Desde Necochea
La escena sucede en una carpa de circo, bajo el embrujo del Parque Miguel Lillo. Una tribu de pibas canta una nueva versión de “La bamba”, que hace poner la piel de gallina a las y los presentes: “Viva y libre / Porque somos manada / Sororidad / Yo no vine a rendirme”, dice la letra aggiornada propuesta por el dúo mexicano Rivothrillers y el coro femenino hace aullar la carpa y más allá. La segunda jornada del Festival Internacional de Música Independiente en Necochea transcurre entre lágrimas y no es para menos. La dupla se despacha con poemas crudos y rabiosos que caen como bofetadas sobre el auditorio: denuncian abusos sexuales, femicidios y rompen con tabúes. “Hay cosas de las que sí hay que hablar”, parecen decir y se largan con un poema sobre la neurodivergencia que provoca incomodidad y reflexión. “A la gente le gustan los poemas de amor, no los suicidas ni los dolorosos”, lanza desde el escenario Zaria Abreu Flores.
La noche inaugural giró en torno a la obra musical y poética de Rosario Bléfari, una artista de referencia para la escena musical independiente. La propuesta reunió a un puñado de jóvenes cantautoras y escritoras locales que se apropiaron de las músicas y las palabras de la homenajeada. Desde el pop-rock de Julieta Salas, que versionó “Dependiente”, hasta el histrionismo y desfachatez de Memu Marincevich, que le puso su impronta a “Cuaderno”. O la intervención de Panfilas, que le aportó un enfoque latinoamericano a “Vidrieras” y “Estaciones” y Cande Maio condimentó con su voz dulce “Exacto”. Las lecturas, en tanto, estuvieron a cargo de Guillermina Romero y Inés Púrpura. Un rato antes, se había proyectado el documental Entre dos luces (de Fernando Blanco), una especie de retrato vintage y psicodélico de la intimidad de Suárez, proyecto musical de Bléfari en la década del noventa.
Una de las propuestas más conmovedoras del festival fue la actuación de Rivothrillers, un dúo de spokenword (una mezcla de poesía, música e interpretación teatral) integrado por la escritora mexicana Zaria Abreu Flores y el músico Franco Narro. “Escribir estos poemas es muy útil, es algo que me salva la vida: es una forma de sacar el dolor y organizar la emoción”, explica Abreu Flores. “Y Rivothrillers propone denunciar algo que está sucediendo y a la vez demostrar que una puede decir estas cosas tan dolorosas en un escenario y en un micrófono. Por eso digo que hay que matar el secreto: poner sobre la mesa la rabia, el enojo y el hecho de vivir en un país como México que tiene estos índices de violencia (se registran siete femicidios por día). Es generar conciencia y abrazar a chicas que sufrieron abusos como yo”, se explaya.
Con cinco ediciones en formato festival y decenas de fechas organizadas en la ciudad balnearia desde 2012, la Agrupación Indiegesta viene haciendo un trabajo sostenido para fortalecer y enriquecer la escena musical emergente de Necochea. Y mostrar aquello que no circula. Es que uno de los propósitos del colectivo es traer a la ciudad propuestas musicales nuevas, alternativas o desconocidas que logren reflejar el sonido y el sentir de esta época. No tiene sentido, entienden los organizadores, programar a un artista ya consagrado y convocante, por más que provenga del mundillo de la independencia. “Se percibe que es un público que ha sido trabajado y construido en estos años. La respuesta de la gente fue increíble, hay un gran nivel de escucha”, sostiene Abreu Flores.
“Este festival permite unir redes de todo el mundo. Me deja la sensación de que existe una gran familia conectada por la música y la amorosidad. Son días en los que compartimos un almuerzo o una reunión en la playa”, dice Lu Balzaretti, una carismática cantautora necochense que está empezando a moldear su identidad. “Esta experiencia deja semillas para el futuro en la ciudad y es lo que te motiva a seguir haciendo música. Porque te hacen sentir reconocida y orientarte en el camino”, resalta. En el plano local, Cande Maio regaló canciones bañadas de mar y sintes (“el océano como metáfora de las turbulencias y la calma interna”, dijo) y La-Dro encendió la pista de baile con un pop que coqueteó con el reggaetón y el rap, y obtuvo una gran respuesta del público teen.
“¿Y si corremos las sillas?”, tiró Pablo Dacal después de la primera canción, fiel a su estilo. El músico y compositor presentó un set con un formato original y rockero (batería y guitarra acústica) no apto para escuchar sentado. En la segunda canción ya había roto una cuerda de la guitarra y mientras la cambiaba entregó una versión a capela de “El corazón es el lugar”, fuera de la lista. Dacal está mostrando canciones viscerales de un disco que saldrá este año, Mi esqueleto. En ese plan y con Fernando Mondino en los parches, versionó gemas de discos anteriores, como “Libre en el amor”, “La guitarra y el bolsón” o la inspirada “Intuición”. En esta misma jornada, el mexicano Franco Narro sorprendió con su particular toque guitarrístico y su estilo interpretativo, que recorrió desde una balada introspectiva con armonías preciosas hasta un son jarocho (ritmo tradicional mexicano) actualizado, “El compromiso” (de Patricio Hidalgo).
El Point, un bar del palo a metros del mar y bajo las estrellas, fue el refugio de la noche de cierre y la más eléctrica del festival. Después de la banda de pop rock necochense Los Inciertos, llegó el momento de Lxs Rusxs Hijxs de Putx y sus canciones provocadoras que van del punk rock más rabioso al pop más cancionero. “Me parece que lo más lindo de este festival es la diversidad y la notoria presencia femenina en la grilla”, resalta Luludot Viento, una de las cantantes de Lxs Rusxs, y dice que el eje de estos encuentros se sostiene “construyendo amistades”. “Que haya sido con entrada gratuita da la posibilidad de que mucha gente pueda acceder y rompe con esa idea de que el dinero legitima las cosas. La poesía y la música nos corresponde a todos, y nos abre el corazón”, completa “La Rusa”. La banda está presentando su segundo disco, Nos vamos a morir de hacer estrategias de amor (2018), un conjunto de canciones con un sonido más prolijo y amigable para nuevos oídos. “Estamos en una etapa de reencuentro y reafirmación. No estamos en ninguna carrera musical, sino en un proceso espiritual y humano”, remata.