Para Agustín Pichot, ex capitán de Los Pumas y vicepresidente de la World Rugby, este es un momento de cambios. Cambios en su deporte para que se popularice más y cambios que proyecta también como empresario de una compañía minera. La vida le sonríe a este ex medio scrum carismático, inquieto, que puede reunirse en Dublín con dirigentes por aspectos organizativos del juego, como con el presidente Mauricio Macri por los intereses comerciales que representa. Hace un tiempo conoció al multimillonario australiano Andrew Forrest, cuya empresa se instaló en San Juan para extraer cobre (una provincia que según su ministro del área tiene potenciales 8 billones de toneladas del mineral). Por esa relación, el rugbier es hoy el responsable para la región de Fortescue Metals Group (FMG). Entonces comenta: “Hay pocas cosas en la economía que realmente pueden generar un cambio en la comunidad y creo que la minería es una”. Sus palabras podrían interpretarse en clave de impacto ambiental. No habló como referente deportivo y sí como hombre de negocios. Con los riesgos que eso implica en una actividad depredadora y con mala prensa como la extractiva. Sobre todo después de la eliminación de las retenciones impositivas.
Pichot y Forrest comparten la pasión por el rugby. El argentino está enfrascado en extender la influencia de su deporte por todo el mundo y que deje de ser un coto de caza de las principales potencias. Un objetivo en el que consiguió avanzar pese a ciertas resistencias de los dinosaurios de la organización que tiene su sede central en Irlanda. Se reunió el jueves pasado en la World Rugby y sacó conclusiones positivas. “Debemos trabajar juntos para garantizar el mejor futuro posible para nuestro deporte: un futuro en el que todos estén incluidos y en el que todos contribuyan y se beneficien de un juego verdaderamente global”, explicó.
El filántropo australiano que lo contrató como presidente regional de su minera es el propietario de la franquicia Western Force, que fue expulsada del Super Rugby donde juegan los Jaguares argentinos. Todo se debió a una reestructuración en la que también quedaron afuera dos equipos sudafricanos. Pero Forrest tiene tal fortuna (se calcula en 5800 millones de dólares a 2019) que se dio el gusto de crear una competencia de menor nivel, pero paralela y de incierto futuro: el Global Rapid Rugby, a la que convocó a rivales de Asia y Oceanía.
FMG, la compañía que integra Pichot, compró una de origen nacional, la Argentina Minera, por dos millones de dólares. Además se quedó con áreas de exploración que alcanzan los 2900 kilómetros cuadrados. Estudia ampliarse de San Juan (donde ya tiene los yacimientos de Calderón, Calderoncito y Rincones de Araya) a Catamarca. En una entrevista que le concedió a El Cronista Comercial, el ex Puma celebró que la minera australiana haya trazado un plan para invertir 10 millones de dólares anuales en el próximo quinquenio. Aun cuando los números globales de FMG –es la tercera productora mundial de hierro– no hayan sido redituables en 2018 y la empresa esté endeudada, el potencial que tiene la región le abre una horizonte de negocios en el que Pichot cumplirá un papel clave. Ese horizonte se llama litio.
Pichot ya se reunió con dos gobernadores de provincias mineras, como Sergio Uñac, de San Juan, y Juan Manuel Urtubey, de Salta. No fue para hablar de rugby, pero sí sobre cómo avanzar con la minería donde los derrames de residuos peligrosos son criticados por los vecinos que los sufren en sus comunidades y diferentes estudios científicos divulgan sus consecuencias. La Asamblea de Jáchal denunció a la mina de oro Veladero y al gobierno provincial. Y la Universidad Nacional de Cuyo confirmó la contaminación del río La Palca, en San Juan, por nuevos derrames no informados de mercurio, manganeso y aluminio de la Barrick Gold, informó el periodista Darío Aranda en este diario.
El ex Puma no es el único rugbier que estuvo por los pagos de Sarmiento, el sanjuanino ilustre, en representación de FMG. Otra minera, la canadiense Yamana Gold, contrató durante los primeros días de marzo los servicios del ex All Black, Chris Jack, un segunda línea que dio una clínica de su deporte auspiciado por la Municipalidad de Jáchal en el Cóndor Rugby Club. Unos días después repitió la visita pero a Catamarca, donde le enseñó destrezas con la pelota ovalada al equipo de rugby del penal de la provincia: Los Awkas (Guerreros Valientes).
La compañía de Canadá fue denunciada a 2553 kilómetros de esta última provincia. Durante la inauguración de las sesiones del Concejo Deliberante local, el intendente Gustavo González, de Puerto Deseado, Santa Cruz, señaló: “Le pido a Yamana Gold que deje de entrar por el patio trasero”. Aludía a la sospecha de que carga en aviones lingotes de oro de su yacimiento en Cerro Moro y los saca del país.
El deporte acerca a la gente donde la minería la aleja. Es un estilo de diplomacia que suele dar resultados y que Pichot conoce a la perfección como embajador de la Fortescue Metals Group de su amigo Forrest. Gracias a los contactos que le brindó el rugby –donde se viene una reestructuración de los principales torneos internacionales después del Mundial de Japón–, el ex Puma se familiarizó con los yacimientos de litio y cobre. Pero la mala imagen que tiene el sector cuestionado por las graves secuelas que deja la minería es como un campo minado de jugadores rivales que le cierran el paso. Pichot tendrá que apelar a la cintura que mostraba en la cancha como medio scrum para manejarse como empresario.