Claude Monet, uno de los maestros del impresionismo francés, llegó al Boletín Oficial de la República Argentina. El Estado salió a través de ese medio a ofertar cuadros del pintor y de otro artistas por una cifra total que ronda los 100 millones de dólares. Se trata del cumplimiento de una nueva norma, por la cual los privados que quieran vender obras de arte primero deben hacer la oferta en el país.
El Estado argentino tiene dentro de su patrimonio dos cuadros de Monet (1840-1926) que forman parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes: Orillas del Sena y El puente de Argenteuil. Lo que se ofrece a través del Boletín Oficial son dos pinturas de la serie de Ninfeas. De hecho, ambas obras en subasta llevan ese nombre. La más antigua, y más cara, mide 90 centímetros de largo por 90 de ancho y data de 1904. El martes 12 de marzo se anunció en el Boletín Oficial la salida a subasta de esa obra, “cuyo estado de conservación es bueno”, y con un precio base de 50 millones de dólares.
La otra versión de Ninfeas mide 90 por 87 centímetros. Es de 1908 y sale a la venta con un precio inicial de 42 millones de dólares. También se ofertaron Naturaleza muerta con jarra azul (1886), de Maurice De Vlaminck, y El puerto Morin de Andelys (1906), de Paul Signac. Ambas obras cotizan a 5 y 3,5 millones de dólares, respectivamente.
Las autoridades salieron a aclarar que esta modalidad de venta obedece a una nueva normativa sobre la circulación de bienes culturales. De acuerdo a esta disposición, para que un bien artístico salga a la venta en el exterior, primero debe ser ofrecido al Estado, y si las autoridades no optan por comprarlo, el Estado hace la oferta pública. Y si no hubiera interesados, se habilita la salida al exterior vía la Licencia de Exportación.
El secretario de Cultura, Pablo Avelluto, afirmó que les gustaría comprar los cuadros pero que no hay presupuesto. El Ministerio de Educación y la Secretaría de Cultura son los responsables del llamado a subasta y fue el propio Avelluto quien habilitó el mecanismo, según él, para agilizar los trámites de exportación.
Avelluto se apoya en un comité consultivo con potestad para evitar la salida del país de obras de arte. Si ese comité decide que la obra no es imprescindible y que no tiene por qué incorporarse a las colecciones públicas, habilita el llamado a subasta. Es lo que ocurrió, y si hubiera quien esté dispuesto a pagar su precio, la obra queda en territorio nacional.
El Estado sostiene que así se facilita blanquear el valor de las obras que están en colecciones privadas y se evita el tráfico ilegal de obras de arte. Lo cierto es que el Boletín Oficial sirvió como intermediador, a la manera de un aviso clasificado, para facilitar un negocio de privados.