Los países de la Unión Europea acordaron en una cumbre en Malta un programa de diez puntos para frenar la llegada de barcos de inmigrantes desde el norte de África. Organismos de derechos humanos se expresaron contra el cierre de las fronteras.
El programa prevé sobre todo una mayor cooperación con Libia, el principal país de tránsito para inmigrantes que llegan de África a Europa cruzando el Mediterráneo. La nación norteafricana se encuentra desde hace años inmersa en una guerra civil, luego de que la intervención occidental en el marco de la llamada “Primavera árabe” impulsara la caída del líder Muammar Khadafi.
La ruta central del Mediterráneo se ha convertido en la principal vía de entrada de los inmigrantes irregulares en la UE, con 181.000 llegadas a territorio europeo en 2016, en su mayoría a través de Italia. Otras miles de personas murieron en el camino porque sus embarcaciones naufragaron.
Para cerrar la ruta Europa quiere formar y equipar cuanto antes a la Guardia Costera libia, a fin de impedir que las bandas de traficantes de personas puedan enviar a cientos de inmigrantes hacinados en embarcaciones precarias hacia Europa. El objetivo es que los refugiados permanezcan en los centros de internamiento de inmigrantes construidos en suelo libio.
Las organizaciones humanitarias han criticado duramente los planes de la Unión Europea. Oxfam señaló que una colaboración con Libia que se centre sobre todo en rechazar a los inmigrantes y refugiados tira por la borda los valores básicos europeos.
Amnistía Internacional (AI), en tanto, advirtió que cerrar las fronteras marítimas del sur de la UE puede implicar "dejar a miles de personas refugiadas e inmigrantes que salen por mar de Libia expuestas a ser detenidas y a sufrir espantosos abusos contra los derechos humanos".
"La Unión Europea está exponiendo de forma falsa la realidad en Libia: el país no es un lugar seguro para los que buscan protección", dijo por su parte Arjan Hehenkamp, gerente de Médicos Sin Fronteras. "Devolver allí a las personas o retenerlas es una política de refugiados inhumana", denunció.