PáginaI12 en Venezuela
Desde Caracas
Venezuela parece en el punto de la suma cero en el enfrentamiento entre el autoproclamado Juan Guaidó y el gobierno de Nicolás Maduro. Ningún acontecimiento ha tenido la suficiente fuerza para cambiar la relación de fuerzas en el objetivo de mínima que busca la estrategia de Guaidó: poner a Maduro contra las cuerdas para forzarlo a una negociación en correlación adversa. El de máxima, lograr el “cese de la usurpación” con su partida anticipada del Palacio de Miraflores, parece aún más lejano, improbable por el momento.
En ese marco se suceden movilizaciones, narrativas, escenarios diplomáticos y operaciones no declaradas. Acerca de las movilizaciones, Caracas fue nuevamente escenario de un acto del chavismo el día sábado, con una reafirmación de la capacidad de convocatoria. La oposición por su parte, con Guaidó a la cabeza, realizó un acto en la ciudad de Valencia, y ayer una actividad en Vargas. Su salida de Caracas se debió al inicio de lo que Guaidó denominó la Operación Libertad.
“Uno, organizarnos y montar comandos por la libertad para el cese de la usurpación. Dos, ubicar a empleados públicos y militares y hablarles amablemente porque estamos en el momento definitivo del cambio, y tres, dirigirnos a Miraflores a reclamar y a exigir la libertad de Venezuela”, dijo en Valencia. Utilizó el repetido “todas las cartas están sobre la mesa”, en referencia a la promesa sin fecha de pedir la intervención militar norteamericana.
La gira de Guaidó por el país aún no tiene día anunciado de finalización. Las imágenes muestran una capacidad de convocatoria con tendencia al declive que no se sale de los marcos habituales de la oposición. Suficiente para las fotografías, poco para los objetivos planteados. Nada es definitivo, aunque no parece demasiado arriesgado afirmar que uno de los problemas que enfrenta el discurso de Guaidó es la dificultad para acercar la realidad de la correlación de fuerza a los niveles de expectativa creados en su base social. El tiempo pasa, la silla presidencial no parece más cerca, la discursividad del inmediatismo se desgasta.
Quien se refirió a la cuestión temporal fue Elliot Abrams, representante del gobierno norteamericano para Venezuela, conocido, entre otras cosas, por haber conducido la guerra mercenaria en Nicaragua en los años 80. “No esperábamos que esta situación se resolviese de forma instantánea. Además, nuestras sanciones, que están empezando a morder, no están completamente en marcha”, afirmó. Esa manera de plantear el escenario se distanció de las declaraciones de hombres como Mike Pompeo que hablaban de días y horas finales de Nicolás Maduro.
Pompeo, secretario de Estado norteamericano, quien había estado al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por decisión de Donald Trump, afirmó a su vez su gobierno está “decidido” a hacer ingresar la ayuda humanitaria a Venezuela. Junto con eso, se supo que el punto de acopio sería la isla de Curazao, un enclave colonial de Holanda en el Caribe, situado a 295 kilómetros de Caracas, y a 139 de Punto Fijo, donde se encuentra una de las principales refinerías de Pdvsa.
Aún no se sabe cómo y cuándo sería el posible nuevo intento de lograr el ingreso de la ayuda humanitaria. Dependerá de varios factores, entre otros diplomáticos, una agenda en constante movimiento que tiene como próxima fecha central mañana 19 de marzo, cuando se reúnan Elliot Abrams y el viceministro de asuntos exteriores de Rusia, Serguei Riabkov, en la ciudad de Roma.
“Plantearemos con insistencia a la parte estadounidense todas nuestras posiciones, incluida la inadmisibilidad de una intervención militar y, en general, de la injerencia exterior ilegal y de las presiones contra el gobierno legítimo”, afirmó Riabkov. El gobierno de Rusia también se pronunció días atrás sobre el apagón eléctrico sucedido en Venezuela, afirmando que el mismo fue originado desde el extranjero.
La postura pública de Estados Unidos respecto a los escenarios posibles no ha cambiado. Abrams volvió a afirmar que no existe posibilidad de que Maduro presida un gobierno de transición o se presente a elecciones. Se refirió también a la posibilidad de que el gobierno de España permita que los altos dirigentes de la revolución puedan irse a ese país como posible puerta de salida. No existe aún respuesta, en particular debido a los errores diplomáticos del gobierno de Pedro Sánchez reconocidos por su ministro de relaciones exteriores, y porque la dinámica interna parece marcada por las elecciones el próximo 28 de abril.
Ese cuadro en constante movimiento permite anticipar posibles nuevas acciones. Además de un posible intento de ingreso por la fuerza con el argumento de la ayuda humanitaria, también parecen prepararse acciones bélicas. Una de ellas con la hipótesis de ataques dirigidos por estructuras paramilitares/mercenarias, y otra con la conformación del cuadro internacional de ataque. Esto último fue señalado por el diplomático venezolano Roy Chaderton, quien afirmó que “la oligarquía colombiana” está dispuesta a emprender una maniobra bélica contra Venezuela.
Mientras se espera y anticipan los próximos pasos, la cotidianeidad en el país ha recobrado sus rasgos anteriores al apagón. La dinámica política venezolana está marcada por momentos de intentos de quiebre, como el 23 de enero, el 23 de febrero o el apagón, seguidos de relativas calmas, siempre tensas. Se está en ese momento de calma, se intuye, por análisis y lógicas de dinámicas, que volverá un nuevo momento de intento de quiebre para lograr cambiar la ecuación de suma cero que evidencia que, hasta el momento, la estrategia golpista no ha conseguido construir el escenario que tenía previsto.