El calor y la aridez pueden ser un estímulo para desmalezar conceptos negativos sobre una región. Un festival de literatura como el Filba Nacional suele convertirse en “una máquina de desactivar prejuicios”, sugiere Amalia Sanz, a cargo de los contenidos y la producción general junto a Catalina Labarca y Victoria Rodríguez Lacrouts. El VIII Filba Nacional se realizará del 10 al 13 de abril en Santiago del Estero, “madre de ciudades”, punto de encuentro para la circulación del NOA (noroeste argentino), hogar de poetas y narradores con una actividad editorial que necesita ser visibilizada y difundida más allá de los límites de la provincia. Habrá espacio para las confesiones, lecturas de diarios y cartas. La siesta y el silencio en el que se sumerge la ciudad es un motivo literario a explorar, como la huella de la violencia solapada y la magia del paisaje seco y ocre. La charla inaugural, “El relato insoportable”, estará a cargo del escritor y periodista Juan Sasturain, finalista del Premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón con su novela El último Hammett, quien hará un repaso sobre la práctica de la escritura, los soportes de publicación y los modos de circulación de textos narrativos, a partir de la obra de Héctor Oesterheld y Rodolfo Walsh. Entre los escritores santiagueños que participarán se destacan Jorge Rosenberg, Alberto Tasso, Diana Beláustegui, Belén Cianferoni, Claudio Rojo Cesca, Cecilia Prado, Mario Lavaisse, Andrés Navarro, Ignacio Ratier, Marcelo Ahumada, Gabriela Yauzá, Daniela Rafael y María Pilar Carranza, Paula Rivero y Sofía Landsman Franzzini, integrantes del colectivo Topos bajo la lluvia, entre otros.
“Uno llega con un montón de preconceptos como que en Santiago del Estero no hay nada. Y ellos también pueden pensar: vienen de Buenos Aires, de una fundación en Palermo, ¿por qué van a hacer un festival acá? ¿a quiénes traen?… Nunca sentimos hostilidad, pero sí una primera resistencia o una mirada de desconfianza que se desactiva rápidamente porque en esa nada siempre hay algo”, advierte Sanz durante la presentación de la programación del Filba Nacional Santiago del Estero, que se desplegará en varios sitios de la ciudad como la Casa Argañaraz, el antiguo Edificio Municipal, El Patio del Indio Froilán y la Casa Bicentenario-Parque Aguirre. Esta edición, que cuenta con el apoyo de la Municipalidad de Santiago y de la Fundación Williams, tuvo un comité asesor integrado por Alicia Genovese, Mariano Quirós y Eric Schierloh. Los tres estarán en Santiago, adonde también viajarán María Moreno, Leonardo Oyola, Inés Garland, Marta Lobo, Elena Anníbali, Francisco Bitar y Daiana Henderson. La novedad de este año es que la Fundación Filba sigue creciendo. A la agenda de festivales literarios se suma una nueva edición del II Festival de Literatura Filba La Cumbre –que comenzó el año pasado bajo la forma de un Filba Nacional–, en la que participarán Eugenia Almeida, Juan José Becerra, Ivonne Bordelois, Ana Ojeda, Martín Hadis, Tálata Rodríguez, Nelson Specchia, Natalia Ferreyra, Carlos Schilling y Esteban Feune de Colombi, entre otros.
“Se empieza a cumplir el objetivo de ir visitando todos los rincones de la Argentina”, dice Pablo Braun, presidente de la Fundación Filba. “Es fundamental llegar a Santiago del Estero para abrir canales y despertar ilusiones. También estamos presentando el Filba La Cumbre II, que es el primer desprendimiento del Filba Nacional. Cuando vamos a cada una de las provincias, intentamos por todos los medios tejer alianzas y quedarnos de alguna manera; se llame Filba, La Cumbre o Mondongo, nos da lo mismo –agrega Braun–. El objetivo de multiplicarnos se empieza a cumplir. Si no nos juntamos entre muchos, y más con la crítica situación que está viviendo el país desde todos los ángulos, sería más difícil todavía”. Gabriela Adamo, directora del festival, precisa que esta edición implica el primer desembarco en una ciudad del NOA. “Poder llegar lejos es siempre un estímulo enorme”, subraya la directora que reconoce que el principal obstáculo tiene que ver con el desconocimiento mutuo. “No es que hay poco allá, nosotros no sabemos lo que hay. Detrás de ese aparente silencio de las puertas cerradas con postigones a la hora de la siesta, donde no se mueve ni un granito de polvo, detrás de esas puertas, pasa de todo. Hay una enorme cantidad de escritores, poetas, narradores, novelistas, críticos. Y hay una pequeña industria editorial, que está haciendo libros lindos, bien pensados”, pondera la directora del Filba. La primera vez que viajaron a Santiago del Estero, en enero, les tocó lidiar con una temperatura de 45 grados. “Lo que más nos decían es: ‘nos encantaría que venga fulano, pero no va a venir’. Y salvo una escritora, que no podía por un viaje que ya tenía programado, creo que la lista de pedidos que nos hicieron está cubierta”, recuerda Adamo.
En la programación se destacan paneles como “Dormir al sol”. En una ciudad en la que la siesta estructura el ritmo cotidiano, Elena Anníbali, Jorge Rosenberg y Eric Schierloh dialogarán sobre ese momento en el que la vida transcurre a puertas cerradas y en el más absoluto silencio. No podía faltar un “Elogio de la vagancia”, con Inés Garland, Juan Sasturain y Gabriela Yauzá; una interrogación sobre los modos en que la literatura desenmascara las distintas formas de violencia, “A punto de estallar”, con Mariano Quirós y Leonardo Oyola. Habrá poesía encadenada, lecturas de cartas, como la “Carta abierta a mi peor enemigo”, cruces epistolares entre Francisco Bitar y Andrés Navarro; un taller de lecturas feministas “Erótica y feminismos” a cargo de María Moreno; el taller de encuadernación “Manos a la obra” de Carlos Ríos y Eric Schierloh, el taller de poesía “Entre la maleza”, con Alicia Genovese; y lo que promete ser un encuentro memorable: Juan Tauil y las vidaleras. “El Filba es como la punta de un iceberg”, compara Adamo. “Lo que más nos interesa es el tráfico de lecturas y la circulación; aprender los unos de los otros y conocernos”.
* La programación completa se puede ver en www.filba.org.ar