La manifestación de más de medio millón de personas que hizo tronar la Ciudad de Buenos Aires queda en las pieles y las retinas de sus protagonistas. De enorme masividad, esa enorme marcha no hubiera podido realizarse sin el aporte de los más variados colectivos feministas, populares, barriales, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, las distintas organizaciones que desde principios de febrero participaron de las Asambleas preparatorias en la Mutual Sentimiento y también de la enorme columna sindical, que incluía a organizaciones de las dos vertientes de la Central de Trabajadores de la Argentina (de los Trabajadores y Autónoma), a algunos sindicatos de la Corriente Federal de los Trabajadores, a la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) y la CCC (Corriente Clasista y Combativa), entre otras. En esa marea humana que colmó Diagonal Sur había miles de mujeres que militan el feminismo en sus sindicatos. Que vienen peleando por las secretarías de género, para generar protocolos contra la violencia machista y poniendo el cuerpo para ampliar el espacio para las mujeres y disidencias en cada sindicato. Poner el foco en esa construcción transversal, artesanal, que están llevando mujeres que priorizan los objetivos comunes antes que las diferencias políticas permitirá entender cómo el feminismo está cambiando también un mundo que parecía esquivo, el del sindicalismo. Por eso, cuando la dirigente nacional del Partido Obrero Vanina Biasi acusó desde el escenario a las centrales sindicales de haber retaceado el dinero para el sonido, la bronca arreció. No habían adherido al documento porque, justamente, se reclamaba que las centrales no hubieran hecho lo que sí habían hecho. El 6 de febrero, la CTA de los Trabajadores definió adherir al paro y el 14 de febrero, la CTA Autónoma convocó a un paro de 24 horas.
La anécdota no lo es tal si se tiene en cuenta que fue eso lo que los medios de comunicación hegemónicos amplificaron: la acusación a las centrales obreras. Para Estela Díaz, histórica secretaria de género de la CTA de los Trabajadores, se trató de “un ataque fortísimo contra las centrales, profundamente antisindical. No es que se ataca a las cúpulas, porque en el primer párrafo del documento, en la misma línea que se señala a Macri y el Fondo Monetario Internacional (FMI), nos nombra a las CTA, como quienes le damos la espalda al Paro Internacional de Mujeres y eso es una mentira”. Díaz subrayó el protagonismo de las trabajadoras en la resistencia iniciada el 11 de diciembre de 2015 contra las políticas neoliberales. Desde la otra CTA, la Autónoma, Silvia León también se quejó. “Nos preocupa mucho el operativo que intentó producir la división entre las mujeres sindicalistas y el movimiento de mujeres en su conjunto, que no fue más que un operativo mediático, divisionista y oportunista, pero nada de esto va a opacar la enorme manifestación que conseguimos”, dijo. León subrayó que su central convocó a un paro de 24 horas.
Aunque no hubo forma de eludir la confrontación –planteada desde el propio escenario– las mujeres de las organizaciones sindicales están convencidas de la necesidad de poner el eje en otro lugar. “Si algo ha dado muestras el movimiento de mujeres en el mundo es de haber podido tomar los objetivos por encima de las diferencias que tengamos. Si nos vamos a quedar en la denuncias de estas compañeras o lo que pasó, entramos en un juego que le va a quitar fuerza a un movimiento que yo creo que en este momento es el único movimiento transformador, que atraviesa la política, es transversal a la política y al sindicalismo. Eso el lo que tenemos que empujar, valorar y capitalizar como mujeres y como movimiento”, planteó Claudia Ormachea, secretaria Nacional de Derechos Humanos, Género e Igualdad de la Asociación Bancaria, que pertenece a la Corriente Federal de los Trabajadores. “Como en todo movimiento, hay posturas más radicalizadas pero no hay que hacer lugar a los planteos divisionistas, hay que dar la discusión que haya que dar”, abundó.
El documento denunció “a las direcciones de las centrales sindicales –CGT y CTA– por darle la espalda nuestro movimiento al no llamar al paro por el 8M”. Para quienes vienen bregando desde sus sindicatos, esa posición desconoce la tarea incesante que realizan para ampliar los márgenes de lo posible en organizaciones históricamente conducidas por varones, y en las que recién ahora las mujeres están disputando poder real.
Ormaechea lo deja claro: “Antes parecía que sindicalismo y feminismo tenían reivindicaciones paralelas. Eso no ocurre ahora, el sindicalismo ha atravesado el mundo sindical, con fuerza. Hoy tenés en el sindicalismo a mujeres que militan el feminismo. A veces, a las compañeras feministas les cuesta reconocer, nos tratan de burócratas y la verdad es que yo siempre les digo que nosotras trabajamos y nos desarrollamos en organizaciones totalmente patriarcales y machistas. Por ejemplo las compañeras de la Corriente Federal, y también las de CTA y CTEP, vienen planteando muchas acciones para capacitar, para formar. Sacamos un segundo boletín que habla de la brecha salarial para que llegue a la mayor cantidad de compañeras posibles. Creo que está claro que los objetivos están por encima de las diferencias”, consideró. En esa misma línea, hizo un llamado concreto: “Las mujeres no nos podemos dar el lujo de dilapidar la fuerza de nuestro movimiento en el mundo. Es ahora o dentro de muchos años”.
