La Federación Nacional de Inquilinos difundió que en el último semestre casi un tercio de los contratos de alquiler sufrieron una rescisión anticipada por dificultades de pago. Esto no sólo se debe al incremento del peso del alquiler sobre los salarios sino al fuerte encarecimiento general de todos los gastos básicos, que obliga a los hogares a achicar el presupuesto intentando no afectar lo destinado a servicios públicos y alimentación. En la misma línea se puede leer la caída de la matrícula en la escuela privada y la rebaja en los planes de salud y otros servicios.
La entidad que agrupa a inquilinos realizó su tercer encuesta sobre 4200 casos de alcance nacional. El 30,3 por ciento de los encuestados contestó que tuvieron que rescindir su contrato durante los últimos seis meses por dificultades en sostener el pago del alquiler. El número alcanza el máximo del 34,9 por ciento en la franja de inquilinos de 18 a 24 años, mientras que entre 46 y 55 años se reduce hasta un 20,22 por ciento. “La rescisión anticipada de contratos aparece como la principal respuesta de los inquilinos que ya no pueden afrontar los pagos. Son cada vez más quienes se mudan a viviendas más pequeñas o alejadas, los que comparten techo con padres, hijos o hasta desconocidos o quienes alquilan habitaciones derruidas en hoteles familiares. En el otro extremo de la pirámide inquilina, están quienes alquilan en villas o asentamientos por primera vez en su vida o quienes engrosan el número de personas en situación de calle”, señaló Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos.
Entre las causas directas de la rescisión anticipada de contratos está el incremento de los precios de los alquileres. Los datos de la encuesta marcan que en febrero de 2018 los inquilinos destinaban en promedio el 41 por ciento de sus ingresos al pago del alquiler. En agosto, ese número se incrementó al 45 por ciento y actualmente está en el 47 por ciento. Entre los jóvenes y adultos mayores, la porción del ingreso destinada al alquiler es del 55 y 53 por ciento, respectivamente. Esas subas se explican porque las renovaciones de contratos soportaron aumentos en promedio del 36,9 por ciento, junto a las subas semestrales acumulativas del 15 por ciento.
El desagregado regional muestra que en la provincia de Córdoba, el peso de los alquileres sobre los ingresos supera a la media del país. “Encima, en el mercado inmobiliario cordobés el inquilino se tiene que hacer responsable de todos los impuestos de la propiedad, a diferencia de otras provincias, en donde aunque sea el impuesto de rentas el propietario lo paga”, dijo Maximiliano Vittar, presidente de Inquilinos Córdoba.
El deterioro de la situación inmobiliaria no se explica únicamente por la suba de los precios de los alquileres sino por el encarecimiento general de los gastos básicos. Sólo en los últimos doce meses, el capítulo de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles que mide el Indec registra una suba del 52,4 por ciento, el transporte lo hizo en un 63,6 por ciento, alimentos y bebidas avanzó un 58,3 por ciento y salud, un 53,1.
En la misma línea de la rescisión del contrato de alquiler para pasar a una vivienda más pequeña, con menos comodidades o en una zona más barata está la caída del 8 por ciento en la matrícula 2019 de las escuelas primarias y secundarias privadas de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano bonaerense (82.311 alumnos).