Hablar del Grupo Macri es hablar de la patria contratista en la Argentina, aquella el Mauricio Macri defendía y definía como “esa sociedad entre burocracia y algunas empresas”. El protagonismo esencial que tuvieron los grupos económicos en los noventa, marcado por los sobreprecios y las concesiones estatales, tuvieron como figura indiscutible al recién fallecido Franco Macri y también al propio Presidente, para tratar de despegarse de los negocios familiares ayer llegó al punto de definir a su padre como un delincuente.
Aunque el Presidente sorprendió al vincular a su padre en un supuesto esquema “extorsivo del kirchnerismo en el que para trabajar había que pagar”, su vinculación con el holding familiar es indiscutible. Lo muestran los registros de años atrás, en los que un joven Mauricio Macri decía sin ruborizarse que se sentía “directamente involucrado” en los negocios de la familia y “parte responsable de ese sector al que se mal llama patria contratista”.
El entonces directivo de la organización Socma, quien se autodefinía como parte del holding del comité directivo que decidía la política general de la empresa, hablaba entre risas de ciertos “huecos” en las reglas que le permitían a las compañías abarcar la mayor cantidad de concesiones estatales. “Nunca nadie es culpable por sí solo de lo que pasa”, decía el actual mandatario al explicar las estrategias empresariales para resultar adjudicatarios de los principales negocios de obras estatales.
“Forma parte de las reglas en los que uno se tiene que desenvolver y ha permitido que ciertas empresas por esas reglas que siempre tienen accesos y huecos en los que se puede filtrar, permitieron que se forme esta sociedad entre burocracia y algunas empresas”, prosiguió Mauricio en una entrevista con Bernardo Neustad. Estatización de sus deudas en la dictadura, cuestionadísimos contratos durante el alfonsinismo, privatizaciones escandalosas durante el menemismo y pesificación con el duhaldismo son algunas de los recursos que utilizó el grupo para expandir sus negocios.
Aunque ayer el presidente intentó ubicarse en las antípodas de Franco Macri, despegarse para que su nombre no esté asociado al esquema, teniendo en cuenta que él mismo libra la batalla contra el supuesto “sistema de obra pública del kirchnerismo”. Lo más fácil fue adosar todos los estigmas de su familia directamente en “el padre que tuvo”, del que sin más aseguró que había incurrido en un delito, en alusión al presunto pago de coimas.