El Banco Central anunció ayer medidas para intentar contener la inflación. La propuesta refuerza el plan que se aplicó hasta ahora. La entidad no innova para contener los precios. La estrategia apunta a endurecer la política de emisión monetaria cero y altas tasas de interés. El titular del organismo, Guido Sandleris, detalló que la meta de base se extenderá hasta final de diciembre y continuará el esquema de absorción extraordinaria de pesos. La intención es llegar a diciembre con una base monetaria 10 por ciento menor en relación con la de igual mes del 2018. La política monetaria contractiva no fue efectiva para contener los precios pero en el Central insisten. En octubre, cuando se puso en marcha el esquema negociado con el Fondo Monetario, la inflación aumentaba al 39 por ciento. Ahora los precios suben al 51.
“Esta inflación es frustrante. Pero la vamos a bajar sin atajos”, planteó Sandleris. El funcionario repitió el discurso de los últimos meses. Aseguró que no se va a dejar apreciar el tipo de cambio ni se van a volver a ofrecer subsidios que no son sostenibles. La propuesta es mantener tasas de interés elevadas y sacar pesos de circulación hasta que los precios cedan. El titular de la autoridad monetaria aseguró que esta es la única alternativa que garantiza un proceso de moderación de precios sustentable en el mediano y largo plazo en una economía como la Argentina. “La inflación afecta a toda la población. El esquema monetario actual tiene como objetivo bajar la inflación permanentemente. Los procesos de desinflación llevan tiempo y requieren consistencia y perseverancia”, mencionó Sandleris.
La idea de atacar el problema inflacionario con medidas monetarias no fue efectiva en los últimos años. Los números hablan por sí solos. En 2016 la inflación fue del 41 por ciento, mientras que en 2017 se ubicó en 26 y en 2018 en 48 por ciento. En los primeros meses de este año el ritmo de aumento de los precios siguió en alza y superó el 51 por ciento anual.
En la hoja de ruta original la base iba a subir cero por ciento hasta junio y a partir de ahora se extiende la meta hasta finales de año. El BC eliminará el ajuste por estacionalidad previsto para junio y absorberá además más pesos respecto de lo que exige la meta para intentar contener la nominalidad de la economía Esta es la principal obsesión de las autoridades del Central: entregarle al mercado una referencia. Esta apuesta por frenar la nominalidad y las expectativas de inflación llevó a lanzar una última medida, en la que se fija en 1,75 por ciento en lugar de 2,00 por ciento el aumento de las bandas cambiarias para los próximos tres meses.
Sandleris mencionó también que se cumplirá el compromiso con el FMI de enviar al Congreso la propuesta para modificar la Carta Orgánica. En ese documento se pondrá como prioridad del BCRA conservar el valor de la moneda y se apuntará a prohibir el uso de la emisión como fuente para financiar al Tesoro. Esto fue una formalidad porque el propio FMI reconoció que es improbable que se apruebe esa reforma en este año.
En la conferencia de prensa de Sandleris hubo pocas preguntas y no hubo espacio para saber por qué la tasa de interés arriba del 60 por ciento parece haber perdido efectividad para controlar la volatilidad cambiaria. Otra de la pregunta sin respuesta es por qué el titular del organismo mencionó que ahora que los precios relativos se ajustaron (tipo de cambio real 60 por ciento más alto que a finales de diciembre de 2015 y recorte de subsidios casi completo) no habrá espacio para que siga acelerándose el proceso inflacionario. El funcionario evitó mencionar los salarios: una tercera variable clave para comprender la evolución de los precios. ¿Sandleris considera que en un año electoral no se buscará recuperar parte de los 20 puntos de ingresos reales que se perdieron el año pasado?