Racing se aferra a la punta de la Superliga, cuando faltan cuatro fechas para coronar al campeón. En la tarde-noche de ayer, venció en su cancha 1-0 al alicaído Estudiantes, con gol de Cvitanich, y amplió momentáneamente a seis puntos la diferencia con el escolta Defensa y Justicia. Necesitaba ganar Racing, para mantener la ventaja con el Halcón de Varela y presionarlo para que hoy salga a jugar, sabiendo que sólo le sirve ganar su partido si no quiere perder distancias con el líder. También precisaba el triunfo la Academia para volver a poner en diez puntos la ventaja con Boca, que al ganarle a Unión el viernes a la noche sintió reverdecer su ilusión del tricampeonato.
Era imprescindible la victoria para el plantel que conduce Eduardo Coudet, para enterrar el sinsabor de la eliminación de la Copa Sudamericana, concretada el miércoles pasado a manos de Corinthians, en los penales y después de dos partidos en que tuvo la ventaja del 1-0 y no la pudo conservar. El triunfo urgía además para que la tormenta que desatara Ricardo Centurión con su pedido de volver a entrenarse con la Primera División tras la sanción por el encontronazo con Coudet, tuviera tiempo al menos de disiparse.
Así como la Academia tenía la mochila pesada de tantos condicionantes, Estudiantes llegaba a Avellaneda con la única meta de emparchar la mala campaña que lo hizo perder en la fecha pasada al técnico Leandro Benítez, cuyo sucesor sería Gabriel Milito.
Y las diferentes ambiciones se reflejaron en el campo de juego. La visita, tratando de mantener el orden para cerrar los caminos agrupándose del medio hacia Andújar, abandonando a su suerte a Pavone y Albertengo. El local, buscando inclinar la cancha con las herramientas características de su verticalidad: el adelantamiento de los laterales, Díaz y Cardozo haciendo circular la pelota de banda a banda hasta que aparezca el claro para los centros a López y Cvitanich. Y la virtud de la presión y la verticalidad de Racing muchas veces, como ayer, se hace defecto, porque le falta ese jugador que sorprenda elaborando algo distinto. Eso que insinúan Zaracho y Pol Fernández, pero que no concretan. Ese desequilibrio que no conseguía Racing estuvo a punto de lograrlo Estudiantes cuando, pasados los 30, Castro sacó un derechazo que se estrelló en el palo derecho del indefenso Arias. De esa agonía, Racing pasó a la gloria en el avance siguiente, porque llovió otro centro al área de Andújar, pero Cvitanich eligió no cabecearla, sino bajarla. Con ese movimiento quedó solo para darle cruzado y marcar el 1-0. El gol cambió el partido. Se puso lindo. De ida y vuelta. Porque el Pincha arriesgó en busca de la igualdad y porque la Academia, con más espacios, estuvo muy cerca del segundo.
En el complemento, Racing perdió intensidad e hizo crecer a Estudiantes, que cambió su imagen con el ingreso de la Gastón Fernández. Con un par de intervenciones, el futbolista nacido en River le permitió al Pincha exigir a Arias, que mostró su gran actualidad con un par de buenas atajadas. Sufría el local, que sumaba algunos buenos encuentros en ofensiva pero no era contundente. Le faltaba punch para ampliar la diferencia y veía que el Pincha sabía cómo lastimarlo. Sin embargo, nada cambió, y Racing se quedó con un triunfo que necesitaba y que mereció, y que lo acerca al sueño de quedarse con el título de la Superliga.