La entrevista a la profesora de inglés trans Quimey Ramos fue una de las experiencias más movilizantes para el grupo de alumnes. Se juntaron con ella en dos oportunidades, en la glorieta de Plaza San Martín, en La Plata. Ella eligió el lugar.
La primera vez, hablaron sobre los contenidos teóricos, lo que publican en las páginas del libro. La segunda vez los hizo jugar, muy al estilo de lo que hacía la activista travesti fallecida Lohana Berkins, según ella les contó. “Y nos dio vuelta la cabeza”, cuenta a Página/12 la profesora de Literatura Andrea Baratz, que lideró el proyecto.
–Yo voy a tirar palabras al aire y van a decir lo primero que les venga a la cabeza –les propuso Quimey.
Entre otras, lanzó la palabra “travesti”.
–Yo no podía salir de la representación de la travesti parada en calle 1, en La Plata, ejerciendo la prostitución. Se me trabó la cabeza. Y los chicos empezaron a tirar “vulnerabilidad”, “fragilidad”, “35”, y yo pregunté “¿35 qué?”. “La expectativa de vida que tienen”, me respondieron. Yo le dije: “Yo me represento a la travesti de la zona roja”. En cambio, los chicos y las chicas ya tenían otra sensibilidad frente al tema. Nosotras, las docentes no estamos preparadas, no sabemos de estos temas… –se sincera Andrea–. Esa segunda vez, no la filmamos, y Quimey nos contó cosas más íntimas, de su vida, de su transición. Fueron casi cuatro horas cada encuentro. Fueron sumamente enriquecedores, de construir el conocimiento entre todos. Y no sentarse a dar cátedra. Nos transformó tanto… La entrevista con Marta Ramallo, la madre de Johana, fue más corta. Porque ella lloró toda la charla. Los pibes también lloraban.