El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, anunció que su país se retira definitivamente de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Además de confirmar que pedirá la devolución del edificio donde tiene sede el organismo regional, avisó que retirará la estatua del expresidente Néstor Kirchner, ubicada en la entrada del lugar. La decisión causó rápidas críticas del ex mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, que denunció que lo de Lenín es una grave traición. Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados de Bolivia, Víctor Borda, que responde al oficialismo, denunció la falta de interés de Ecuador en la búsqueda de la unidad continental.
El anuncio de Lenín no es casual. El 22 de marzo varios presidentes de la región se reunirán en Chile para avanzar hacia la creación del Prosur, el espacio promovido por los gobiernos de derecha en el que Venezuela quedó excluida. Ecuador es el segundo país en retirarse del organismo regional creado formalmente en 2008 con el impulso de los ex presidentes Hugo Chávez, Kirchner, Inácio Lula da Silva y Correa. El primero en irse fue Colombia, mientras que Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay suspendieron el año pasado su participación en ese espacio.
Entre las acciones más recordadas de la Unasur está, por ejemplo, su intervención en el conflicto boliviano en 2008 cuando sectores del oriente rico de Bolivia se levantaron contra el mandatario. En ese entonces el organismo se reunió en el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile y luego de horas de deliberación decidió apoyar al presidente Morales y denunciar el intento de desestabilización de la democracia boliviana.
El argumento que utilizó Moreno para anunciar su salida del organismo fue que el bloque “se transformó en una plataforma política que destruyó el sueño de la integración”, y dijo que planea entregar la sede del organismo, ubicado en Quito, a la Universidad Indígena ecuatoriana. Es que la salida de ese país no solo es un gesto a los gobiernos de derecha de la región sino que también implica el desfinanciamiento de la sede. “No consignaremos ni un solo centavo más, ni un aporte más al presupuesto de la organización”, aseguró, argumentando que no existen condiciones para que Ecuador vuelva a trabajar la integración sudamericana. En cuanto al retiro de la estatua de Kirchner, afirmó: “Él no representa los valores y la ética de nuestros pueblos”.
Inmediatamente después de este anuncio, el ex presidente Correa cuestionó la decisión -a la que calificó como una traición no solo a su patria sino a toda América latina- y sostuvo que, por ella, “Moreno pasará al basurero de la historia latinoamericana”. “No podrán matar los sueños”, remarcó. El oficialismo boliviano también coincidió con Correa. “Hemos pedido que se busque unidad, que se busque consenso de otros países, para que pueda subsistir nuevamente Unasur”, declaró a los medios el presidente de la Cámara de Diputados de Bolivia, Víctor Borda. El diputado del Movimiento al Socialismo atribuyó este anuncio al nuevo mapa político de América Latina. “Lo que pasó con la Unasur es producto de una visión que están promoviendo algunos países latinoamericanos de tendencia de derecha, de destruir la unidad latinoamericana, intentar desconocer Unasur para crear Prosur”, expresó.
Con el abandono de Ecuador y Colombia, el bloque que unió a 12 países y que en la década pasada concentró la articulación de políticas anticolonialistas y a favor de la integración económica y política, quedó reducido a un grupo de cinco: Bolivia, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela. Desde 2015 Unasur tiene la sede de su Secretaría General en Quito, pero desde 2017 el puesto está vacante por falta de acuerdo entre los países miembros. La última persona que ocupó la secretaría general fue el expresidente colombiano Ernesto Samper. En tanto, la sede del Parlamento fue inaugurada el año pasado en la localidad boliviana de San Benito, pero este órgano aún no logró reunirse.
El vaciamiento de la Unasur es una señal de apoyo a la iniciativa del presidente chileno de crear el Prosur. En esta línea, los jefes de Estado que integran el Grupo Lima y que respaldan la iniciativa de Estados Unidos de hacer caer el gobierno constitucional de Nicolás Maduro se reunirán el próximo viernes en Santiago de Chile. Piñera, que en febrero lanzó su propuesta para poner en marcha el nuevo bloque de países de la región, aseguró que Prosur será “una instancia nueva, sin ideologismos, sin burocracia y que está abierta a todos los países de América del Sur que cumplan con dos requisitos esenciales”. Los requisitos, subrayó, son la vigencia plena de la democracia, el Estado de derecho y el respeto pleno de las libertades y los derechos humanos, una fórmula que, aseguró, excluye a Venezuela.
Sin embargo, Ernesto Samper hizo recientemente un llamado a los países de Sudamérica a que valoren la importancia de Unasur. En un reportaje con este diario (8-12-2018), el ex secretario general señaló que “Unasur es un patrimonio muy valioso que no puede perder la región”.