PáginaI12 en Brasil
Desde Brasilia
El vecino del presidente. Un presunto parapolicial que reside en el mismo predio donde vivió Jair Bolsonaro hasta asumir la presidencia fue arrestado en Río de Janeiro sospechado de ser quien ejecutó con cuatro disparos de subametralladora a la militante Marielle Franco.
El supuesto sicario Ronnie Lessa, fue apresado alrededor de las cuatro de la mañana por agentes de la División de Homicidios y poco después cayó Elcio Vieira de Queiroz sindicado como el conductor del automóvil que interceptó al de Marielle en la noche del 14 de marzo del año pasado en el centro carioca. En el atentado también falleció Anderson Gomes, que manejaba el otro auto y era asistente de la concejala del Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
Ronnie Lessa es sargento jubilado de la policía de Río, corporación a la que también perteneció su cómplice Vieria de Queiroz, que fue dado de baja de esa fuerza por su vinculación con las “milicias” parapoliciales.
El interrogatorio a ambos continuaba cerca de las diez de la mañana cuando otros agentes realizaban treinta y dos allanamientos en otros puntos de la ciudad.
Un grupo de investigadores permanecía en la lujosa residencia de Lessa, en el barrio Barra da Tijuca, donde se incautaron documentos, computadoras y un automóvil blindado de alta gama. Según los reporteros apostados en el lugar los agentes rastrillaron la vivienda con la expectativa de encontrar armas.
Los asesinos serían parte de una célula bien entrenada de milicianos a la cual se le confió la tarea de seguir los pasos de Marielle Franco desde octubre de 2017. El diputado federal Marcelo Freixo, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), también fue seguido por los asesinos.
Para el Ministerio Público la matanza del 14 de marzo fue un hecho “bárbaro” que tuvo un móvil “político”. El atentado fue ejecutada por profesionales que además de tener entrenamiento para operar armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas limpiaron la zona del atentado desconectando las cámaras de seguridad.
La entonces concejala Marielle Franco, del PSOL, fue acribillada cuando volvía de coordinar un evento llamado “Jóvenes negras moviendo las estructuras”. Era socióloga, afrodescendiente, de 38 años y vivía en pareja con la arquitecta Monica Benicio.
“Es urgente y necesario que se revele” la autoría intelectual de los dos asesinatos, demandó Benicio a poco de tomar conocimiento de los arrestos de los posibles autores materiales.
Sucede que las operaciones policiales de gran impacto se han repetido en fechas próximas a los aniversarios de la matanza. Los días 12 o 13 de cada mes suele haber una noticia retumbante con el probable interés de acallar a las demandas de los familiares y organismos de Derechos Humanos.
Monica Benicio ha viajado al exterior para denunciar el asesinato, un caso que está en la agenda de Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional.
“Ahora más que nunca Amnistía reitera la necesidad de que haya un grupo externo que acompañe las investigaciones”, señaló un comunicado de la entidad que ha expresado su preocupación con la demora del proceso.
El caso que causó una conmoción nacional en marzo del año pasado cuando decenas de miles de personas se volcaron espontáneamente a las calles para protestar. Las movilizaciones que sorprendieron por lo masivas y la presencia dominante de mujeres activistas junto con otras sin militancia.
Con la llegada de Bolsonaro al Palacio del Planalto el tema se hizo más explosivo: el ex capitán ha reivindicado a las “milicias” en actos políticos y hasta en el recinto del Parlamento cuando fue diputado federal por Río.
Que el policía jubilado Ronnie Lessa sea vecino suyo es una anécdota. Como también lo es suponer que ambos hayan compartido algún encuentro informal mientras paseaban por la playa frente a la cual se encuentra el predio donde tienen sus residencias.
Esa vecindad no dice nada en sí misma, pero puede dar pistas. Lo que liga a Bolsonaro con las “milicias” es su amistad de tres décadas con Fabricio Queiroz, un policía retirado con lazos estrechos en el mundo del crimen organizado.
El probable “miliciano” Fabricio Queiroz fue asesor de Flavio Bolsonaro, el hijo presidencial, que se desempeñó como legislador en Río. Por su despacho pasaron o trabajaron milicianos y familiares de éstos tal como lo demostró la prensa y está en los autos de otra investigación judicial que causó el primer escándalo del gobierno nacional hace un mes y medio.
Si los dos parapoliciales arrestados ayer por su aparente vínculo con la muerte de Marielle aceptan confesar lo que saben, este podría ser un paso para esclarecer ese crimen. Y acaso surjan más elementos sobre la trama de poder que se oculta detrás de Jair Bolsonaro.