“Cita teatral ineludible del verano argentino”: así es como definen sus hacedores al Festival Temporada Alta, que comenzó como una oportunidad para acercarse, en Timbre 4, al teatro catalán, y que se fue complejizando con el tiempo. Se trata de un evento importado de Girona, que en esta quinta edición imita el carácter internacional de aquel y presenta espectáculos no sólo de Cataluña, sino también de otras regiones de España –Baleares, Extremadura y Galicia–, Perú, Chile, Uruguay y, claro, la Argentina. Es un encuentro completo: a las obras se suman mesas de conversación, workshops y un torneo de dramaturgia. Comienza hoy y finalizará el 16 de este mes. “Ya tiene su público. Está instalado. Es una linda forma de arrancar el año, después de los festejos y en medio del verano”, invita Jonathan Zak, uno de los productores de la sala de Boedo (México 3554).
Temporada Alta es un festival de artes escénicas que se celebra en Girona y Salt durante octubre, noviembre y diciembre, hace ya 25 años, considerado el más prestigioso de España. Su “franquicia” en territorio porteño nació como un intercambio de favores: el director Claudio Tolcachir, fundador de Timbre 4, había llevado a Girona buena parte de sus trabajos. “La iniciativa tiene que ver con devolver. Con no estar siempre pidiendo, si no también dar”, explica Zak. “Siempre el teatro argentino fue fuerte en España, tomado como referencia. Veronese, Claudio, Nelson Valente y Ciro Zorzoli, entre otros, estuvieron muy presentes, con trabajos despojados, y eso les dio una punta a los españoles para manejarse en tiempos de crisis”, profundiza.
Desde el otro lado del Atlántico, Narcis Puig, representante del TA de Girona, lo confirma: “Nosotros envidiamos el volumen del teatro argentino y la calidad que ha generado el independiente. En Europa, el teatro argentino conocido es el independiente”. El germen del festival mutó con el tiempo. Ahora, la versión porteña se parece más a la original. “Comenzó siendo una semana catalana. Nos aburrimos rápido y buscamos un nuevo desafío, siguiendo el modelo de Girona: nuevas dramaturgias, tendencias e internacionalidad. Ojalá el año que viene podamos internacionalizarlo más: sumar otros países de Europa e incluso otros continentes”, se entusiasma Zak. Un dato llamativo es que no hay organismo público, nacional o porteño, que respalde el evento. Cuenta con apoyo del Institut Ramon Llull, Acción Cultural Española, el Centro Cultural de España en Buenos Aires, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, las embajadas de España y Chile, el Centro Cultural Matta y Alternativa Teatral.
La semana catalana
A la primera parte del festival le quedó ese nombre, pero actualmente es, en realidad, más que eso. Los espectáculos que llegarán desde Cataluña son dos. Oscar Muñoz presentará La noche justo antes de los bosques, de Bernard-Marie Koltès. Este unipersonal, dirigido por Roberto Romei, lleva años representándose en Cataluña y en el resto de España, y cuenta con un particular reconocimiento desde que pasó por el Festival de Avignon. Por su parte, Pep Tosar traerá otro unipersonal, La historia del señor Sommer, de Patrick Süskind, trabajo que mostró aquí, en el Belisario, en 2011. En representación de Baleares llegará Acorar, con texto e interpretación de Toni Gomila, que se ha presentado en cuatro ediciones del TA de Girona y que propone una reflexión sobre la identidad colectiva de los pueblos. Premiada, se la pudo ver también en Cataluña y en Valencia. El suroeste de la Península Ibérica se hará presente con Alacrán o la ceremonia, de y con el actor extremeño José Antonio de Lucía; mientras que del noroeste se podrá ver Africa, una mirada a través del microteatro, con actuaciones de Chusa Pérez de Vallejo, Maru Méndez y Daiana Silver.