Desde la CTA Autónoma, León prefirió hacer hincapié en el logro histórico de la movilización. “Hacemos la evaluación de que este tercer Paro Internacional de Mujeres fue una nueva jornada histórica, en las que desde nuestra central hemos aportado con absoluta convicción desde los primeros días de febrero, cuando resolvimos convocar a un paro activo de mujeres para el 8 de marzo, y en lo que respecta a los sectores laborales, hemos tenido un alto acatamiento en el Estado, donde más las compañeras tienen posibilidades de parar, más que en lo privado”, expresó la secretaria de Género de la CTA Autónoma. Y subrayó que hubo un acatamiento del 75 por ciento a la medida de fuerza en las dependencias del estado nacional en la Ciudad de Buenos Aires, “aún con la amenaza del descuento” del día de paro hecho desde la Secretaría de Modernización a cargo de Andrés Ibarra. “La evaluación que hacemos es que fue una jornada histórica en cuanto al impacto del paro y de la construcción en unidad que hemos podido sortear con todas las organizaciones de trabajadoras -no sin discusiones internas y sin diferencias-, pero priorizando algo que desde el feminismo tenemos muy claro, que solamente vamos a poder enfrentar las políticas de ajuste, de discriminación, patriarcales y machistas, en la unidad de las trabajadoras y las disidencias”.
León recordó también la tarea ciclópea que tienen las mujeres del mundo sindical. “Es nuestra labor hacia adentro, en nuestros sindicatos y organizaciones, despatriarcalizar nuestras propias prácticas, nos quedan muchas batallas por ganar, en torno a la paridad, a la construcción de consensos”, admitió y subrayó la multitudinaria marcha por Diagonal Sur junto a trabajadoras de la economía informal, “que no se visibilizó en los medios”. “Fue una fiesta. Cuando hay voluntad política y priorizamos estas construcciones, sabemos que es la única forma de terminar con este gobierno y pensar en una sociedad en la que podamos gozar de nuestros derechos. Nosotras decimos que no hay revolución posible sin feminismo. Este es el desafío”, abundó.
También para Estela Díaz, de la CTA de los Trabajadores, es importante desmentir lo dicho desde el escenario, y puntualizar que no había un compromiso previo de las organizaciones sindicales para pagar el equipo de sonido, sino que hubo “problemas organizativos que llevaron a recaudar el dinero el día anterior”. “No acompañamos el documento final porque miente cuando sostiene que nuestra Central le da la espalda al movimiento feminista. Esta CTA –como dijimos– aprobó en reunión de Mesa Nacional el 6 de febrero la adhesión al Paro de Mujeres. Todas nuestras organizaciones tuvieron diversas medidas de fuerza, como el sector docente y el estatal que hicieron paro general, además de otras modalidades en otros sectores. Pero esto no ocurrió sólo en la Capital. Hubo una estrategia montada en otros lugares del país de similares características, que quisieron coronar con una operación mediática canallesca y mentirosa. No somos ingenuas: quieren dividir al movimiento, que crece y que es mirado por el mundo entero. Son sectores funcionales a la derecha y al neoliberalismo”, expresó el documento oficial de la CTA de los Trabajadores.
Para Díaz, “esta era una manifestación unificada, más allá de las diferencias, en algunos reclamos básicos, como el rechazo al neoliberalismo y el gobierno de Macri, el reclamo de basta de violencia machista y el de aborto legal”.
La dirigente está convencida de que se quiso “instalar una mentira hacia la sociedad que es absolutamente funcional a la derecha”. Y señaló que las arengas desde el escenario atizaron “el discurso antisindical”. “Lo fundamental que se está gestando es que este movimiento de mujeres y este feminismo del que somos partes las compañeras que estamos en las organizaciones sindicales está siendo también protagonista de la acumulación social y política que se viene reconfigurando en alianzas que van a derrotar, que están derrotando en temáticas concretas al neoliberalismo”, expresó Díaz. Y por eso subraya lo que a su juicio sí ocurrió el 8 de marzo. “Hemos logrado repolitizar el 8 de marzo que hasta hace poquitos años estaba ganado por la banalización. Hay sectores de diversa índole que se comprometen, y nos han permitido el debate muy diverso en los lugares de trabajo, en espacios barriales, un debate que apunta a ampliar derechos”, indicó Díaz.
La histórica secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores cruzó el discurso antisindical. “Sin lugar a dudas, no sólo estamos diciendo que hay que derrotar al neoliberalismo, sino que con nuestra lucha incesante hemos logrado no perder tanto, porque este capitalismo financiero sin sindicatos es un mundo de esclavos, y este modelo, que es especialmente fascista, despliega su odio contra las mujeres”. Para Díaz, lo más claro es la necesidad de “ser parte de la derrota electoral que esperamos poder construir en octubre. Nuestra agenda incluso es mucho más estratégica, en el sentido de que tenemos todo el debate del trabajo de las mujeres y otras identidades en su conjunto, el productivo, el reproductivo, cómo también se asocian y se imbrican los temas de violencia, de derechos sexuales, de la autonomía económica, del cuerpo, física y del protagonismo de las mujeres en un proceso distinto, de un gobierno de carácter popular”. Por eso, ella subraya que “el enemigo del pueblo está en las políticas de Macri, Vidal, Larreta, el carcelero Morales y toda la alianza de gobierno de Cambiemos. Estamos construyendo la unidad política, sindical y social, que va en camino de construir la derrota del neoliberalismo en las urnas. Pero mucho más que eso: estamos construyendo las bases de un futuro gobierno que será nacional, popular, democrático y feminista”.