La propuesta que la gobernadora María Eugenia Vidal envió a los docentes de la provincia en la reunión paritaria de la semana pasada incluyó un ítem insólito, que pasó sin llamar la atención, tapado por el caudal de noticias negras de estos tiempos. En la paritaria, los funcionarios plantearon al Frente de Unidad Gremial Docente que los maestros que este año queden bajo la línea de pobreza podrán recibir una suma salarial compensatoria, para lo que primero deberán certificar que con sus ingresos totales –es decir, incluidos los familiares– no llegan a cubrir la Canasta Básica Alimentaria de su hogar.
La idea fue presentada como una extraña garantía. Muestra el modo en que Cambiemos piensa que puede resolver los problemas más graves que genera su política salarial que, como bien podrá sospecharse, implica además una mayoría de estatales que sobrevivan con la soga al cuello.
Un análisis del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) enfocó la relación entre salarios docentes y línea de pobreza, no sólo en la provincia de Buenos Aires sino en todo el país. El informe tomó el sueldo promedio –el de un maestro de primaria con diez años de antigüedad y jornada simple-; luego lo comparó con la Canasta Básica Alimentaria estimada por el Indec para una familia tipo. El resultado mostró que:
- El sueldo promedio docente al inicio de estas paritaria estaba bajo la línea de pobreza en 17 de los 24 distritos del país. Es decir que apenas en 7 provincias los maestros tenían promedios salariales por encima de la línea.
- El año pasado la relación era la inversa: en 18 provincias los docentes cobraban salarios por encima de la línea de pobreza, mientras que por debajo de la línea sólo había 6 distritos; varios además del grupo de los que históricamente han arrastrado dificultades económicas, como Santiago del Estero o Formosa.
A partir de estos datos, el CEPA hizo otro cálculo para dimensionar la situación en que quedaron los docentes en el último año –en el que el gobierno nacional indicó a sus gobernadores que no otorgaran una cláusula gatillo de aumento por inflación, cosa que este año sí está dispuesto a cambiar, pero sin recomponer lo que perdieron en 2017–. El análisis tomó la cantidad de docentes de cada provincia y su salario promedio. En los casos en que el ingreso promedio quedó por debajo de la línea de pobreza, consideró que todos los docentes de la jurisdicción lo estaban. Y a la inversa, si el salario promedio está por encima, consideró que todos sus docentes lo estaban. Bajo este enfoque, el resultado es que:
- Hoy el 80 por ciento de los docentes del país quedó por debajo de la línea de pobreza.
- Haciendo el mismo cálculo para junio de 2017, los guarismos son los contrarios: hace un año, casi el 90 por ciento se encontraba por encima de la línea de pobreza.
Este dos últimos cálculos son sólo a titulo ilustrativo ya que, además que el salario promedio no es el cobrado por todos, para que un hogar entre en la categoría de pobre intervienen otras variables (como la cantidad de hijos, la de si es una casa en la que otros adultos tienen ingresos además del docente, o si el docente trabaja más de un turno). Pero permite dar una mirada del proceso de deterioro del poder de compra.
“La cercanía del salario docente a la línea de pobreza provocó que, ante un cambio significativo en el nivel de precios y por lo tanto en los salarios reales, en 2018 una sensible porción de los docentes pasara a ubicarse por debajo de esta línea, invirtiendo totalmente la relación: si antes el 90 por ciento superaba la línea de pobreza, tan sólo un año después el 80 por ciento está debajo de la misma”, indica en las conclusiones Hernán Letcher, autor del informe.
Las fuentes utilizadas en el análisis fueron los datos oficiales publicados por el ministerio de Educación (salario bruto para un docente de Educación Primaria, Jornada Simple y Enseñanza común con 10 años de antigüedad) y las Canastas Básicas Totales que elabora el Indec (como todavía no se hicieron públicos los datos de las CBT regionales a diciembre, éstas se proyectaron según la variación registrada para el Gran Buenos Aires, que sí fue publicada). Los datos son a diciembre de 2018, es decir en la línea de partida de las negociaciones paritarias en curso.
Así, para la provincia de Buenos Aires, donde para no ser pobre un hogar tipo debe tener ingresos por 25.348 pesos, el salario promedio docente es de 21.746 pesos. Es decir que cayó por debajo la línea, cuando el junio de 2017 estaba por encima (14.752 pesos para no ser pobre vs. sueldo promedio de 15.200).
En la Ciudad de Buenos Aires se dio el mismo proceso (línea de pobreza 25.494 vs. salario promedio de 21.572 pesos). Los otros casos, siempre para este cotejo a diciembre de 2018, de sueldos promedio son Corrientes, Formosa, Misiones, Santa Fe, Entre Ríos, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, Chubut, Neuquén, Río negro y Tierra del Fuego.
La impresionante caída de los sueldos por debajo de la línea de pobreza es una de las consecuencias de la decisión del gobierno de eliminar la paritaria nacional docente, que fijaba un piso salarial para todos los docentes del país –que servía de referencia en las provincias– y era el ámbito donde los gremios con representación nacional podían discutir con el Ministerio de Economía el aumento del auxilio económico que la Nación enviaba a los distritos más pobres así como el Fondo de Incentivo, que se distribuye en partes iguales entre todos los docentes. Sin ese espacio paritario, que el presidente Mauricio Macri suspendió en 2017 y directamente eliminó por decreto en 2017, el poder de negociación de los gremios quedó debilitado, y también las posibilidades reales de cada gobernación, que termina pagando lo que quiere o puede. El paro nacional de 48 horas que Ctera (docentes estatales) y Sadop (privados) convocaron para este miércoles y jueves es en reclamo de que el gobierno convoque a esta instancia de negociación, la de la paritaria federal.