“Habrá propuestas de Cataluña, Baleares, Galicia y Extremadura. Será interesante para el público ver similitudes y diferencias. En Cataluña, en los últimos tiempos hay dos focos, puntos que han sido especialmente interesantes: la autoría textual, que ha tenido una evolución muy fuerte desde hace diez, quince años. Y hay otro foco de teatro más alejado del texto, de creación contemporánea”, define Puig. En relación con la marcada presencia de unipersonales, aclara que no se trata de una tendencia fuerte, al menos en el teatro catalán. Porque, por ejemplo, el de Tosar tiene 25 años. Sin embargo, “seguramente la crisis generó que se hagan más producciones fáciles de trasladar. La capacidad de producción de las compañías bajó muchísimo”, advierte.
Teatro en tiempos de crisis
Tal como sucedió aquí, la crisis produjo un “boom” de teatro independiente en Cataluña. “Siempre ha sido un elemento importante. Pero en los últimos años hay una tendencia: ‘ya que no hay medios de producción, vamos a producirnos nosotros mismos’. Esto ha pasado sobre todo en la generación más joven, que sale de la escuela de teatro con muy pocas opciones de trabajo inmediato. Cataluña tiene una tradición de compañías independientes, pero ha habido un parón en los momentos de vacas gordas, en el mundo de la cultura. El teatro se oficializó más. Se hizo más grande la parte pública”, analiza Puig. Es decir que había pocos grupos estables independientes, pero la crisis movió el tablero.
Tanto aquí como en Girona, TA se detiene especialmente en el teatro independiente. De él es un referente Pep Tosar, el actor que trae su versión de La historia del señor Sommer, una obra considerada de culto en España. “En realidad, después de ir con ‘el Sommer’ a Montevideo y a Lima, vuelvo a Buenos Aires para dirigir un espectáculo mío que estrené en Barcelona hace algunos años”, cuenta por mail el actor y también director. El 18 de marzo estrenará Sueños de sueños, adaptación del libro del mismo título, de Antonio Tabuchi. Será en Espacio Sísmico.
“En España, el teatro independiente es moneda corriente –dice–, pero creo que el público está muy maltrecho, muy manipulado, por la moda, la política, la televisión... y por eso sigue acudiendo a los teatros oficiales, obedeciendo a dictámenes ajenos a su criterio. El teatro independiente sigue eclipsado por la ‘macropresencia’ del público. Es David contra Goliat, pero sin la honda. No obstante, los mejores espectáculos que he visto en Barcelona en los últimos años los he visto en salas pequeñas”, analiza. “La crisis ha generado más miedo. El miedo ha generado que los burócratas del teatro se aferrasen a sus ‘micro-plataformas’ de poder, aún con más ahínco, generando nuevas formas, cada vez más cínicas, de ningunear al teatro independiente. Es como un gato encerrado en una jaula que nunca cesa de buscar una salida. Como una quimera”, concluye.
En el cuento escrito en 1991 por el alemán Patrick Süskind, el protagonista recuerda sus andanzas infantiles en el pueblo de Obemsee, especialmente sus encuentros con el misterioso personaje que da título a la historia. Tosar estrenó su unipersonal en 1993. “Hasta ahora, siempre tuve la necesidad de volver al monólogo. Pero creo que ya hemos llegado al final. Así que, antes de hundirme en el lago con él, prefiero despedir con el corazón al señor Sommer en estas últimas funciones en Sudamérica”, cuenta el actor, quien solía dirigir el Circol Maldà en Barcelona, pequeño espacio donde se realizaban espectáculos teatrales y musicales. Ya no. “Se me acabó el contrato de alquiler y el propietario, el barón de Maldà, prefirió alquilárselo secretamente al que fue mi ayudante de dirección. Cosas de la aristocracia”, revela.
Por su parte, Toni Gomila vendrá con Acorar, en representación de Baleares. Por mail, aporta un resumen del panorama teatral de la región. “En los 90, pequeñas escuelas formaron a una generación de actores que siguieron estudios superiores en el Institut del Teatre de Barcelona. En los últimos años, a partir de ello y de la entrada en funcionamiento de la Escuela Superior de Arte Dramático, se está produciendo una renovación: están surgiendo nuevos creadores con mucho que decir, al tiempo que están ocupando el espacio, por discurso y por energía, de las compañías que han marcado el compás en los últimos treinta años”, sintetiza, en consonancia con la mirada de Narcis Puig sobre Cataluña. “Así que, después del período franquista marcado por el sainete costumbrista inocuo, estas compañías modernizaron el teatro en las islas. Debido a la crisis pasada y las erráticas programaciones de los grandes teatros, no ha explotado aún y los grupos sobrevivieron en el pequeño formato”, completa.
