Por segunda vez en menos de seis meses, un Boeing 737 MAX 8 se estrelló minutos después del despegue, terminando con la vida de las 157 personas que iban a bordo, lo que genera nuevos cuestionamientos sobre la seguridad de un modelo que es crucial para los planes futuros del gigante aeronáutico estadounidense.
El domingo, fallecieron 157 pasajeros y miembros de la tripulación de un 737 MAX operado por Ethiopian Airlines. Fue el mismo modelo que se estrelló en Indonesia en octubre, cobrándose la vida de las 189 personas que llevaba a bordo.
Solo los datos de vuelo y la conversación de la cabina de mando que están en las dos cajas negras de la aeronave podrían proporcionar evidencia tangible de lo que pudo haber causado el último accidente: problemas técnicos, error del piloto o una combinación de factores.
“El piloto mencionó que tenía dificultades y que quería regresar. Se le dio permiso para dar la vuelta”, dijo el director ejecutivo de Ethiopian Airlines, Tewolde Gebre Mariam, a periodistas en Adís Abeba, capital de Etiopía.
Las condiciones climáticas eran buenas en el momento del vuelo.
El avión perdió contacto con el control aéreo 6 minutos después de despegar y se estrelló cerca del poblado de Tulu Fara, en las afueras de la ciudad de Bishoftu, a unos 60 kilómetros al sureste de Adís Abeba.
Un granjero, identificado como Sisay Gemechu dijo que escuchó un fuerte ruido mientras se dirigía a buscar agua. “El avión parecía apuntar a aterrizar en un campo abierto cercano, pero se estrelló antes de llegar allí”, dijo. “El avión estaba en llamas en su parte trasera poco antes del accidente. El avión estaba girando sin control. (...) El choque causó una gran explosión”, relató otro testigo, Tegegn Dechasa.
El Boeing 737 había despegado a las 8.38 del domingo (02.38 hora de Argentina) del aeropuerto internacional Bole de Adís Abeba. El piloto reportó “dificultades” poco después del despegue y pidió regresar al aeropuerto, indicó a la prensa el CEO de la línea aérea.
“El piloto mencionó que tenía dificultades y que quería regresar”, los controladores “lo autorizaron” a dar media vuelta y regresar a Adís Abeba, declaró en conferencia de prensa en la capital etíope.
En el aeropuerto internacional de Nairobi los allegados de los pasajeros estaban devastados. Peter Kimani fue al aeropuerto a buscar a su hermana Florence Wangari, una enfermera “que viaja mucho”. “Sólo podemos rezar para que no haya subido al avión”. Jalid Ali Abdulrahman fue al aeropuerto a buscar a su hijo. Se enteró allí que el avión se estrelló. “Estaba en estado de shock pero poco después mi hijo me llamó para decirme que seguía en Adís Abeba, que no había subido al aparato”, dijo. En cambio, el diputado eslovaco Anton Hrnko se encontraba entre quienes perdieron a seres queridos. “Con gran pesar anuncio que mi querida esposa, Blanka, mi hijo Martin y mi hija Michala murieron en el desastre aéreo en Adís Abeba de esta mañana”, escribió en Facebook.
El experto de Teal Group, una agencia de seguridad aeroespacial, Richard Aboulafia, aseguró que es “demasiado pronto para hacer algún tipo de comentario significativo”, otro analista destacó las similitudes entre los dos incidentes.
“Es el mismo avión. Al igual que Lion Air, el accidente (de Ethiopia Airlines) ocurrió poco después del despegue y los pilotos señalaron que estaban experimentando problemas, luego el avión se estrelló. Las similitudes son claras”, agregó el experto aeroespacial, que pidió no ser identificado, para poder hablar libremente sobre el tema.
Pero el experto en aviación Michel Merluzeau señaló que “estas son las únicas similitudes, y la comparación se detiene allí ya que no tenemos ninguna otra información confiable en este momento”.
Desde el accidente de Lion Air, el 737 MAX ha enfrentado un creciente escepticismo por parte de la comunidad aeroespacial. El programa ya había presentado problemas durante su desarrollo.
En mayo de 2017, Boeing detuvo las pruebas de vuelo de los 737 MAX debido a problemas de calidad con el motor producido por CFM International, una empresa de propiedad conjunta de Safran Aircraft Engines de Francia y GE Aviation.
El último accidente representa un tremendo golpe para Boeing, cuyos aviones MAX son la última versión del 737, su aeronave más vendida de todos los tiempos con más de 10.000 aparatos producidos.