Lejos de pelear por el título, pero con ambos jugándose sus respectivos boletos a las copas internacionales, había mucha expectativa en el Monumental donde se disputó uno de los clásicos más tradicionales de la historia del fútbol argentino. Y la victoria inapelable fue 3-0 para River ante un Independiente descolorido que insinuó al principio de cada etapa, pero acabó desinflándose ante la notoria supremacía del local. Con tantos en el complemento del juvenil Julián Alvarez, en su primer gol en la Superliga, Ignacio Scocco de penal, y Lucas Pratto, otro ingresado, el conjunto de Marcelo Gallardo, en el que finalmente debutó Jorge Carrascal —el Neymar colombiano—, se floreó ante su ilustre visitante, alcanzó los 42 puntos y se acerca al objetivo de jugar la Libertadores 2020. El equipo de Ariel Holan, que terminó con diez por expulsión de Jorge Figal, jugó mal, se plantó con 32 unidades en la tabla y deberá remarla para conseguir un pasaje a la próxima Sudamericana.
A cancha llena a excepción de un hueco que simbólicamente representaba la ausencia de la barra de River, el duelo prometía dado que el último campeón de América se enfrentaba con el autodenominado Rey de Copas. Pero antes de que la pelota empezara a correr, precisamente cuando la voz femenina del estadio anunció las formaciones de ambos, Pablo Pérez recibió una estruendosa silbatina, mientras la platea, en particular, le dedicaba al ex volante de Boca un poco amable “Ponete el parche la p... que te parió”, en alusión a los gravísimos hechos ocurridos de la revancha de la Superfinal de la Copa Libertadores que debió disputarse en Madrid.
Con su última línea bien adelantada, Independiente arrancó parado en mitad de cancha, dispuesto a no ser convidado de piedra. Y en seguida, luego de una gran recuperación de Domingo, un ex River, un contragolpe comandado por Sánchez Miño, que tuvo mucho protagonismo en ofensiva, llevó cierto peligro a la valla local. Con la reaparición en el once titular de Silvio Romero y un activo Cecilio Domínguez, el marco imponente y repleto de hinchas millonarios parecía no amedrentar a los visitantes.
Así las cosas, al conjunto de Gallardo le costó unos minutos acomodar sus líneas, pero cuando lo logró en seguida paso a ser superior con la inteligencia de Quintero, que las iniciaba todas. Precisamente con un pase profundo del colombiano, Suárez ingresó velozmente al área y se llevó puesta la pierna de Figal en busca de un penal que el árbitro no compró. River seguía dominando el juego y el 10 colombiano tuvo un par de ocasiones y en una casi hace un gol olímpico. Pero la más clara llegaría con un centro de Suárez para que Scocco, de frente al arco, se tirara de palomita y Campaña pudiera lucirse. El Rojo se salvaba de milagro.
En el complemento arrancó mejor Independiente. Al minuto, entre el ingresado Benítez y Sánchez Miño armaron una contra que Armani pudo conjurar y, en seguida, un corner encontró a Franco cuyo cabezazo dio en el travesaño. Encima, Quintero debió salir por lesión y su reemplazante Alvarez, en la primera que tocó, la mandó al fondo del arco. En su mejor momento, el Rojo quedaba abajo en el marcador pero lo peor vendría cuando Campaña, que había tenido un buen partido hasta entonces, cometió un penal que Scocco con un poco de suspenso cambió por gol.
El Rojo acusó el golpe y se derrumbó. Luego vendría el mazazo de Pratto que sentenciaría el pleito. Hace diez años que el Rojo no consigue un triunfo en Núñez y deberá seguir esperando. En contrapartida, River es pura alegría y se afirma en el cuarto puesto.