Mientras el secretario de Política Económica se sigue entusiasmando con la posibilidad de que la inflación no supere este año por mucho el 40 por ciento, lo que le permite afirmar que “va a ser más baja que la del año pasado”, los grupos económicos dominantes suspenden personal pero no las remarcaciones de precios. La firma Molinos, productora dominante en varios rubros de alimentos envasados, prepara la nueva lista de precios que llegarán a las cadenas de supermercados esta semana, que incluirían, en una lista de casi 300 productos alcanzados, aumentos de hasta el 15,5 por ciento. Ni la baja del consumo ni reemplazo de productos de primera marca por artículos sustitutos más económicos frena a los controlantes de mercados de consumo masivo, que puntualmente al inicio de cada quincena envían al comercio los nuevos precios, ya se trate de alimentos, bebidas o artículos de limpieza e higiene personal.
Según consignó el portal de noticias I-Profesional, la firma Molinos ya anticipó a sus clientes directos -principalmente distribuidores mayoristas y cadenas de hípermercados-que al inicio de la semana entrante recibirán las nuevas listas de precios para una nómina de unos trescientos productos. Tal como señala el artículo aludido, “como las listas de precios de Molinos suelen ser referentes para el resto de la industria alimenticia, la decisión puede tener un alto impacto” porque otras empresas imitarían los aumentos.
Los aumentos afectan prácticamente a toda la gama de alimentos, muchos de los cuales integran la canasta básica. Aceites, arroz, café, yerba, harinas, fideos, pastas rellenas, rebozadores, productos congelados y premezclas para pizzas o bizcochuelos integran la lista de productos que llegarán con precios actualizados a los comercios en la semana entrante, según el prolijo informe de I-Profesional.
Molinos controla las marcas más fuertes en el rubro Aceites, en el que los aumentos oscilarán entre el 7 y el 11 por ciento. También tiene las marcas más conocidas en fideos secos, producto en el que los ajustes estarán acotados al entorno del nueve por ciento. En Yerbas, el informe señala que los aumentos llegan hasta el 15,5 por ciento, mientras que las harinas (que vienen de incrementos fuertes durante el año pasado, reflejando casi en forma mecánica la suba en la paridad cambiaria) observarían esta vez aumentos más moderados, del orden del 4 al 7 por ciento. El mayor incremento por rubro se identifica en los productos congelados, en los que las nuevas listas reflejarán ajustes del 14 al 15,5 por ciento.
Ajeno a esta realidad, y a la destrucción industrial y retracción de la inversión y consumo que está produciendo la política de altas tasas que el gobierno se empeña en sostener, Miguel Braun pronosticó ayer que la inflación bajará este año gracias a las medidas de restricción monetaria anunciadas por el Banco Central y la subasta de dólares que ofrecerá el Tesoro Nacional a partir de abril, por 60 millones de dólares diarios. Créase o no, el mismo funcionario que en la semana declaró que “técnicamente, la recesión terminó en noviembre pasado”, sostuvo ayer en un reportaje radial que “este año el Banco Central está implementado una política monetaria muy dura que apunta a que la inflación vaya bajando y, de hecho, va a ser más baja que el año pasado”.
Consideró, sin embargo, que la inflación “sigue en niveles elevados en parte por el aumento de los precios regulados y porque todavía quedan coletazos de la devaluación”, pero confió en que muy pronto “la inflación va a ir bajando” por las virtudes de la política monetaria. Si para Braun la recesión terminó en noviembre, no hay por qué pensar que, en un par de meses, pueda estar diciendo lo mismo de la inflación.