El fallo de doce páginas de la Jueza nacional en lo civil Myriam Cataldi que dictamina que en la partida de Nacimiento y en el DNI de Lara María Bertolini “en el campo reservado para el sexo, deberá consignarse ‘Femineidad travesti’”, se aleja del anquilosado lenguaje judicial para adquirir momentos de teoría académica y de intensa poética justicia. Apoyándose en filósofas de la talla de Judith Butler critica a la idea esencialista de que “los géneros son inmutables y encuentran su arraigo en la naturaleza, el cuerpo o en una heterosexualidad normativa y obligatoria”. El marco de la Ley 26.743 de Identidad de Género que posibilitó la solicitud de Lara es la que le permite a la Magistrada afirmar que: “la identidad de género se define como la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento de nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo”.
El escrito encuentra momentos épicos tales como: “Muchos de los conceptos relativos al género que se utilizan en las culturas occidentales se basan en una concepción binaria del sexo: hombre y mujer, macho y hembra… No hay dos géneros que se corresponden con dos sexos, hay tantos géneros como identidades, y por ende tantas identidades de género como personas”. Asimismo, hacia el final del fallo se reconoce en el logro de Lara Bertolini la especificidad de una lucha que particularmente las trans pueden llevar a cabo porque citando a Eleonora Lamm: “En las identidades trans, cualquiera sea el cuerpo, lo que importa es la identidad que es independiente de toda biología. Las identidades trans implican una ruptura, diría yo casi absoluta con el biologicismo”. Soy entrevista a quien corporizó en este caso esas luchas que se enlazan con las luchas de generaciones de trans y a la responsable de que se reconozca por primera vez otro casillero en el documento nacional de identidad.
¿Cómo fue el inicio de ese proceso a nivel personal, el pensarte vos como travesti?
–Cuando llegué a la Colectiva Lohana Berkins en el año 2016 mi identidad se adecuaba a lo que la ley de identidad de género me otorgaba dentro del marco establecido (Femenino-Masculino). Yo era mujer trans, que también es una identidad legítima y la respeto. No tenía formación sobre temáticas de género, identidades, ni nada por el estilo. Desde ese espacio y al escuchar a referentes como Susy Shock o Marlene Wayar o como vos, comencé a interpelarme y a pensarme en otros términos. Entonces sentía que la identidad de Mujer no se condecía con la fuerza política que hacía a mi identidad. Desenmarcarme de la “mujer trans” fue un proceso político, en donde entendía las particularidades colectivas y personales, y más que entender, me identificaba por mi historia de vida.
Es un proceso que pasamos la gran mayoría de las personas trans o travestis también ¿no? Cuando deconstruimos esa masculinidad impuesta pensamos, también, que el único lugar que nos queda es la feminidad. Pero una feminidad que no se puede pensar por fuera de lo que significa ser una mujer en esta construcción social de lo que es “ser mujer”. A nosotras también se nos muestra que hay solo dos opciones para ser y estar en el mundo y entonces pensamos que transitar la feminidad es un “devenir mujer”. Muchas veces eso lo pagamos con nuestro cuerpo, nuestras prácticas, nuestros modos de vincularnos y terminamos desidentificándonos de las particularidades (positivas y negativas) de lo que significa ser otro tipo de feminidad, una feminidad con otros devenires.
–Claro, esta transición de abortar lo masculino, nos lleva por otro camino que esta impuesto en esos mandatos de los pares sistémicos, y muchas veces no nos podemos pensar de otras maneras porque lo vemos como “los únicos caminos de salvación” para insertarnos en esta sociedad. Hasta que te das cuenta de que con tu amiga saliste a bailar un finde y a vos te dijeron: Vos no entras, ella sí. O que si entras a tu amiga la sacan a bailar y a vos te miran y se te ríen. Cuando te das cuenta de que a tu amiga no la echaron de la casa por ser mujer. Cuando te das cuenta de que tu amiga pudo estudiar, acceder a un trabajo por más precario sea y vos no. Y particularmente cuando te relacionas con otras y otros en el plano afectivo. Y esas particularidades justamente, se dan porque por más que te esfuerces no perteneces al menos a ese ser mujer, y las cosas que te pasan son porque sos diferente. Si no tenés que borrarte en toda diferencia y perder tu identidad renunciando a todo lo hermoso que es ser otra feminidad, una feminidad travesti.
¿Cómo fue el proceso del cambio registral, para lograr que en el DNI se refleje tu identidad: femineidad travesti?
