Los docentes se preparan para otro inicio de las clases en conflicto. Ctera, Sadop y Conadu, gremios de la educación pública, privada y universitaria, ratificaron la huelga de este miércoles 6 y jueves 7, que será continuada por el paro internacional del mujeres del 8 de marzo. El reclamo al gobierno es que convoque a la paritaria federal, suspendida en 2017 por el ministro de Educación Alejandro Finocchiaro y eliminada por decreto por el presidente Mauricio Macri en 2018. “Hoy la mayoría de los docentes no cubren la Canasta Alimentaria”. “Se están generando circuitos de escuelas pobres para pobres y escuelas ricas para ricos”. “Volvemos a tener chicos sin alfabetizar”, son algunas de las imágenes que la titular de Ctera, Sonia Alesso, emplea al definir las consecuencias de dos años sin paritaria docente nacional. En diálogo con PáginaI12, asegura también que el objetivo de fondo de la política educativa de Cambiemos no es en sí mismo achicar el gasto público, sino crear condiciones favorables para abrir el negocio de la educación a los privados.
–En estos días, varios informes mostraron que el salario promedio de la mayoría de los docentes está por debajo de la línea de pobreza. ¿Cómo se relaciona esto con la clausura de la paritaria federal?
–Hay una relación directa. Los salarios cayeron porque se negó el derecho a esta discusión entre los gremios y el Estado, en la que fijábamos el piso de los sueldos docentes para todo el país. Lo mismo pasa con la desinversión educativa. Todo el paquete de lo que se dejó de discutir en la paritaria nacional ha generado una distorsión muy grande en los salarios. Y un retraso que cruzado con el aumento de los alimentos, de las tarifas, del transporte, creó esta situación en la que una cantidad muy grande de docentes no llega a cubrir a la Canasta de Pobreza, que hoy está fijada en más de 26 mil pesos.
–Sobre la distorsión en los salarios, según los datos oficiales, un docente que recién empieza puede cobrar entre 12.500 o 26.000 pesos, según la provincia en la que dé clases.
–Sí, eso es lo que se generó. En los años en que la paritaria estuvo vigente la diferencia entre los salarios iniciales más bajos y más altos era de mil, dos mil pesos. Ahora esa diferencia se abismó y hay salarios de 12.500 pesos (que ahora van a pasar a ser de 15 mil con el adelanto del salario mínimo vital y móvil que anunció Finocchiaro, pero hasta ahora son de 12.500 pesos), y provincias que con salarios iniciales de veintipico. Estamos hablando de diez mil pesos de diferencia...
–¿Qué opina de la propuesta de la gobernadora María Eugenia Vidal de compensar económicamente a los docentes que demuestren ser pobres?
–Es la misma Vidal que cuando le preguntaron antes de las elecciones cuánto tenía que ganar un docente dijo 40 mil pesos. Y ahora habla de una compensación con un certificado de pobreza. La verdad, la discusión tiene que ser que cualquier docente tenga una salario que le permita vivir, no sólo sobrevivir a duras penas.
–¿Hay razones de género detrás el bajo nivel de los salarios docentes?
–Siempre hubo una cuestión de feminización de la pobreza, de que los salarios fueran más bajos porque la mayoría de las docentes eran mujeres. Sin dudas, hay una cuestión que tiene que ver con el género, y hay una cuestión de cómo se valora o no a la educación. Los países que valoran la educación le pagan bien a sus maestros. Otro indicativo son las escuelas. Los edificios escolares y los salarios docentes son las dos mediciones que se hacen internacionalmente para mensurar el respeto por la educación.
–Al eliminar la paritaria, Cambiemos no busca sólo ajustar, reducir el gasto del Estado, sino también debilitar a los gremios quitándoles su poder para negociar.
–A Macri no le fue bien con ese intento. Más que debilitar, el gobierno intentó poner de rodillas a los sindicatos que pelean. Lo hizo también con otros. Creo que fue un intento de disciplinamiento que tenía como objetivo eliminar la lucha y, como cosa de fondo, mercantilizar y privatizar la educación, que es el objetivo real de la política educativa de Cambiemos. Para eso necesitan que los sindicatos agachen la cabeza y firmen cualquier cosa. Ctera no lo hizo y no lo va a hacer.
