponderante.
–La diferencia de votos que sacó Macri en Córdoba en el ballottage fue casi la misma que obtuvo a nivel nacional. ¿Después de tres años de gestión de una gestión tan complicada esa diferencia se mantiene?
–Claramente no, hoy la intención de voto de Macri se acerca más a lo que sacó en aquellas PASO (Cambiemos sacó el 35 por ciento), con lo cual no sobra nada. Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande, pero fundamentalmente lo tienen que hacer ellos, el PRO, para contener, para abrir las manos y para entender el histórico proceso que está viviendo la Argentina, que supera las antinomias y la grieta.