Tres días después de la golpiza que sufrió a manos del anestesista Ismael Billiris y por la que aún permanece internada, el juez que entiende en la causa, Alejandro Litvasck, aún no tomó declaración a la joven Belén Torres. El abogado defensor de Torres, Fernando Burlando, dijo a este diario que “es una locura que no se haya acercado, pero normalmente las causas de violencia de género son las más desatendidas por los funcionarios”. A última hora, Burlando confirmó que el juez cambió la carátula a “lesiones graves”. Ayer por la mañana, para demostrar los efectos de la violencia padecida, Torres contó desde la cama del Sanatorio Avellaneda donde se encuentra internada, cómo fue esa noche. “Los dos estábamos igual (por el consumo de drogas), pero yo no tenía la intención de matarlo a él, se ve que él sí tenía esa intención”, dijo.
Luego de que la agresión a Torres trascendiera mediáticamente, otra mujer lo denunció por un abuso sexual ocurrido en el año 2012. El abogado Burlando adelantó, también, que hoy sumará una nueva denuncia, la de una joven agredida en 2015. Las víctimas lo fueron “todas con el mismo modus operandi”, remarcó el abogado.
Burlando reclama a Litvasck, titular del Juzgado Nacional en lo Correccional 7, que tome declaración testimonial a Torres. El abogado adelantó que presentó “copia de la historia clínica con las lesiones (fisuras y fractura) porque esto no es ‘lesiones’ sino ‘tentativa de homicidio’”. Por ello, advirtió, la causa debería pasar del fuero correccional a la Justicia de Instrucción en lo Criminal.
Paralelamente, ayer el anestesista Billiris declaró en la investigación que se abrió cuando fue detenido por golpear a Torres, de 21, en su departamento de Beruti al 4500, el martes por la mañana. La causa por el hallazgo de drogas (3,1 gramos de cocaína y 0,88 de marihuana), calmantes y pastillas está a cargo del juez federal Sebastián Ramos y la fiscal Paloma Ochoa.
“Le quiero pedir disculpas a la familia (de Belén Torres). No fui yo, fue una intoxicación por drogas. Me duele en el alma. Jamás hice una cosa así, no lo volvería a hacer”, sostuvo Billiris al declarar en Comodoro Py.
El médico aseguró que la noche en que golpeó a Torres había consumido “crack” durante cinco horas con una pipa casera. Además, dijo que fue él quien atendió, desnudo, a los policías que golpearon a su puerta, tras la llamada de vecinos al 911, según informaron fuentes judiciales. Sin embargo, según Burlando, la conducta del médico anestesista es reiterada desde hace varios años y siempre tiene la misma metodología.
El letrado advirtió que a la causa de Belén se sumó la de una mujer que lo reconoció en tevé y lo denunció por un abuso cometido en 2012. La mujer, que trabaja como modelo, relató en la denuncia que presentó el martes en la comisaría 23 que había ido a bailar con una amiga a la disco Rumi, en Belgrano, donde conocieron a una persona que les dijo que las podía hacer famosas. Esta persona las llevó al departamento del anestesista. La modelo admitió que hubo consumo de drogas, pero denunció que al cabo de unas horas se despertó desnuda junto a Billiris sin recordar nada; su amiga estaba en el mismo estado. Después de llamar a un amigo para que la buscara, se comunicó con el hombre que había conocido en el boliche, y le preguntó qué le habían hecho: “le gusta cogerse a minas muertas”, fue la respuesta.
La causa recayó en el juzgado 40 de Rodolfo Cresseri, y su instrucción está a cargo del fiscal Marcelo Roma. Burlando explicó que “es similar al caso que vamos a presentar mañana (por hoy), que ocurrió en 2015. Es el mismo modus operandi, el tipo les inyectaba Midazolam, utilizaba Fentanilo, Pentanilo, Propofol y Sevorane, un inhalatorio pediátrico que lo mojaba en una gasa. Las dejaba sin voluntad y las abusaba cuando estaban ‘casi muertas’” y, agregó el abogado “cuando se despertaban no sabían cómo se llamaban”. El letrado advirtió que tiene la denuncia de seis mujeres, pero que algunas de ellas tienen mucho miedo. Hoy se presentará la tercera denuncia, aseguró Burlando, antes de señalar que los medios en ocasiones permiten avanzar en algunas causas. “Normalmente donde hay violencia de género son las causas más desatendidas por los funcionarios, porque dicen que es una boludez y hasta que no aparece alguien muerto o brutalmente agredido no actúan”, remarcó.
En el caso del anestesista, el abogado sostuvo que el conocimiento que tiene por su formación profesional torna aún “más disvaliosa su conducta, es un agravante, como también lo es consumir drogas para agredir a una persona porque el lo hacía sabiendo que se ponía violento y las molía a trompadas”. En el caso de Torres, a quien desfiguró a golpes, “las trompadas en la cara y las patadas que tiene en la espalda, son de un jugador de futbol, golpes certeros. No los de alguien que convulsiona descontrolado. Hay una desproporción corporal entre uno y otro que fue un elefante aplastando un ratón”, remató Burlando.
Ayer a la mañana, desde la cama del Sanatorio Itoiz de Avellaneda, donde se encuentra internada, Torres contó que conoció al médico a través de la red social Tinder (aplicación para celulares para acordar citas amorosas), y que hasta el día del ataque realizaba tareas administrativas para él. Con la cara hinchada por los golpes recordó la agresión: “el empieza a temblar y yo lo pongo de costado porque pensé que estaba mambeado por la droga. Ahí empieza a pegarme muy fuerte, empieza a decirme que me va a matar y a pegarme en la espalda muy fuerte. Los dos estábamos igual pero yo no tenía la intención de matarlo a él, se ve que él sí tenía esa intención porque yo nunca le iba a hacer algo”.