–Primero, saliendo de esas imposiciones. Pensando y sintiendo en otras representaciones posibles sin perder el valor por mis diferencias, una identidad por fuera de lo binario: hombre-mujer. Todo eso me comenzó a representar y a dar felicidad… y orgullo. A partir de ahí creo que podemos comenzar a dialogar con otrxs que vienen hablando por nosotras, a disputar espacios, producir una teoría travesti, entrar en la arena política de modo contra hegemónico y poder también decirle a este mundo tan violento, lo mal que vienen haciendo las cosas por responder a tantas imposiciones que nos ponen en la mesa los sistemas de opresión.
La ley de identidad de género es un avance fundamental, ahora también es cierto que la M de Mujer en el casillero, no borra ciertas malas prácticas
–Cuando accedía el sistema de salud también, en mi DNI leían, Lara María Bertolini - F-Mujer, y cuando se encontraban con una travesti muchas veces no sabían cómo tratarme, ni a mi, ni a mi corporalidad, que viene con una trayectoria y que no se trata de un órgano, se trata de una construcción física, psíquica, y emocional que no tiene los mismos trayectos que un hombre o una mujer, entonces, ahora que sepan, y sino saben que estudien; como se debe tratar a una travesti. Porque nuestra identidad no se sostiene o vulnera solamente desde la sexualidad o la biología, que se comience a tener una interseccionalidad también en la medicina.
El juicio por el travesticidio de Diana Sacayán fue fundamental en todo este proceso. ¿No te parece?
–Sin dudas. Durante el invierno de 2018, se dictamina la sentencia favorable por el travesticidio de Diana como crimen de odio agravado por su identidad de género, en donde en todo el fallo se traduce que la identidad de Diana era Travesti. Cuando sale el fallo y se entiende que el crimen de Diana fue un travesticidio, entendí que tenía una herramienta legal muy poderosa para reclamar al Estado, si se le reconoció a Diana su identidad ya lamentablemente asesinada ¿por qué no reconocer mi identidad como feminidad travesti en vida?
Este fallo viene a quebrar el sistema binario F-M, ¿Pensás que abre el camino a otras identidades puedan registrarse como lo hicistevos? ¿Agenero, No Binarixs, Lesbianas? Por nombrar algunas…
–Sí, el fallo de la Jueza Myriam Cataldi es contundente en los últimos renglones; reconoce que el campo identitario de mi persona no puede estar establecido dentro del sexo femenino (mujer) se debe abrir un nuevo campo que es: Femineidad Travesti. Y para los futuros trámites administrativos, no judicializados, el renaper debe tener todas las herramientas administrativas para abrir un campo de multiplicidad de géneros con la cantidad que sea necesaria por el autopercibimiento de las personas.
Creo que aún no podemos dimensionar el impacto en su totalidad, como en su momento –y aun– no podemos dimensionar las transformaciones que genera en diferentes campos la ley de identidad de género.
–Exacto, siento que abre muchísimas puertas para pensarnos no solo de modo individual sino en las consecuencias a las que se exponen a diferentes colectivos ya sea por cuestiones de clase, etnia, discapacidad, orientaciones sexuales, etc. Siento que ellos nos va a dejar de hegemonizar y dar esas “estadísticas” falsas de las cuales nos pone el Estado y por ende demandar políticas públicas concretas.
Marlene Wayar en la conferencia de prensa que dimos el otro día, dijo algo que aun me resuena: “La primera que tiene que querer salvarse de este sistema que nos encorseta, esclaviza y somete es una misma. Una vez que se da ese paso, todo se torna colectivo. El deseo de Lara motorizado en esta acción me obliga a mi a seguir luchando”.
–Sí, a mí me sorprendió mucho la resistencia y cómo molesto en nuestro colectivo este avance. Puede que tenga que ver con la identidad travesti que aun a muchas compañeras les duela, aunque quienes más reaccionaron fueron quienes reivindicaban lo travesti como identidad, no lo sé. Esta ES una identidad colectiva. Me da a entender todo esto que va a haber un gran quiebre dentro de la sociedad con la construcción binaria y un gran quiebre también dentro de nuestro propio colectivo para encontrarse con el deseo de poder ser sin que por temor o discriminación abracemos las diferencias. Realmente, ahora que tenemos la libertad de decidir: ¿quién deseamos ser?, yo soy hoy más que nunca una femineidad travesti, y eso me hace muy feliz.