“Crecieron formas nuevas de producir, ver y entender el teatro. La nueva hornada de creadores ya ha nacido en este ecosistema, y son el grueso de la profesión actualmente”, remarca Gomila, que se inspiró en Vestuario de hombres, de Javier Daulte, para crear Acorar. De hecho, luego de ver aquél espectáculo pasó mañanas en bares notables porteños, “escribiendo, loco”. “Llegué a Mallorca con dos terceras partes escritas. Recuerdo el impacto de ese espectáculo, la reflexión irónica, divertida, emocionante, sobre la Argentina y los argentinos, y a mí salir diciendo ‘quiero hacer algo así sobre Mallorca y los mallorquines’”, relata.
El punto de partida de este fenómeno teatral de Baleares es la descripción de una jornada de matanzas en Mallorca, que es lo que da el título al espectáculo. “El ritual ancestral de la matanza del cerdo y la elaboración de la sobrasada, cuestiones identitarias de su isla natal, le sirven a Gomila como metáfora del alma de un pueblo. Y le sirven para descuartizar, con mucho humor, las entrañas de una sociedad que en pos de la modernidad y la globalización olvida sus raíces, su cultura”, resumió El periódico. “Los valores que se le han atribuido al texto tienen que ver con los cambios que la globalización, la modernidad, provoca en las pequeñas comunidades”, agrega el autor y actor.
“El carácter, la autenticidad y la identidad cultural porteños son muy marcados, definidos, pero seguramente también hay pérdida, sentimiento de vacío, dificultades para la transmisión intergeneracional de conceptos, maneras de entender el mundo, comportamientos. Confío en que Acorar les puede resultar una reflexión interesante”, invita. Para el mallorquín, el teatro debe abordar fenómenos sociales y aportar reflexiones. “No sobrevivió dos mil años por ser entretenimiento. Tenemos entretenimientos más impactantes. El valor que tiene el teatro es el de respirar conjuntamente con el público, con el riesgo cruel del directo, y con la intención de alterar esa respiración. O pensamos y emocionamos o el teatro será simplemente show business, que no está mal. Lo prefiero a muchas otras manifestaciones del entretenimiento, pero busco otra cosa”, concluye.
La semana latinoamericana
Desde Perú llegará la Compañía de Teatro Físico con Los regalos, de Federico Abril y Fernando Castro, con actuaciones de Diego Cabello, Eduardo Cardozo y Miquel De la Rocha. Lenguaje de máscaras, acrobacia y clown se combinan en esta historia sobre la cotidianidad de una familia que se debate entre las demostraciones de amor que el machismo permite y la violencia cotidiana.
El cronograma incluye tres propuestas chilenas muy diversas. Acceso, de Pablo Larraín y Roberto Farías; Esto se iba a llamar proyecto Chéjov (work sin progress), de Felipe Rubio; y Migrantes, teatro para un espectador, espectáculo en formato pequeño que consta de tres piezas teatrales sobre la temática de la migración en Buenos Aires. Uruguay cruzará con Lítost, la frustración, de Jimena Márquez y con actuaciones de Gabriela Iribarren, Jimena Vázquez y Santiago Duarte. “Lítost” es una palabra de origen checo que hace referencia al momento en que el ser humano se hace consciente de su propia decadencia; sentimiento sobre el cual gira la obra.
Finalmente, la propuesta local estará a cargo de Emilio García Wehbi, quien presentará Rey Lear, una lectura contemporánea de algunos tópicos shakesperianos, como el desprecio por la vejez, la soledad, la locura del poder, la ambición desmedida, el mandato paterno y la herencia. La programación completa se encuentra en www.timbre4.com.