–¿Por qué la paritaria nacional tiene tanta incidencia, si existen las paritarias docentes provinciales?
–Para contestarlo hay desandar el tema. La ley de financiamiento educativo y la paritaria nacional docente surgieron de una larga lucha de Ctera, que se expresó centralmente en la Carpa Blanca, pero que tuvo antes y después otras luchas. Esa pelea tuvo el objetivo de reponer la responsabilidad del estado nacional en el sostenimiento de la educación ¿Por qué? Porque en la dictadura primero, y luego en el gobierno de Carlos Menem, el estado nacional traspasó la educación a las provincias, pero sin traspasarle fondos. Así las provincias se hicieron cargo de brindar educación en todos su niveles y modalidades sin tener recursos económicos. Lo que intentó la Ley de Financiamiento Educativo fue reponer esa responsabilidad indelegable del estado nacional en el financiamiento de la educación pública, para de esta manera tener una inversión destinada a los salarios, a infraestructura, material didáctico, netbooks, libros, a planes socioeducativos, formación docente. Fue una forma de recuperar aquella distorsión que se había generado en la dictadura y en la década del ‘90. Esto es lo que se había empezado a recuperar, incluso en el primer año del gobierno de Cambiemos, porque en 2016 se hizo la paritaria nacional. Pero luego, a partir de la asunción del ministro Alejandro Finocchiaro, se suspendió la paritaria y luego fue eliminada por decreto.
–¿Por qué Ctera dice que eso es ilegal?
–Porque un decreto es una norma de inferior rango que una ley.
–Los docentes convertidos en nuevos pobres fue un proceso característico de los ‘90. ¿Hay diferencias entre ese modelo y éste?
–Es muy parecido, tanto el modelo educativo como el hostigamiento de los docentes. Quizás la diferencia es que hay muchísimo más blindaje comunicacional, en el sentido de generar esta idea de confrontación con los docentes o con sus gremios, en un enfrentamiento casi permanente. De la misma manera, es un modelo que generado un circuito de escuelas pobres para pobres y de escuelas ricas para ricos.
–¿Qué pasa con los padres? ¿Es cierto, como dicen algunos docentes, que los maestros tienen que resignarse a educar en un mundo sin adultos?
–Yo no estoy tan de acuerdo... El mundo cambió, por supuesto, la relación de los adultos con los jóvenes y niños es distinta. La escuela tiene un lugar central en el conocimiento, pero creo que hay que trabajar junto con los papás y la comunidad, es una tarea fundamental de la escuela, que tiene una tarea principal, enseñar, pero además tiene otras tareas como crear ciudadanía, crear ciudadanos críticos, responsables, democráticos. Y tiene la responsabilidad de trabajar con los padres y la comunidad en un momento difícil. Hoy lo que hay es una gran dificultad de los papás que tienen, en muchos casos, muchas horas de trabajo que le quitan tiempo y espacio para estar con sus niños. Hay que trabajar esto desde la escuela con los padres... es una tarea de diálogo permanente con la comunidad.
–Los docentes cuentan que no les permiten hablar con los padres cuando hay un conflicto gremial. ¿Es así?
–Según las provincias. No pasa en todo el país, depende. Pero la escuela no puede renunciar a esa tarea, digan lo que digan los ministerios, porque cuando el Estado se retira lo único que queda en el barrio es la escuela. Cuando hay una inundación, cuando las localidades enteras se inundan el pueblo va a la escuela. Cuando una mamá es golpeada va a la escuela, Cuando está pasando hambre la familia, va a la escuela. Entonces, la escuela no se puede desligar, mas allá de las normativas autoritarias que pueda haber. Y de hecho no lo hace, está lleno de ejemplos en estos años de la escuela junto a la comunidad, defendiendo sus derechos: en Moreno, en las inundaciones en el NEA y NOA, en la relación de los padres con los profesores y maestros defendiendo las escuelas nocturnas y los institutos de formación docente. Hay un trabajo y una relación amorosa con la comunidad educativa que está presente. La escuela no puede desentenderse porque está ahí: donde no hay un funcionario hay una maestra. Siempre.